«Ser agradecidos es la forma más importante de la humildad. Entender que lo que tienes no sólo es fruto del esfuerzo propio, sino también de lo que se te ha dado, de los que vinieron antes que tú. Es el respeto a la historia, al legado, a la identidad». Este discurso de David Beriáin, periodista navarro asesinado en Burkina Faso en 2021 mientras grababa un reportaje, recibe cada día a los futbolistas que saltan al césped de El Sadar. Sus palabras, escritas en el lateral izquierdo del túnel que conecta los vestuarios con el terreno de juego, están grabadas a fuego en el escudo del Club Atlético Osasuna, en su forma de ser y de enseñar y en los tres kilómetros y medio que separan el estadio de la ciudad deportiva de Tajonar, corazón del club y fábrica de los sueños rojillos. Hasta allí viajó EL MUNDO para conocer ese ADN que ha llevado al conjunto de Pamplona a jugar este sábado la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid. La segunda final de su historia.
En Tajonar, una localidad de apenas medio millar de habitantes pegada en asfalto y sentimiento a Pamplona, Osasuna construyó a principios de los ochenta unas instalaciones que hoy son principio y fin de los éxitos del equipo. Un complejo que más allá de los edificios y los campos de fútbol, sirve para comprender la idiosincrasia del club gracias a su gente, sus empleados. Este periódico entra en Tajonar con la libertad de ser «uno más» en una mañana de trabajo cualquiera. El frenesí por la final de Copa contagia el carácter normalmente calmado de los navarros, pero la vida sigue mientras el sábado se acerca. Los casi 200 niños y niñas que se forman en las categorías inferiores entrenan con la misma normalidad que lo hace el primer equipo de Jagoba Arrasate, que se despide con prisa después de una breve conversación porque debe recoger a sus hijos del colegio. Es el resumen de un club.
«Los chicos y chicas que están aquí sienten la cercanía y la normalidad. Somos una familia», reflexiona Patxi Puñal, leyenda de Osasuna y ahora director técnico de Tajonar. El eterno capitán, el futbolista con más partidos en la historia del club (513), lidera ahora el trabajo que se hace con los adolescentes rojillos. A su lado, sentados en un despacho desde cuya ventana se escuchan los gritos del entrenamiento del filial, está Ángel Alcalde, director del fútbol base. «Osasuna es sobre todo esencia, humildad, saber que siempre hay algo de lo que aprender o en lo que ayudar, respeto y compromiso», enumera.
Mientras el filial comparte una tortilla al terminar su entrenamiento, EL MUNDO charla con los dos responsables de la cantera de Osasuna, culpables, entre otros, de que haya hasta 8 canteranos participando con el primer equipo, una cifra que le acerca al top-5 de LaLiga en este aspecto. Navarra es la comunidad con mayor presencia de jugadores en Primera, Segunda y Primera RFEF valorando el impacto por cada 100.000 habitantes. «Somos una aldea gala», bromean. «Jugamos con el talento navarro. Con eso competimos. En el juvenil no hay chicos de fuera y en toda la cantera sólo uno de Madrid. En Navarra somos muy poquitos, poco más de 600.000 habitantes, que son un par de barrios de Madrid. Buscamos talento debajo de las piedras y lo damos absolutamente todo por cada chico», explica Alcaide.
El “punto crítico” de 2015
En Tajonar, donde reina un edificio principal gris, alejado de cualquier lujo al que rodean varios campos, tienen las ideas muy claras y hay más vida que nunca, pero no siempre fue así. Nadie en Pamplona olvida los veranos de 2014 y 2015. «Fue un punto clave, crítico», recuerdan en la ciudad deportiva. En 2014, el conjunto navarro descendió a Segunda División, «lo pasó muy mal para inscribir al club en ese verano de 2015», y nueve meses más tarde, el domingo 7 de junio de 2015, se salvó del descenso a Segunda B en el último minuto del último partido gracias a dos canteranos. David García, ahora internacional, anotó el 2-1 que recortaba distancias ante el Sabadell y en el 90, Javier Flaño completó la remontaba y mantuvo al club en el fútbol profesional. «Osasuna hubiera muerto. Hubiera desaparecido», rememora Alcaide.
En plena crisis, «una crisis que daba miedo», con una deuda de casi 100 millones y cortes de luz por no pagar las facturas, a Osasuna «sólo le quedó Tajonar, su ser», detalla ahora Puñal, que colgó las botas con el descenso pero nunca se alejó del corazón de la institución. Con él, con ex futbolistas que llegaron a Primera como Pablo Orbaiz, que saluda tímido al pasar por la sala donde está trabajando con su equipo, o Miguel Flaño y con ex canteranos que han vivido toda la vida en Pamplona, el club creó el Método Tajonar, una revolucionaria forma «de ser y trabajar» que un lustro después ha convertido a la cantera rojilla en la sexta cantera de Europa, según el Observatorio CIES, que mide el impacto de los jugadores de la casa en el primer equipo de las cinco grandes ligas del continente.
