El técnico rehúsa hablar del mercado: “Si hay novedades y posibilidades que se puedem dar, tengo aviso directo”
El entrenador del Valencia, Rubén Baraja.EFE
Rubén Baraja firmó su renovación como técnico del Valencia tras una agónica permanencia con una idea muy clara: no sería portavoz del club. Y menos durante el mercado o para marcar objetivos. Esta función deben ejercerla los ejecutivos locales o la presidenta Layhoon Chan. En esa misma línea se pronunció antes de partido ante Las Palmas en Mestalla, en la semana en la que se ha cerrado la salida de Uros Racic y se trabaja en la de Castillejo, pero sin que se haya concretado aún la de Sergi Canós, Amallah o se haya avanzado en los contactos con el Sevilla por Rafa Mir.
“En pretemporada el objetivo es confeccionar la mejor plantilla posible para luchar por los objetivos como club y tratar de empezar bien la temporada. Siempre se hace una valoración posmercado y el club mandará las directrices para lograr unos objetivos reales y razonables con la plantilla que dispones. El objetivo fundamental es sufrir menos”, se limitó a decir.
¿Quién determinará por qué objetivos luchará el Valencia? Baraja apunta a la cúpula. Deben ser ellos los que expliquen al valencianismo la realidad en la que vivirá el club, por más evidente que sea. Ése es el deseo del técnico, que queda ahora en un segundo plano debido a la competición y a la necesidad de que la dirección deportiva se centre en lograr refuerzos.
A pesar de que admitió la necesidad de “cinco o seis refuerzos” hace unas semanas, el técnico rehúsa de mantener una postura exigente de manera pública. “Sé que hay operaciones en marcha, pero ya hemos comentado en muchas ocasiones la situación que tenemos, lo que pensamos y no me voy a repetir. Estoy centrado en los partidos, pero si hay novedades y posibilidades que se puedan dar, tengo un aviso directo“, advirtió.
La exigencia que imprime Baraja a este Valencia pasa por cuidar los detalles en el vestuario y en el campo. “Tenemos que ser un equipo que el día a día sea muy exigente en cuanto a cómo preparar cada entrenamiento, cada partido y lo que podemos mejorar para ser mejores, y más con las limitaciones que tenemos”, apostilló.
Ante Las Palmas, el técnico vallisoletano apostó por mostrarse como “un equipo reconocible, con señas de identidad claras y darle continuidad al partido de Sevilla con esfuerzo, trabajo e intensidad que nos dé la oportunidad de ganar”.
Nations League
INMA LIDÓN
@inma_lidon
Córdoba
Actualizado Lunes,
25
septiembre
2023
-
23:34La próxima Balón de Oro insiste en pelear "las batallas que tenemos...
No tiene edad para trabajar sin el consentimiento de sus padres, ni para conducir ni para votar. Lamine Yamal acaba de aprobar cuarto de la ESO y se ha convertido en estrella del fútbol con 16 años y 362 días antes de poder hacer todo lo demás, una precocidad superior a la de las grandes leyendas de la historia del fútbol mundial. Ni Maradona, ni Cruyff ni Di Stéfano, ni siquiera Pelé brillaron en un gran torneo tan pronto como el español.
Al brasileño es al que más se acerca. Con 15 años lo sacó el Santos de una fábrica de zapatos donde cobraba dos dólares la hora mientras jugaba en el Baquinho, un club de barrio de Bauru, en el interior de Sao Paulo. Lo hizo debutar un mes antes de cumplir los 16 en un amistoso ante el Corinthians, pero su primer partido oficial lo jugó el 26 de abril de 1957 con 16 años, 6 meses y tres días. Unos meses después, el 7 de julio, jugó su primer partido con Brasil: la Copa Roca y ante Argentina en Maracaná. Perdieron 2-1, pero suyo fue el gol. Su explosión llegó un año después en Suecia. El 15 de junio, ante la URSS, con 17 años, siete meses y 20 días marcó su primer gol para conducir a Brasil a la Copa de Mundo y empezar a fraguar su camino de leyenda.
