La noche del 9 de noviembre de 1989, los guardias de la frontera del Muro de Berlín abrieron los puntos de cruce y las dos Alemanias comenzaron a ser una. Tardarían unos meses, pero la Federal y la Democrática pusieron fin a varias décadas de división e iniciaron un nuevo camino juntas en todos los sentidos. También en el fútbol. En ese momento, Marco Rose, que hoy liderará desde el banquillo al peligroso RB Leipzig en el Santiago Bernabéu, jugaba en las categorías inferiores del Rotation Leipzig, un club de barrio de su ciudad natal, una de las más importantes de la Alemania Oriental. Ahí nació su pasión por el balón, que le ha convertido, tres décadas después, en un caso excepcional en el fútbol alemán.
Rose tiene el foco de su país sobre sus hombros por varias razones: es alumno de Ralf Rangnick y Jürgen Klopp, dos de las mentes futbolísticas más extraordinarias que ha dado Alemania en las últimas décadas. El primero es el arquitecto balompédico de Red Bull y el segundo, ya lo conocen, uno de los mejores entrenadores del mundo. Rose entrena al Leipzig, transformado ya en uno de los grandes de la Bundesliga, y es el único técnico alemán de elite nacido en la antigua RDA. Las fronteras físicas ya no existen, pero sí siguen las diferencias entre las dos zonas. Se ve en los banquillos y en el césped, donde Toni Kroos, por ejemplo, fue el único futbolista nacido en el Este que levantó la Copa del Mundo de 2014 con la Mannschaft.
Pero vayamos con Rose. Su carrera no se entiende sin la aparición de Rangnick y Klopp. Así de sencillo. La caída del muro y la unión del fútbol alemán hundió al Rotation Leipzig en las categorías más bajas del país, así que Rose, un lateral izquierdo con cierto potencial, decidió moverse al club más grande de la ciudad, el Lokomotiv. Ahí debutó en el profesionalismo en 1996, con 20 años, y se instaló en el primer equipo el tiempo suficiente como para levantar las miradas de los clubes occidentales. En el 2000 firmó con el Hannover, de la Segunda División, y se cruzó con Rangnick, que entrenaba al equipo. Juntos ascendieron a la Bundesliga, pero Rose decidió salir y aceptar una oferta del Mainz tras tener una charla con Klopp, que iniciaba allí su proyecto.
La charla con Klopp
"Nos vimos y antes de acabar la conversación ya sabía que tenía que fichar por el Mainz. Eso es lo que hace especial a Jürgen, la capacidad de convencerte", ha contado Rose. Disputó 159 partidos con el Mainz en seis temporadas y formó parte de la mejor época de su historia, llegando incluso a disputar la Copa de la UEFA. "Uso muchas de sus ideas, tanto en entrenamientos como en partidos, pero para mí lo más importante en cuanto a su herencia es cómo es él con la gente", explicó Rose en una entrevista. La admiración es mutua: "Confío en Marco al 100%, puede conseguir el trabajo que quiera. Es el entrenador con más potencial del mundo", dijo Klopp sobre él en 2019.
Su unión llegó hasta tal punto que Klopp le contagió a Rose su fe cristiana, trasladada a su piel con la obra 'Las manos que oran', del artista alemán Alberto Durero. "El tatuaje representa mi fe. Es un pecado juvenil. Me lesioné y tuve demasiado tiempo", bromeó Rose sobre el tema.
La salida de Klopp hacia el Dortmund fue el principio del fin de Rose en el césped y el inicio de su aventura en los banquillos. Empezó como asistente en el Mainz y probó suerte como primer entrenador del Lokomotiv Leipzig, pero sus ideas, y sus contactos pasados, le llevaron a un proyecto más importante.
Su llegada a Red Bull
Red Bull contrató a Ralf Rangnick en 2012 para ser director deportivo del RB Leipzig y el RB Salzburgo, y el técnico pensó en Rose para los equipos juveniles del cuadro austríaco, primero el sub'16 y luego el sub'18. Y Rose le recompensó. "Nunca he tenido un plan profesional, pero siempre me he dejado guiar. Como en 2002, cuando hice caso a Jürgen", reconoció. En 2017, el RB Salzburg de Rose venció en la final de la Youth League al Manchester City de Brahim Díaz y Jadon Sancho. Un título que abrió más puertas al técnico. Le dieron la oportunidad de entrenar al primer equipo del conjunto austríaco, alcanzó las semis de la Europa League y desde ahí volvió a Alemania, al Borussia Mönchengladbach. Con los germanos sorprendió en la Champions, llegando hasta las eliminatorias, y el Dortmund echó sus redes sobre él. La experiencia duró sólo una temporada, pero desde 2022, en su Leipzig natal y de nuevo bajo la sombra de Red Bull, busca su gran conquista continental.
A lo lejos, el sueño de repetir el hito de Helmut Schön, nacido en el Este y seleccionador, después de huir de la zona soviética, de la Alemania Federal que ganó la Copa del Mundo en 1974. El resto de grandes entrenadores germanos, Low, Klopp, Heynckes, Magath, Rehhagel, Cramer, Nagelsmann, Flick, Tuchel, Klinsmann o Hitzfeld son occidentales. Rose espera su oportunidad.