Las críticas contra los escándalos del pasado se avivan tras las muertes de Vialli y Mihajlovic, mientras los expertos advierten de los peligros: “No hay voluntad de cambiar el sistema”.
Baggio y Vialli, durante un partido con la Juventus.GETTY
El 15 de enero de 1950, el fotógrafo Corrado Bianchi inmortalizó a Carlo Parola, defensa de la Juventus, en un despeje con su bota derecha por encima de la cabeza. Una acrobacia tan inusual para la época que hizo estallar en aplausos a los aficionado
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El paso adelante, tan prodigioso, ha tomado por sorpresa incluso a Andrea Stella, team principal, y Zak Brown, director ejecutivo. En McLaren no dan crédito a los recientes resultados, recompensa a su sorda labor en la fábrica. En apenas 18 meses han sacado los colores a Mercedes y Aston Martin, dos rivales con mayores recursos, hasta equipararse con Ferrari. Liderados por Lando Norris -vencedor en Miami y segundo en Imola- hoy se sienten ya capaces de desafiar a Red Bull. Porque si hace apenas un año su ritmo en Mónaco les hacía perder casi segundo y medio frente a Max Verstappen, este fin de semana se perfilan como serios candidatos a la victoria. Por si no bastase, la escudería de Woking rendirá homenaje a Ayrton Senna.
Durante la cita con más glamour del calendario, McLaren va a aportar una nota distintiva en su MCL38 con los colores amarillo, verde y azul del casco del brasileño. "Este es un lugar especial para nosotros, así que rendiremos tributo a Ayrton con esta librea especial", adelantó Stella. Sin embargo, en el imaginario de los aficionados la figura de Senna, fallecido en Imola hace 30 años, sigue asociándose al blanco y rojo, los tonos de Marlboro con los que conquistó sus seis victorias en el Principado (1987, 1989-1993).
Los habituales resquemores entre la F1 actual y la industria tabaquera, sumados a la influencia de OKX, patrocinador principal de la escudería de Woking, han propiciado la elección cromática. Y aunque los aficionados más veteranos no anden precisamente entusiasmados, ahora mismo la nostalgia ha de ceder paso a una de las plataforma de criptomonedas más poderosas del planeta. De igual modo, los intereses familiares representan otro punto de discrepancia.
Contra los poderosos
Viviane, hermana y garante de su legado, no ha viajado a Mónaco porque anda en Portugal cuidando a la abuela, de 88 años. De modo que la representacion corresponde esta vez a Bianca y Lalalli, las sobrinas del mito. "Es una muestra de la increíble labor benéfica del Instituto Ayrton Senna", valoró Bianca, embajadora de esta asociación, sobre los beneficios que aportarán las ventas del deportivo de calle diseñado al efecto. Claro que, por encima de lo humanitario siguen pesando las estrategias de marketing. Y si Senna se convirtió en un símbolo de este deporte fue, entre otros motivos, por su empecinada lucha contra los poderosos.
Nada mejor para interpretar su vínculo con el Principado que el recuerdo de 1984 y 1988. Es decir, la célebre remontada bajo la lluvia de su debut, al volante de un Toleman, y el trance, casi místico, en el viraje de Portier, uno de los más bellos fiascos en la historia del Gran Circo.
Porque aún hoy, cuatro décadas después, cuesta entender los motivos que llevaron a Jacky Ickx, director de carrera, a ondear la bandera roja y detener en la 32ª vuelta aquella exhibición del paulista bajo el diluvio. Había partido decimotercero en la parrilla, pero pronto se colocaría tercero, antes de devorar a Niki Lauda. Entonces rodaba dos segundos por vuelta más rápido que el McLaren de Alain Prost. Aún quedaban 44 giros por delante y el líder ya sólo contaba con siete segundos de margen. La decisión de Senna de cruzar la meta por delante del francés, fue algo más que una protesta simbólica, porque todos sabían de cómo Jean-Marie Balestre, presidente de la FISA, protegía a Le Professeur.
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Aquella herida nunca suturó del todo y el pique volvió a reeditarse cuatro años más tarde. Sobre una pista mojada, Senna había rubricado una asombrosa pole, con 1,42 segundos de ventaja sobre su compañero en McLaren. "Él asume sus riesgos, pero no es mi estilo", rumió Prost, con cierto espíritu visionario.