A Cruyff, del que seguro Lamine Yamal ha escuchado mil y una historias en La Masía, también le costó algo más acaparar las miradas. A los 12 años, y tras el repentino fallecimiento de su padre, entró en el Ajax, donde debutó en la élite con 17 años, seis meses y 21 días. Sin embargo, para vestir la 'orange' tuvo que esperar hasta los 19 años, en septiembre de 1966 con un 2-2 ante Hungría con un gol suyo. Ese año también ganó la Liga. Su liderazgo con Holanda se fraguó en los 70, tras recibir el Balón de Oro con 24 años.
El fútbol de Cruyff le queda lejos hasta al padre de Lamine, que apenas tiene 36 años, pero seguro que recuerda a Diego Armando Maradona y su talento puro. El argentino también fue precoz. Con 15 años, once meses y 20 días debutó con la camiseta de Argentinos Juniors, cuando ya habría brillado en su equipo infantil, que apodaban Cebollitas. Menotti le llamó para debutar con Argentina con 16 años y 119 días, pero no contó con él para el Mundial del 78, uno de los momentos más amargos de la carrera de Maradona, que se convertiría en icono del fútbol mundial a mediados de los 80, pasados los 20 años.
Con 16 años, Alfredo di Stefáno estaba ayudando a su padre con en el campo y con la ganadería. Había abandonado los estudios para contribuir a la economía familiar pero no la pelota. Aprovechaba cualquier momento para jugar allá donde fuera y su talento llegó a oídos de River Plate. A los 17 años le fichó River Plate, que no le hizo debutar hasta dos años después, luego lo cedió a Huracán para recuperarlo en 1947 y proclamarse campeón de Liga, máximo goleador con 27 goles y campeón con Argentina del Sudamericano, en el que marcó cinco goles en seis encuentros. Esa misma temporada, el 4 de diciembre de 1947, jugó por primera vez con Argentina. Tenía 21 años y 147 días. Fue en Ecuador con una goleada 7-0 a Bolivia en la que marcó.
Lamine Yamal.MIGUEL MEDINAAFP
De Zinedine Zidane hay poco que explicarle a Yamal, aunque recuerde más su faceta de entrenador del Real Madrid que de jugador. También llegó rápido al profesionalismo, pero le costó más entrar en la selección francesa. El 18 de mayo de 1989, con 16 años y 329 días, firmó su contrato con el Cannes para debutar en la Ligue 1, pero no fue hasta cinco años después, en agosto de 1994, tras el Mundial de Estados Unidos al que no fueron los bleus y tras cumplir los 22, cuando la absoluta le llamó para un amistoso contra la República Checa en Burdeos, ciudad y club para el que jugaba. El marcó los dos goles que hicieron empatar a Francia.
El 'padrino' Leo Messi
A Lamine nadie le tiene que explicar qué hacía Leo Messi a los 16 años, porque en La Masía convive con quienes le conocieron. De hecho, el argentino le 'apadrinó' sin saberlo en un calendario solidario en el que el joven jugador de 20 años del Barça sostiene a un bebé de Mataró que se había inscrito para participar en esa acción solidaria en la que se volcó el club. Con la edad de Yamal, el argentino ya asombraba, pero fue Rijkaard quien lo llevó al primer equipo el 16 de noviembre de 2003, con 16 años y 145 días, en un amistoso ante el Oporto de Mourinho. Su debut en Liga fue el derbi ante el Espanyol en Montjuic un año después. No tardó en vestirse la albiceleste. Fue en Budapest en el verano de 2005, con 18 años y 55 días. A Lamine aún le faltaban dos años para nacer.
A Cristiano y a Mbappé también se les puso el foco muy rápido. Con 16 años, el portugués daba su primera entrevista después cuatro años en la cantera del Sporting de Portugal. Su familia había cambiado Funchal, en Madeira, por la capital buscando la progresión, que llegó con el debut en Primera con el 29 de septiembre de 2002, con 17 años y 233. La Eurocopa de Portugal en 2004 le abrió las puertas de la selección un año antes e hizo su debut recién cumplida la mayoría de edad.
Kylian Mbappé no es de la misma generación, pero Yamal se va a cruzar con él muchas veces. En la primera, ya le derrotó. El francés tiene el récord de precocidad en la Ligue 1 al debutar con el Mónaco en 2015 con 16 años y 347 días, de manera que superaba a Thierry Henry. Su primer gol lo marcó con 17 años y 62 días, pero la internacionalidad absoluta no le llegó hasta 2017 con 19 años, lo que convierte en más extraordinaria la precocidad del joven español.