La Ertzaintza ha detenido a cinco personas tras los incidentes registrados en Anoeta durante partido de la Europa League entre la Real Sociedad y el Anderlecht, en la zona ocupada por los aficionados del equipo belga.
Según ha informado el departamento vasco de Seguridad, una de las personas ha sido detenida por atentado a la autoridad, otra por desórdenes públicos y la tercera por daños y resistencia a los agentes. Las otras dos han sido detenidas posteriormente en relación con los incidentes registrados en la grada visitante.
Durante la primera primera parte, ultras del Arderlecht han logrado romper la valla de seguridad instalada y han arrojado objetos, entre ellos asientos, a la grada inferior, desde donde presenciaban el encuentro los aficionados de la Real Sociedad. “Lo que ha pasado en la grada nos ha sacado del partido”, admitió Mikel Oyarzabal, capitán txuri urdin.
Unos minutos de parón
Muchos socios tuvieron que abandonar esa zona para evitar ser golpeados y el árbitro ha detenido durante escasos minutos el encuentro. Sin embargo, el holandés Pol van Boekel pero no ha llegado a suspenderlo, pese a las insistentes reclamaciones de los jugadores de la Real Sociedad.
“La UEFA tiene que dar un paso adelante y no ha hecho nada. Se lo estábamos diciendo al director del partido porque estaban cayendo cosas incluso al césped. Les dijimos que tenían que parar y no hicieron nada”, añadió Oyarzabal, que saltó al césped en el minuto 74 en sustitución de Orri Óskarsson.
A estas críticas se sumó Imanol Alguacil, decepcionado por la segunda jornada sin conocer la victoria, tras el 1-1 inaugural ante el Niza. “Evidentemente, si corría peligro nuestra afición, entiendo que se debería haber parado el partido”, aseguró el técnico donostiarra. “Soy consciente de que hoy mucha gente no ha venido por miedo. Estábamos advertidos y no sé quién, pero tienen que cortar y dejar de vender entradas a esta gente”, concluyó el preparador blanquiazul.
Barça 83 Real Madrid 78
LUCAS SÁEZ-BRAVO
@LucasSaezBravo
Actualizado Miércoles,
3
enero
2024
-
23:18Ver 1 comentarioEl checo, imparable, lidera el triunfo azulgrana...
Estamos acostumbrados a disfrutar con la belleza del inmaculado Masters de Augusta, con la tradición del Open Championship o la dureza del US Open, pero el evento del mundo del golf más exigente se está celebrando esta semana en Chaska, Minnesota, hablamos del durísimo US Amateur, la competición para aficionados más prestigiosa del mundo que lleva disputándose desde 1895 y donde hoy por primera vez en la historia dos españoles van a enfrentarse en semifinales.
Josele Ballester, tiene 20 años, es el número 10 en el ranking mundial amateur y se enfrentará a su gran amigo Luis Masaveu por una plaza en la gran final del domingo. Luis tiene 21 años y podría considerarse un 'rara avis' al ser de los pocos participantes que renunció a la formación de una universidad americana para estudiar ADE en Madrid. Luis pertenece a una de las familias importantes de negocios en España, que además posee una de las mas completas colecciones de arte.
Josele, por su parte, ha vivido el deporte desde que era un niño ya que sus padres fueron deportistas olímpicos: José Luis Ballester, estuvo considerado como el rey de la mariposa en España durante muchos años y fue nadador olímpico en tres Juegos diferentes. Su madre, Sonia Barro, conquistó la medalla de oro en Barcelona 92 junto al equipo femenino de hockey hierba.
Un total de 4.970 jugadores se inscribieron este año buscando el sueño de conquistar el trofeo Havemeyer, el único requisito es ser jugador amateur y tener menos de handicap 0,4, y pasar las diferentes cribas que se disputaron por todos los Estados Unidos hasta llegar al US Amateur.
