Kylian Mbappé tiró del carro del Real Madrid del mínimo esfuerzo en el Pizjuán, donde los blancos superaron al Sevilla con goles del francés y de Bellingham tras ver dos rojas el cuadro andaluz. El delantero asegura así el Pichichi, ya que supera en tres goles a Lewandowski, y aprieta en la pelea por la Bota de Oro. Necesita dos tantos en la última jornada para igualar a Gyokeres, que ya ha terminado la liga en el Sporting de Portugal.
Ancelotti, manteniendo la jerarquía del vestuario, le entregó la titularidad a Vallejo a pesar de su inactividad y de lo escaso que había en juego, lejos el italiano de apostar por una pareja canterana en el centro de la defensa. Premió así Carletto a Jesús por su asistencia intersemanal en el duelo ante el Mallorca y lo situó al lado de Jacobo Ramón, héroe contra los baleares e irregular en el Pizjuán.
Sin defensas, sin Vinicius y sin motivación competitiva, este Madrid pende únicamente de las ganas de Mbappé por ser Pichichi, del ímpetu momentáneo de los jóvenes Güler y Endrick y de la profesionalidad de pesos pesados como Valverde y Modric. Así dominó por instantes a un Sevilla salvado del descenso pero abandonado por una afición enfadada con los directivos de su club. El partido, otros años un hervidero en Nervión, se transformó en un duelo insípido, condicionado por las dos tarjetas rojas que Busquets Ferrer sacó a Badé e Isaac Romero.
En el minuto 12, el central francés detuvo con un agarrón a Mbappé cuando era el último defensa y el colegiado no dudó en castigarle con la expulsión. Se quedó con uno menos el equipo de Caparrós y pudo morir ahí el duelo, pero los sevillanos aguantaron la inferioridad y el Madrid, pensando en las vacaciones, en el Mundial de Clubes, en las despedidas y en los fichajes, no subió la marcha.
Lo intentó Endrick tras un pase al hueco de Güler y Valverde con un disparo que despejó la defensa, pero los blancos apenas intimidaron la portería de Nyland. Ancelotti escoró a Endrick a la derecha para intentar generar más espacios y dar algo más de mordiente al carril diestro del equipo, y el brasileño respondió con más ganas de fútbol. Es un rematador nato, más potente que técnico, y a pesar de tener un sprint interesante para jugar en banda, le falta regate y claridad en el último pase.
El Madrid asentó sus ideas en los pies de Modric, el que más fácil vio el fútbol, como casi siempre. De su exterior salió un pase al hueco a Mbappé que el francés, presionado por Gudelj, definió desviado ante Nyland.
El mismo error que tuvo Pascual en el área madridista. El delantero aprovechó un error de Jacobo Ramón en salida para plantarse sólo contra Lunin, pero remató desviado al lateral de la red.
Tras el descanso, Isaac Romero terminó de regalar el partido. Al minuto de entrar, el delantero clavó sus tacos en la pierna de Tchouaméni y Busquets Ferrer, avisado por el VAR, le sacó la roja tras ver la acción en la pantalla.
Con dos menos, los andaluces aguantaron casi media hora épica, dominando por momentos el balón, hasta que en el 74 Mbappé se jugó un disparo raso desde lejos que sorprendió a Nyland y se coló en las redes sevillistas.
Fue la culminación del asedio, más por inercia que por ganas, del conjunto blanco sobre la portería local. Lo habían intentado Bellingham y Valverde, apenas dos disparos a puerta en treinta minutos contra nueve jugadores. Una estadística que explicó a la perfección las sensaciones de un equipo, el Madrid, desconectado de la competición.
El tanto de Mbappé, el más incisivo de los blancos buscando cerrar el Pichichi (le saca tres a Lewandowski) y acortar distancias en la lucha por la Bota de Oro (necesita dos goles para empatar a Gyokeres), hundió del todo al Sevilla, sentenciado con el gol de Bellingham en el 86, cocinado por los canteranos Víctor Muñoz y Gonzalo García. El primero puso un centro al área, el segundo lo cabeceó hacia portería y el inglés, que vio una amarilla y no disputará la última jornada, lo remató a pocos centímetros de la línea.
El Madrid cumplió bajo mínimos en su visita al Pizjuán, la última del curso, y terminará la temporada en casa contra la Real Sociedad en lo que será el final de la etapa de Carlo Ancelotti en el banquillo del Bernabéu. En juego, sólo los homenajes.