El Girona rozó con los dedos la posibilidad de interrumpir la marcha triunfal del Liverpool en la Champions, pero Europa volvió a darle la espalda. Los reds, gracias a un penalti concedido por el árbitro a instancias del VAR y transformado por Mohamed Salah, sumaron una nueva victoria que les permite seguir liderando la clasificación y que deja las opciones de los locales de seguir adelante pendientes de un hilo aún más fino. Para lograrlo, están obligados a ganar tanto al Milan, en San Siro, como al Arsenal, en Montilivi y esperar a que alguno de los rivales que están por encima dé algún traspiés. [Narración y estadísticas (0-1)]
Nada invitaba a pensar en un desenlace así en una primera parte en la que el gran hueco que hay entre ambos en la clasificación no se reflejó sobre el terreno de juego. Tal vez el equipo inglés tuvo las llegadas más claras, casi siempre perfectamente contrarrestadas por un Gazzaniga tremendamente seguro. Las opciones locales, mientras, si bien un poco más escasas, tampoco estuvieron del todo exentas de peligro. Sobre todo, la de Yáser Asprilla cuyo duro disparo desde fuera del área, camino de firmar una curva envenenada, acabó finalmente por encontrarse con una acción también de gran mérito de Alisson.
El conjunto de Míchel, tratando sobre de todo de hacerse fuerte en defensa y recurriendo a la capacidad para incorporarse al ataque tanto de Alejandro Francés como de Miguel Gutiérrez, hizo soñar a los hinchas de Montilivi, algo escarmentados tras los recientes tropiezos en Copa del Rey y Real Madrid.
El penalti decisivo
Quizás envalentonado por su buen primer tiempo, el Girona amenazó muy pronto al Liverpool tras el descanso. Solo para ver, no obstante, cómo su rival lo encerraba en las inmediaciones del área. Hasta que el árbitro, Benoit Bastien, a instancias del VAR, acabó señalando un penalti de Van de Beek sobre un Luis Díaz que Salah, tras unos instantes de suspense, se encargaría de transformar. Tras el tanto 0-1, los de Míchel parecieron encontrar ánimos renovados para buscar la portería rival. Casi siempre, con un exceso de precipitación que enviaba una y otra vez al garete sus posibilidades.
Los visitantes, además, también tuvieron alguna opción más para sentenciar. Sobre todo, por medio de un Alexander-Arnold cuyos disparos se vieron una y otra vez abortados por el portero local. Ni unos ni otros lograron que el marcador volviera a moverse y la derrota final convierte las opciones gerundenses de meterse en el playoff en una misión ya casi del todo imposible.