Lukaku encuentra un resquicio en la muralla de Diogo Costa

Lukaku encuentra un resquicio en la muralla de Diogo Costa

1-0 en el Meazza

Actualizado

Un gol del belga otorga ventaja al Inter ante un Oporto lastrado por la expulsión de Otávio y que ve truncada su racha de 22 partidos sin perder (1-0).

Lukaku bate a Diogo Costa, en la acción del 1-0 en el Meazza.AP

El exuberante cabezazo, tras centro de Nicolo Barella desde la derecha, merecía ya el gol, aunque ni el repique del balón en la madera desalentó a Romelu Lukaku. En el área pequeña la seguía esperando el delantero del Inter para batir al fin a Diogo Costa y derribar la resistencia de un Oporto ya por entonces con 10 futbolistas. Aún tuvo arrestos el portero, gran estrella ayer en Milán, para sacar otro disparo a quemarropa de Lukaku, dejando con vida al campeón portugués. La igualdad de ayer en el Meazza augura un apasionante desenlace dentro de tres semanas en O Dragao. [Narración y estadísticas (1-0)]

Tuvo que sacudirse Diogo Costa los nervios del arranque, alimentados por la inseguridad de Iván Marcano y Pepe en el juego aéreo. El natural empuje del Inter, alentado por 70.000 incondicionales, iba a exigirle al máximo. En primer lugar, con un tremendo disparo de Hakan Çalhanoglu en el minuto 18, desde un recóndito rinconcito donde sólo el turco se siente capaz de asomarse al gol. El vuelo para despejar a saque de esquina definía las virtudes de un guardameta que hace sólo unos meses se descolgó con cuatro penaltis detenidos ante Leverkusen y Brujas.

Con únicamente 23 años, Diogo Costa parece asentado en la máxima elite. Y justo antes del descanso, su reacción con el brazo y el codo ante el cabezazo de Alessandro Bastoni, tropezado en la espalda de Mateus Uribe, fue, sin más, una de las mejores paradas de esta Champions.

Onana salva el 0-1

Claro que por entonces, el Inter podía lamentarse de un penalti incomprensiblemente escamoteado sobre Matteo Darmian. Los nervios en el Meazza, tras una acción donde el Oporto no renunció a la pelota cuando en buena lid correspondía, se multiplicaron con una trifulca entre Federico Dimarco y Otávio, lastrados desde entonces por una amarilla.

El juego transcurría fluido, mientras Alexander Ceferin, presidente de la UEFA, asentía desde el palco. Al buen fútbol contribuía el Oporto, con una racha invicta de 22 partidos a la espalda. Y tras el descanso, con Evanilson en el puesto de Galeno, el cuadro blanquiazul se lanzó en serio en busca del gol. Muy cerca se quedaron Zaidu Sanusi y Mehdi Taremi, en una doble oportunidad solventada por André Onana. De inmediato, Inzaghi replicó dando paso a Lukaku y Gosens. Y el intercambio de golpes se hubiese prolongado hasta el final de no ser por una irresponsabilidad de Otavio, cuyo pisotón sobre Çalhanoglu dejó al Oporto en inferioridad. Un lastre demasiado

kpd