Por entonces, nadie se acercaba siquiera a la pericia entre los muros de Senna, que durante la carrera nadie dio rienda suelta a su descomunal talento. De modo que, a falta de 12 vueltas, la ventaja sobre Prost rondaba los 55 segundos. Gerhard Berger, al volante del Ferrari, cedía 70, así que Ron Dennis, desde el muro, tuvo que suplicarle que levantara el pie. El brasileño no hizo ni caso. Sólo dos giros más tarde estrelló su MP4/4 a la entrada del túnel.
Mientras unos esperaban a Max Verstappen y otros se decantaban por la opción más conservadora de McLaren, George Russell surgió desde la nada para apuntarse la pole en Singapur (1:29.158). El británico trituró los pronósticos con su Mercedes, mientras el tetracampeón cumplía a medias con sus planes. La primordial era salir por delante de Oscar Piastri, tercero y Lando Norris, quinto. Sin embargo, sus remotas opciones de un quinto título pasaban por liderar la parrilla y desde allí volar hacia la victoria. Porque Marina Bay es el único circuito del Mundial donde aún no ha ganado y ahora Russell se ha interpuesto en su camino.
La progresión de Red Bull en las calles de Singapur, apuntada desde el viernes, quedó patente durante la qualy. Un pobre consuelo para Verstappen que se quedó con las ganas de festejar allí su primera pole. Todo por culpa de su odiado Russell, con quien ha protagonizado más de una escaramuza, que no lideraba una parrilla desde el GP de Canadá. Tras su primer intento de la Q3 (1:29.165), cuando rozó las protecciones de la curva 17, arañaba 175 milésimas a Mad Max. Y aún pudo recortarlo siete milésimas, mientras el holandés abortaba su vuelta en los últimos metros, consciente de que ya había perdido cualquier opción.
Todo un rearme moral para el líder de Mercedes, que en la segunda sesión libre del viernes había destrozado su alerón delantero contra las protecciones de la curva 16. Impulsado por una sorprendente dosis de confianza, ya marcó la referencia en la Q2, con 10 milésimas sobre Verstappen. Su velocidad contrastó con el decepcionante papel de Norris, absoluto dominador del GP de Singapur 2024, cuando se impuso con 20,9 segundos en la meta. Tampoco hubo nada especialmente reseñable en Piastri, que al menos pudo superar al otro Mercedes de Andrea Kimi Antonelli, cuarto en la parrilla.
Detrás de Hadjar y Bearman
Isack Hadjar y Verstappen habían sido los únicos que se habían ahorrado un juego de blandos en la Q1. Esa ventaja resultó irrelevante para el holandés, aunque tuvo cierta importancia para su discípulo en Racing Bulls. Inmediatamente por detrás de Charles Leclerc y Lewis Hamilton, el francés se inmiscuyó otra semana más en el pulso con los mejores. También Oliver Bearman, noveno, por delante de Fernando Alonso.
Otro sábado más -y ya deben de haber perdido la cuenta- Aston Martin decepcionó respecto a la víspera. Los primeros síntomas se intuyeron en la última sesión libre, con sus coches en la decimoquinta y decimoséptima posición. El AMR-25 había dado un notorio paso atrás y sólo la habilidad del asturiano, con dos victorias en este trazado, le permitió cumplir el objetivo. Con un monoplaza que el viernes parecía volar, las prioridades del sábado se ajustaban a un mero top-10.
Esa Q3 se hizo demasiado cuesta arriba para Carlos Sainz y Alex Albon, cuyas perspectivas se toparon ante Hadjar y Bearman. Las plazas de Racing Bulls y Haas debían corresponder, en buena lid, a Williams. Aunque sabían de las dificultades de esta pista, poco amable con el FW45, sus pilotos habían ofrecido en las horas previas mejores perspectivas.
Sainz y Albon, descalificados
Siendo malo, el sábado se torció aún más para el equipo de James Vowles tras una investigación de los comisarios. Según los datos oficiales de la FIA, una pieza en el alerón trasero excedía los 85 milímetros reglamentarios en los monoplazas de Sainz y Albon, que fueron descalificados automáticamente de la qualy, por lo que el domingo partirán desde el fondo de la parrilla.