“La mayor fuga de talentos de nuestra historia”
Ahí están David García, Unai García, Moncayola, Kike Barja, Roberto Torres y los jóvenes Aimar Oroz, Diego Moreno o Pablo Ibáñez. Estos últimos diciendo «no» en su momento a ofertas de otras canteras importantes y quedándose en Tajonar, de donde han salido otros como Mikel Merino, por puro «amor al club». «En 2016 esto era un solar, teníamos pocos medios. Y de repente Aimar Oroz, que venía de ver Valdebebas con sus padres, decide quedarse porque quería jugar en Primera con Osasuna. Eso fue una inyección de moral increíble», afirma Alcalde.
Con 150 clubes convenidos y 20.000 futbolistas en la órbita de su cantera en toda la región de Navarra, el Método Tajonar ha impulsado a Osasuna hasta la final de Copa. «En 2016 teníamos tres contratos en la cantera y la fuga de talentos era la mayor de nuestra historia. No había nada, pero ahora tenemos un programa formativo integral con seis dimensiones más allá del fútbol para que los chicos se puedan quedar aquí», asegura Alcalde, mientras que Puñal admite que «sabemos lo que queremos ser, la dirección y el camino. Tenemos un modelo personalizado y muy claro de lo que tenemos que enseñar a los chicos».
“No podemos dejar juguetes rotos”
El Método Tajonar existe, dicen, «por responsabilidad con los chicos de Pamplona, para no dejar más juguetes rotos». «Ni el fútbol ni Osasuna pueden dejar más juguetes rotos aquí. No pueden jugarse su futuro a una carta sabiendo lo complicado que es», asegura Alcalde. Por eso, en Tajonar se forman «en la parte deportiva, académica, de salud, social, emocional y humana». «Hemos creado un ADN Tajonar para esas dimensiones. Te tiene que aportar algo haber pasado por aquí, más allá del fútbol, Tajonar tiene que ser garantía de éxito en lo deportivo y en lo humano»
Ese método ya ha llamado la atención de otras canteras. «Se sorprenden de que aquí los jugadores del primer equipo entrenen por posición con los canteranos, por ejemplo, pero se trata de dar normalidad. Maman Osasuna desde que nacen y todo eso genera un sentimiento de pertenencia», resume Puñal. “Cuanto más grande eres, más normal tienes que ser. En otros sitios tenían más calidad, pero aquí somos trabajadores y constantes. Hay menos ego».
Un paseo por Tajonar sirve para ver que no tiene ni los mejores edificios ni los mejores campos, pero la calidad humana se eleva por encima de cualquier cosa. «Otros clubes son superiores en lo económico, pero no nos pueden ganar en lo formativo. Antes se tenían que ir, ahora no. ¿Cuánto vale dejar a tu familia, tus amigos y tu hogar? Queremos que no merezca la pena. El futbol necesita un cambio radical en su base. Que aporte a tu vida a todos los niveles», finaliza Alcalde.
El Big Data navarro
A la espera de ampliar y mejorar los edificios de su ciudad deportiva, algo para lo que invertirá el dinero recibido por el fondo CVC, uno de los grandes avances de la cantera de Osasuna está siendo el Big Data. Una herramienta primordial en cualquier estructura del fútbol europeo, ya sea en la base en la elite, y que en Tajonar se intenta exprimir dentro de los recursos, límites y posibilidades que tienen. «Espinilleras inteligentes, GPS integrado, cámaras tácticas, análisis de modelo formativo, análisis individual de las acciones por partido…». Ángel Alcalde, director de fútbol base de Osasuna, enumera algunas de las ventajas que logra el club con el uso de las nuevas tecnologías. Además, para llevar el análisis «a otro nivel», Osasuna ha cambiado la jerarquía de los cuerpos técnicos de sus categorías inferiores. No tienen primer y segundo entrenador, sino que hay un «entrenador generalista» de un equipo y luego hay tres asistentes por equipo que se encargan sólo de «5 o 6 jugadores», aseguran.
De Zoco a Muniain
Históricamente, Osasuna ha ido observando cómo las principales estrellas de la cantera del fútbol navarro terminaban triunfando lejos de Pamplona. Lo vivió con Ignacio Zoco, que después de tres años en el equipo decidió hacer las maletas hacia el Real Madrid. Una decisión comprensible en el momento, pues terminó ganando siete Ligas y una Copa de Europa. Más tarde le tocaría a Jon Andoni Goikoetxea, el navarro con más partidos en la selección, que dejó Osasuna para triunfar en la Real, el Barça o el Athletic. También se escapó del radar de Tajonar José Mari Bakero, que de adolescente ya jugaba en la cantera de la Real.
En el siglo XXI, y a pesar de algunos éxitos como los de Azpilicueta o Monreal, que llegaron al primer equipo, los jóvenes se alejaban de Tajonar. Muniain, Javi Martínez, Merino, Sancet… Incluso Nico Williams. Ahora, parece que nadie quiere irse de Tajonar.