Tampoco jugará en Madrid y, si llega a París, podría hacerlo sin bagaje alguno sobre tierra batida
Lo advirtió Toni Nadal el miércoles, un día antes de conocerse su baja en el Mutua Madrid Open: incluso si llega a Roland Garros sin jugar torneo alguno previo sobre tierra, considerará a Rafael Nadal entre los favoritos para ganar el título. En similar línea se manifestaba Casper Ruud fechas atrás. Pese a los 37 años que cumplirá el 3 de junio, el 14 veces campeón del torneo se ha hecho acreedor a una confianza que confronta con la inquietante realidad.
Ausente en el Masters 1000 de Montecarlo, donde el director del torneo había dado por hecha su reaparición, y en el Conde de Godó, que se disputa esta semana en Barcelona, el poseedor de 22 títulos del Grand Slam anunció este jueves que tampoco podrá disputar el Mutua Madrid Open, que comienza el próximo lunes.
«Como sabéis me hice una lesión importante en Australia, en el psoas. En principio tenían que ser de seis a ocho semanas de período de recuperación y ya vamos por la catorce», explicó a través de un vídeo colgado en su cuenta de Instagram.
Nadal no compite desde que perdió en segunda ronda del Abierto de Australia ante Mackenzie McDonald, el pasado 18 de enero. Su posibilidad postrera de rodarse en algún torneo antes de Roland Garros, dando por hecho que intentará por todos los medios estar a partir del 28 de mayo en París, será en el Masters 1000 de Roma, que comienza el 8 de mayo. Para entonces habrán pasado cuatro meses desde su último partido.
«La lesión sigue sin curarse y no puedo trabajar lo que necesito para competir. Estaba entrenando, pero ahora hace unos días hemos decidido cambiar un poquito de rumbo, hacer otro tratamiento y ver si las cosas mejoran para intentar llegar a lo que venga», agregó en un vídeo de dos minutos y 18 segundos, mirando a cámara. A diferencia de las dos renuncias anteriores, esta vez eligió un modo cercano y un discurso en el que ofrecía detalles concretos sobre su evolución.
El excepcional caso de 2020
Nadal nunca se ha presentado en Roland Garros sin pisar previamente el polvo de ladrillo. Hay que regresar a 2020, año en el que se suspendieron todos los torneos de primavera debido a la pandemia, para encontrarle con sólo unos cuartos en Roma, disputado en octubre, para imponerse a continuación en París arrollando en la final a Novak Djokovic. El mallorquín, 14º en el ránking, estatus que podría precipitar una duelo en octavos ante Djokovic o Alcaraz, sólo cuenta con una victoria en los cuatro partidos jugados en 2023: ante el británico Jack Draper, en primera ronda del Abierto de Australia. Perdió con anterioridad, en la United Cup, contra Cameron Norrie y Alex de Miñaur.
Desde que ganó su primer título, en 2005, siempre ha disputado Roland Garros, aunque en 2016 se retiró por lesión antes de jugar en octavos frente a Marcel Granollers. La situación es inquietante, más aún si retrocedemos en el tiempo. La rotura abdominal que sufrió en cuartos de Wimbledon ante Taylor Fritz y le impidió presentarse en semifinales contra Nick Kyrgios dio paso a un delicado final de temporada. Ganó cuatro de los nueve encuentros jugados, tras resentirse de los daños y caer en octavos del Abierto de Estados Unidos ante Frances Tiafoe.
Lesiones distintas, pero Nadal no ha encontrado verdadero ritmo de competición desde que ganó el decimocuarto Roland Garros. Incluso entonces, castigado por la necrosis que sufre en el escafoides del pie izquierdo, dolencia de carácter crónico, logró la victoria tras disputar todos los partidos infiltrado, una vez que se agravaron los males en octavos de Roma ante Shapovalov. Hecho a escapar de situaciones críticas, se encuentra ante el más difícil todavía.