LaLiga Santander
Real Madrid 1 Atlético 1
Los rojiblancos, que cinco años después se fueron sin perder del estadio blanco, señalan a Gil Manzano por la rigurosa expulsión de Correa por un codazo a Rudiger: “No era tan de roja”. Grave lesión de Reinildo
“Este árbitro no es muy amigo. Le haces así y a la calle”. Como una premonición, lo avisaba Paolo Futre en la previa de otro derbi marcado por la polémica, el tercero de la temporada, todos, en el que el Atlético termina con un jugador menos. Ya andaba Gil Manzano con el gatillo fácil en un partido de guante blanco donde se contaban casi tantas tarjetas como faltas. Como empeñado en enredarse. Pero cuando Rudiger se derrumbó en el medio del campo, mediada la segunda parte, ni dudó. Ni consultó al VAR. “Así y a la calle”. El codazo de Correa a la altura del estómago del alemán fue tan estúpido y evidente como rigurosa la tarjeta roja que le condenó. “El contacto no fue tan violento para que uno de 1,94 se caiga”, protestó el Cholo.
No había habido ni una tangana hasta ese momento, ni un roce con Vinicius. Deportividad con un Nahuel Molina que le tuvo más o menos controlado y hasta con Savic. Pero la rigurosa expulsión desató la desesperación rojiblanca. Los empujones y las manos a la cabeza del Cholo, que aplaudía con sorna. Quedaban más de 15 minutos y su equipo había resistido sin demasiados alardes en el Bernabéu. En ese momento, justo después de que Ancelotti hubiera inyectado a su equipo la energía de un triple cambio, todo se le fundía a negro al Atlético. Y, sin embargo…
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Ni dos minutos después llegó el gol de Giménez a balón parado, un cabezazo impecable. Y el aluvión del Real Madrid, que no tardó en empatar con un tanto casi idéntico de Álvaro Rodríguez, mientras el Atlético achicaba con 10, intentando esquivar otra fatalidad, otra remontada en un derbi, aún reciente en el recuerdo la de hace unas semanas en Copa. Y lo logró, para al menos aliviar su mala racha en el Bernabéu, también para dejar al eterno rival con la Liga aún más complicada.
Malos recuerdos
Pero en cuanto acabó el duelo, los pensamientos rojiblancos se tornaron a Gil Manzano. Un árbitro que ya les traía malos recuerdos. Tampoco se olvidaba el derbi copero, la posible expulsión a Ceballos que no fue, el comunicado de Gil Marín. “Nada nuevo en el Bernabéu”, tuiteó la cuenta oficial del club. “Yo estaba lejos. No la veo bien. Me comentaron que se podía haber revisado, que no eran tan de roja”, resumía un Giménez que destacó en DAZN el reencuentro de su equipo con el gol a balón parado. “Es un punto que hay que darle mérito. Le pelota quieta siempre fue un arma fuerte para nosotros. En los últimos tiempos hemos perdido efectividad”, resumió el uruguayo, quien había entrado en la primera mitad por la fea lesión de Reinildo: después se confirmó la gravedad, rotura del ligamento cruzado.
Las apreciaciones van por bandos. A Courtois, sin embargo, la roja a Correa no le pareció tan rigurosa. “Con la expulsión nos olvidamos de jugar. Contra 10 no puedes regalar faltas. [La que propició el gol del Atlético] Ha sido muy ligera, pero la ha pitado”, admitió el portero belga: “La verdad es que hace un gesto. Pero no se pueden quejar de la faltita que le han pitado”. “Me ha parecido justa la expulsión”, zanjó Ancelotti.
Esta vez quiso el destino que fuera en el derbi -cinco años después, se fue sin perder en Liga-, ese ha marcado tantas alegrías en estos 11 años pero también sus desvelos más crueles en las finales de Champions perdidas, donde el Cholo atravesara varias fronteras de la historia. Del Atlético y de la propia Liga. Igualó a la leyenda Luis Aragonés como el entrenador con más partidos en el club (612) y superó un récord de Miguel Muñoz, precisamente con el Madrid, que llevaba casi medio siglo vigente: nadie ha dirigido más partidos del mismo club en Primera que Simeone (425).
Y para intentar cambiar la mala racha en el Bernabéu, para igualar su balance con Ancelotti en el 17º derbi entre ellos, el argentino intentó hacer algo nuevo tácticamente de inicio. Plantó un equipo repleto de centrocampistas -tres de ellos, canteranos, Koke, Saúl y Pablo Barrios-, con Griezmann como único faro en punta. Eso le permitía mutar. Aparecía Llorente al comienzo acompañando al francés, pero cuando Vinicius requirió mayores atenciones, le retrasó para que Carrasco diera un paso al frente. No le sirvió de mucho ofensivamente, pero al menos consiguió contener la electricidad del Real Madrid en la primera parte.
La segunda fue otro Atlético, otro partido y otra polémica.