Entre las peculiaridades de Marina Bay, la más conflictiva estribó en la exponencial mejora del asfalto. Ese margen, entre un intento y otro, podía estirarse a casi un segundo, así que había que andarse con mucho tiento. Así sucedió en el tramo final de la Q1, cuando se formó una fila en el pit-lane, porque todos los implicados querían esperar unos segundos para no tragar el aire sucio del coche que les precedía.
Fue un momento delicado para Alonso, que salió airoso gracias a una avería hidráulica de Pierre Gasly. Esa bandera amarilla para señalar la posición del Alpine en la curva 11 ralentizó a los rivales del asturiano, que pasó decimocuarto. Menos afortunado debió de sentirse Lance Stroll, cuyo mensaje ilustra de alguna manera el sentir en Aston Martin: "Es increíble. Siempre sale algo mal".
Los aplausos y vítores en la recta de meta sorprendieron a Carlos Sainz, que gasta la sana costumbre de brillar en el Circuito de las Américas. Interrumpían los aficionados al piloto madrileño como reconocimiento a su tercera posición en la sprint race, por detrás de Max Verstappen y George Russell. No le funcionaba el micrófono para agradecer tanto cariño, pero Sainz sabía que este resultado reforzaba su liderazgo en Williams. Tras su podio en Bakú, Carlos había aprovechado otra oportunidad, gracias a la debacle de McLaren y a su control sobre los Ferrari.
Las buenas sensaciones de Sainz en Austin ya se vislumbraron con sus dos podios (2024, 2023) y su pole con Ferrari (2022). Sin embargo, esta tercera plaza supone otra razón para el optimismo de James Vowles, team principal de Williams, que aún pudo brindar por la sexta plaza de Alex Albon. No salió bien Sainz, pero sí supo quitarse de enmedio en el momento crítico, manteniendo firme el timón desde entonces.
Lo sucedido este sábado en Austin podría marcar una pauta en lo que resta de Mundial, donde aún aguardan otras dos sprint races (Interlagos y Las Vegas). Entonces deberán actuar de un modo más precavido en McLaren, sacudida por un doble cero con el que nadie contaba. Todo se resolvió en escasos metros, pero las consecuencias podrían alcanzar mucho más lejos. Incluso a la suerte de las famosas papaya rules.
Alonso, fuera de combate
Lando Norris soltó mejor el embrague que Oscar Piastri, manteniendo la iniciativa en la subida hacia la curva 1. Esa segunda plaza, por detrás de Verstappen, reforzaba sus opciones, aunque lejos de conformarse, el líder del Mundial quiso arriesgar. O más bien se limitó a improvisar. Un violento volantazo desde el exterior hacia el vértice de la curva, con el que se llevaría por delante Nico Hulkenberg, que había asombrado con su cuarto puesto en la parrilla. El choque no sólo dejaba fuera de combate al australiano, sino que desataba una carambola letal para Norris.
Quedó Piastri a un tris del vuelco, mientras la rueda trasera izquierda de su compañero se perdía sin dueño, asfalto abajo. Los dos McLaren quedaban fuera de combate. Una reedición de la reciente polémica en Singapur y otro resquicio para que Verstappen recortase sus 63 puntos de déficit en el Mundial.
En medio del caos, Fernando Alonso fue el otro gran damnificado. Había partido sexto el asturiano, con serias opciones de firmar su mejor resultado del año. De ese modo enfiló hacia la curva 1, filtándose por el interior y asomando hacia la segunda plaza. En ese preciso momento, el alerón delantero de Hulkenberg lastimó su rueda trasera derecha.
El drama de Aston Martin se completó en la vuelta 16, cuando Lance Stroll forzó en exceso ante Esteban Ocon cuando luchaba por la decimotercera plaza. Doble abandono para la escudería de Silverstone, que había preparado el AMR25 con una configuración más agresiva, consciente de que en la carrera larga sus bazas se reducen drásticamente.
El accidente del canadiense forzó el segundo safety car, con el que se llegaría hasta la bandera a cuadros. El cierre de una sprint mucho más movida de lo habitual, donde también hubo que reseñar un agresivo intento de Russell ante Verstappen en la curva 12. Anotado por forzarlo fuera de la pista, pero sin investigación posterior. Tampoco hubo premio para Ferrari, pese a las seis plazas recuperadas por Charles Leclerc en la salida. El monegasco protagonizó un error infantil en las enlazadas para regalar la posición a Lewis Hamilton, cuarto en la meta.