Al final lo hicieron 311 jugadores que disputaron una primera fase eliminatoria a dos días en stroke play, donde solo los mejores 64 se clasificarían para entrar en el cuadro final match play. Los dos españoles lograron meterse sin dificultades, en el caso de Masaveu como tercer clasificado. Los dos, poco a poco han ido pasando partidos match play hasta llegar a las semifinales de esta noche.
"Aún no me lo creo. Voy a disfrutar de jugar con un amigo las semifinales del US Amateur. Poca gente puede decir algo así", resumió. "No se cómo describirlo, el hecho de estar en una semifinal y tener la oportunidad de meterme en la final jugando con un buen amigo, no sé ni cómo explicarlo. Lo conozco desde que tengo 13-14 años, aunque nos hemos hecho más cercanos en los últimos tiempos. Hemos jugado muchas veces juntos en los equipos nacionales y hemos ganado mucho. Nos lo pasaremos muy bien", comentaba Ballester después de certificar su histórica clasificación para semifinales.
Precisamente Sergio Garcia está muy pendiente estos días de lo que puede hacer su amigo y pupilo Josele, también castellonense como el ganador del Masters de Augusta de 2017, que hasta ayer era el español que llegó más lejos en un US Amateur, al meterse en semifinales en 1998 tras un partido épico con la ahora estrella norteamericana Matt Kuchar. Después de Sergio, Pablo Martín o Jon Rahm llegaron como mucho a cuartos de final.
Garantizar la presencia de un español por primera vez en la final, es superar una mítica barrera y asegura la participación de uno de los nuestros (el que llegue a la final) en el Masters de Augusta y el US Open de 2025. En el caso de lograr la victoria, además, ganaría su derecho de participar el año próximo en el Open Championship, todo siempre y cuando mantengan su estatus de aficionado.
Los dos españoles disputan la semifinal este sábado a las 20:20 hora en España, mientras en la otra semifinal, que saldrá por delante, el norteamericano Jackson Buchanan se medirá a su compatriota Noah Kent.
Nombres como Bobby Jones, Arnold Palmer o Jack Nicklaus se han coronado en este torneo que a comienzos del siglo pasado todavía estaba considerado como un 'grand slam'. El propio Tiger Woods considera que la gesta más importante de su carrera es haber ganado este torneo en tres ediciones consecutivas, el único que lo ha conseguido en la historia del golf.
Debutó en Primera División con 23 años, tarde, según las costumbres de hoy en día, después de una carrera en el "barro" de divisiones inferiores, de lesiones, de varios "no" en las canteras de Valencia, Real Madrid y Atlético. Lejos de hacerle tirar la toalla, el rechazo le impulsó. Luis Milla Manzanares (Majadahonda, 1994), hijo del que fuera centrocampista de Barça, Madrid y Valencia, es el cerebro de un Getafe que hoy visita el Bernabéu. Se sienta con EL MUNDO para reflexionar sobre la vida, el fútbol, las amistades o la política. De todo.
El Getafe está sufriendo en este inicio. ¿Cómo lo está viviendo?
Ha sido un verano complicado pero ahora tenemos que ser conscientes de que esto es lo que hay, que los nuestros son los mejores que podemos tener y que tenemos que creer en nosotros. El equipo ha hecho méritos para tener más puntos, pero esto es fútbol.
¿Cómo es una pretemporada con Bordalás?
Dura, dura, muy exigente. Te exprime. Recuerdo algún día de terminar con una cara de muerto... Llegamos a límites que yo casi no había conocido y es una gran suerte porque te saca el máximo. He vuelto a disfrutar y creo que me ha hecho mejorar. A pesar del sufrimiento, es una maravilla porque el fútbol va muy rápido y si te frenas, cualquiera te pasa por encima. Él es un motivador desde siempre y sus discursos llegan. A mí me llegan. Sus equipos se pegan contra una pared si hace falta para chocarla y derribarla. Te hace valorar lo que significa esta profesión, que es la mejor del mundo y a veces te puedes relajar o no ser consciente de lo que tienes, que el fútbol dura poco y hay que exprimirlo, no dejar nada por hacer.
