Las sensaciones con las que Williams cargó en Imola sus bártulos dirección a Mónaco bordeaban lo esquizoide. Por un lado, Alex Albon había rondado las posiciones de podio después de que sus neumáticos trabajaran hasta última hora antes de la salida. Por el otro, Carlos Sainz salía del Autodromo Enzo e Dino Ferrari con un botín de puntos -cuatro por su octavo puesto- inferior a sus merecimientos. Igual que en Miami, hace 15 días, el madrileño se había visto perjudicado por la estrategia de su equipo.
Nada más cruzar la línea de meta, James Vowles tomó la radio para enviar un mensaje al piloto al que han entregado las llaves de su proyecto. “Cometimos un error y es culpa nuestra, pero lo más importante es que luchaste hasta el final”, dijo el team principal de Williams. “Sí, lo he hecho lo mejor que he podido. Creo que no era fácil predecir la carrera, pero algún día acertaremos”, replicó Sainz, sin dejarse arrastrar por la ira. Al fin y al cabo, en sus 10 años en la F1 siempre fue extremadamente disciplinado a la hora de asumir las órdenes.
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Sin embargo, Sainz tenía claro desde antes de la salida que sus opciones pasaban por una estrategia a una sola parada. Así se lo transmitió, de hecho, a su ingeniero en la primera fase de la carrera, justo después de que le ordenasen calcar la estrategia marcada por Charles Leclerc y George Russell. “Estuve a punto de no entrar, porque me parecía muy pronto”, relató el español, que por entonces preparaba su adelantamiento a Fernando Alonso. “Si me piden parar en esa vuelta, tengo que obedecer, soy un hombre de equipo”, añadió.
“me estaba relamiendo”
Los mecánicos no se mostraron precisamente habilidosos durante el pit-stop (3,4 segundos) y se reincorporó en la decimoséptima posición. Una vez estabilizada la situación, tras la vuelta 15, Sainz rodaba decimocuarto. Justo en ese momento, Albon aprovechaba el primer paso por boxes de Oscar Piastri y Alonso para colocarse tercero. Es cierto que veía a nueve segundos a Lando Norris, aunque tampoco conviene pasar por alto que mantuvo esa posición hasta traspasado el ecuador de la carrera.
El FW47 mostraba un ritmo sólo inferior al de los McLaren y el líder, Max Verstappen. Un rendimiento que incluso sorprendió a sus propios ingenieros, que no contaban con repetir el nivel mostrado hace dos semanas en Miami. De su velocidad también quedó constancia tras el safety car provocado por Andrea Kimi Antonelli. Entonces, Albon se animó incluso a lanzar un par de hachazos a Leclerc.
“Podría haber sido un poco más paciente ante Charles, pero si te soy sincero, ya me estaba relamiendo. Pensé que podría incluso adelantar a Piastri, porque el ritmo era muy bueno y los neumáticos nuevos duros rendían muy bien”, confesó Albon, que pudo repetir otro quinto en la meta pese a tras la agresiva defensa de Leclerc, obligado a devolver la posición. Al igual que hace un par de semanas en Florida, Williams se colaba entre la elite por puro ritmo, compitiendo de igual a igual. Un logro insólito para la escudería de Grove desde 2016.
Albon, el viernes, en el ‘paddock’ de Imola.
En cualquier modo, la frustración de Sainz también iba a actualizar otras recientes discordias. “Así no es como corro chicos, no me importa. He perdido mucha confianza aquí… en todo”, había advertido Carlos por radio en Miami. No sólo quería señalar a Gaetan Jego, su ingeniero de pista, sino al propio Vowles.
“Por una razón o por otra, las cosas se tuercen el domingo. Hay que ejecutar mejor, porque se nos están escapando muchos puntos”, abundó el madrileño, que sólo cuenta con 11 unidades, 29 menos que su compañero. En cualquier caso, Williams ha sumado en sólo siete carreras seis puntos más que la suma de los dos últimos campeonatos.
Renunciar a las actualizaciones
Nada desdeñable para una escudería cliente de Mercedes, que desde el inicio del curso ha insistido en rebajar las expectativas. Todos sus esfuerzos, de hecho, parecen enfocados en el Mundial 2026. Así lo reiteró Vowles en las horas previas a su viaje a Imola. “Nos sentimos decepcionados, porque teníamos más opciones”, concedió el team principal.
En el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, Williams fue el único equipo, junto con Haas, que no quiso montar una sola actualización aerodinámica. Ni vinculada al rendimiento, ni a las particularidades del trazado. Y esa misma debe ser la constante de aquí a final de temporada. Ni siquiera el esperadísimo cambio del alerón delantero, programado por la FIA para el GP de España (2 de junio), parece que interrumpirá la hoja de ruta de Williams.
Sainz, que continúa adaptándose a las exigencias de su monoplaza, aventaja a su compañero en la qualy de los sábados (4-3), aunque pierde por la mínima su pulso durante las carreras (1-4). Para equilibrar este registro precisará al menos, algo de colaboración de puertas para adentero. “Era una decisión muy complicada y hoy no acertamos, pero ya llegará su día y le colocaremos donde su talento merece”; finalizó Vowles.