El adiós asumido de José María Olazábal: “Cada vez veo menos cosas a las que poder aferrarme”

El adiós asumido de José María Olazábal: "Cada vez veo menos cosas a las que poder aferrarme"

Masters de Augusta

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El español, que ya contaba con la dificultad de pasar el corte, se despide con melancolía del torneo que ganó en dos ocasiones en los años 90

Olazábal, en Augusta.ANDREW REDINGTONGetty Images via AFP

Hay cosas que deberían ser eternas. El campo que, con diferencia, más ha dado a José María Olazábal en toda su carrera, le despidió con tristeza. A sus 57 años, el jugador de Fuenterrabía no sabe cómo detener el tiempo. Lo hacía ralentizando la marcha de su coche cuando entraba por Magnolia Lane, en el inicio de una edición que ya ha concluido para él después de no poder superar el corte. «Una semana más de estar aquí, de buenos recuerdos, de momentos entrañables, pero en lo deportivo va a ser una semana dura», admitía, vislumbrando sus escasas posibilidades de prosperar en el torneo que hizo suyo en 1994 y 1999.

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Tras terminar con +5 el primer día, repitió el mismo balance en el segundo, en esta ocasión con dos birdies y siete boogies. Muy incómodo con el putt, no pudo mejorar en la clasificación y puso fin a su 34ª presencia en Augusta.

Su juego no está y, lo que es peor, no se le espera. «Cada vez veo menos cosas a las que poder aferrarme en el campo, sigo curando, tratando de encontrar algo, y la verdad es que se me está haciendo duro, no os voy a engañar», asumía.

Hubo años en los que era tal la presión y concentración del vasco en los torneos, que sólo por acercarte y preguntarle te taladraba con la mirada. Este Olazábal de barba cana es mucho más jovial y accesible. Su sinceridad duele. «En algún momento llegará», se resignaba, aludiendo a su despedida. «No tengo ninguna fecha, pero me gustaría hacer un par de cosas antes y una de ellas es personal». Tan personal que se la guarda. «No os lo voy a contar».

Sergio García y Rahm

Consciente de que su paso por el Masters iba a ser de dos días, hay todavía un legado que puede contribuir a que su leyenda en Augusta sea más grande. Ése es compartir su experiencia. Por eso esta semana, Sergio García y Jon Rahm tomaron su rebufo como esponjas en la vuelta de prácticas y Olazábal alucinó con ellos. «Jugué con los dos. Es impresionante. Su capacidad de ejecución, de juego es extraordinaria. Me gustaría que Jon tuviera la oportunidad de ganar. Pegó un golpe extraordinario en el 13 al draw [efecto de derecha a izquierda], pero creo que va a necesitar más de eso. Es el único aspecto que creo tiene que mejorar un poco y le ayudaría en este campo. Con respecto a Sergio, ya me demostró de lo que es capaz sólo con verle jugar los primeros hoyos. Ha de tener la cabeza fría y la pacencia para que Augusta no le haga perder la calma y pueda contar con opciones».

Intuición tampoco le falta a Olazabal, que ya veía venir a un Rahm que ayer mantenía su pugna por el liderato. Uno de los momentos que más disfrutó Olazabal fue la cena de campeones. «Fue cordial y emotiva, no hubo ojos morados ni costillas rotas», bromeaba. Lo más delicado no fue juntar a jugadores del nuevo circuito LIV con los del PGA Tour, sino la sopa de tortilla que sirvió el anfitrión Scotty Scheffler. «La verdad es que era potente», reía.

Y por mucho que le hizo sufrir, Olazabal tuvo palabras de cariño para el campo: «Con el cambio que han hecho en el hoyo 13 creo que lo han clavado. Es como devolver al hoyo a su esencia de los años 80».

kpd