En esa reflexión sobre la profesión, usted es hijo de futbolista, ha estado en canteras importantes... Pero luego le ha tocado vivir el barro de categorías más humildes. ¿Ha habido algún cambio de actitud en su vida?
Creo que no, porque mis padres siempre me han transmitido humildad y trabajo, que no me creyera más que nadie. Pero también mi carrera me ha llevado a no creerme nada porque me han echado de todos los lados (risas). Me han dicho que no contaban conmigo en cuatro canteras diferentes, he jugado en Tercera, en Segunda B, en Segunda... No ha habido momentos en los que pudiera pensar que era más que otra persona porque he estado en el barro total. Y estoy orgulloso de eso porque me ha hecho valorar lo que tengo y crecer personal y futbolísticamente. Es más difícil jugar en esas categorías que en Primera, sin duda. Ha sido un camino espectacular.
Durante su carrera, ¿su padre era de los que estaba muy encima o dejaba hacer?
Siempre me ha dicho que disfrutara, nunca me ha puesto presión, jamás me ha corregido cosas de mala manera y todo lo que hemos hablado ha sido natural. Creo que vemos el fútbol y la vida de la misma manera. Ahora que muchas veces voy a ver partidos de niños y de adolescentes me da pena ver a padres que hablan como si fueran los entrenadores. Los niños tienen que jugar, aprender y escuchar al entrenador, ya está.
¿Cómo ha sido ser hijo de futbolista en un vestuario adolescente y de una cantera importante?
Pues cuando somos niños creo que de forma inconsciente hay más comentarios, pero nunca he tenido la sensación de sufrir en exceso por esas cosas. Iba un poco a mi bola, disfrutaba de jugar, escuchaba alguna cosa pero nada. Me llevé palos por no estar en un sitio, en otro y en otro, pero volví a levantarme.
¿Qué saca de tanto "no"?
El "no" duele, claro. Me acuerdo de llegar a casa cuando me dijeron que no seguía en el Cadete del Madrid y ver a mi madre llorar pero porque estaba llorando yo, porque me veía sufrir. Y mira, al final me fui a Majadahonda y fui feliz tres años. Así ha sido mi carrera. En Valencia no contaron conmigo en infantiles y me fui a una academia de allí.
¿Cuál fue el punto de inflexión?
Creo que llegó después de romperme el cruzado, cuando me fui a Fuenlabrada. Llevaba ocho jornadas y no jugaba nada, pero nada de nada. De repente expulsaron a un compañero y tuve una oportunidad, una. Era contra el Real Unión de Irún. Siempre he dicho que hay que estar preparado para cuando llegue la oportunidad, ese día la agarré y no la solté.
Al año siguiente, en noviembre de 2017, visitó el Bernabéu con el Fuenlabrada y marcó un golazo.
Ese gol es especial por lo que significó. Disfrutaba como un niño con ese grupo, el entrenador, Antonio Calderón, confió en mi y me dijo nada más llegar al banquillo que iba a ser jugador de Primera... Le competimos al Madrid (2-2), el gol tuvo se repercusión, la gente me conoció un poquito... Todo ayuda.
A partir de ahí va escalando. De Segunda B al Tenerife en Segunda. Tres años en Canarias y ficha por el Granada, ya en Primera, donde llegan a jugar Europa. Eso sí, sufre varias lesiones musculares. ¿Se llega a obsesionar?
Jugar Europa fue un sueño cumplido que quiero volver a cumplir y que voy a pelear a muerte. Quizás en algunos momentos te obsesionas, pero con el tiempo lo he normalizado y he puesto todos los medios que están en mi mano para recuperarme y rendir mejor. Sin volverme loco, eso sí, porque creo que la obsesión no ayuda. Cuando uno tiene demasiadas preocupaciones, problemas o piensa demasiado las cosas, es difícil rendir. Por eso intento estar tranquilo.
¿Usted, a nivel profesional, qué tiene alrededor?
Preparador físico, los medios en casa para descansar, entrenar y rendir... Pero insisto, la ayuda está bien pero lo más importante es estar tranquilo de cabeza y canalizar bien los problemas que puedas tener. Mis mejores momentos han sido cuando no pienso, cuando estoy en un 'estado de flow' donde todo fluye, concentrado 100%. Eso lo aprendí gracias a unos profesionales con los que trabajé el tema mental. Me ha ayudado muchísimo. Llego al campo y se me olvida lo de fuera.
Cambiando de tema, Marcos Llorente es uno de sus mejores amigos.
Sí, desde que teníamos 13 años hasta ahora. Coincidimos en la cantera del Madrid. Estábamos en equipos distintos, pero íbamos al mismo colegio, el bus nos dejaba en la misma parada... Le admiro mucho, personal y futbolísticamente. Me ha hecho crecer mucho en lo deportivo, porque he seguido un poco sus pasos. Fue de los primeros en trabajar fuera de lo que es el día a día del club y con el tiempo hemos conseguido encontrar el equilibrio. La gente piensa que es un enfermo del físico pero él disfruta la vida, que hay tiempo para todo, y siempre ha sido muy exigente consigo mismo. No hay nada más que verle en el campo. Es una barbaridad.
Me han dicho que están picados al golf y que él es mejor que usted...
Eso es inviable (risas). Lleva menos tiempo que yo jugando, me habrá ganado un par de veces nada más. No tengo rivales en mi grupo de amigos. Nos gusta mucho el golf, nos despeja y es un deporte que si lo haces con cabeza es bueno.
¿Cómo lleva un futbolista la fiebre por el Fantasy?
Pues es curioso, eh. Yo he tenido mala suerte, porque mi jugador franquicia es Olmo y ha estado lesionado dos meses, pero le he aguantado. Tenemos mucho pique. Y luego tienes en tu equipo Fantasy a jugadores que tienes enfrente, o mete un gol Mauro (Arambarri), que lo tiene un rival, y dices 'me cago en... este ya se lleva doce puntos' (risas).
¿Durante el partido hacen alguna broma con los rivales?
No, no. Durante el partido te olvidas. De hecho contra el Girona nos metió Yangel Herrera, que lo tenía yo en mi equipo, y no lo pensaba. Luego llegué al vestuario y me dicen en el grupo de WhatsApp 'Yangel te ha salvado la jornada', y digo 'no me fastidies, si nos ha metido gol a nosotros'. Pero la gente está enferma con el tema eh, me llegan muchísimos mensajes, algunos buenos y otros con insultos, pero me río y no le doy importancia.
Le cambio el tercio. Además de la Fantasy, ¿en los vestuarios de LaLiga se habla de política?
Sí, sí. Y me puedes preguntar, no tengo problema.
Desde fuera parece que los futbolistas no quieren hablar nunca de política. ¿O es que no les preguntamos?
Bueno, creo que al final se ha generado una cosa en este país que es que no se puede hablar de nada. Que todo lleva una crítica. Hablas y te dicen 'tal futbolista no se entera de nada'. Y sale un actor o actriz y lo mismo. Hay un clima muy feo en el país, los políticos nos han llevado a un punto de crispación que no lleva a ningún lado. Todo se lleva al extremo y en vez de acercarnos nos estamos alejando cada vez más. Y es una pena, porque tenemos un país maravilloso, pero tenemos un ambiente que no me gusta nada.
¿En el vestuario se debate y se discute?
Claro, pero como con tus padres y amigos. Tengo amigos de una forma, amigos de otra... En mi caso, ni para un lado ni para otro, tengo la capacidad de saber y decir si uno se equivoca en un momento, que otro se equivoca en otro... La sensación es que hay que defender a capa y espada a alguien por tus ideas, y no es así. No es la forma de mejorar las cosas. Y claro que se habla de lo que pasa en el país, no estamos al margen de las cosas como muchas veces piensa la gente. Hay gente que puede estar al margen, y es lícito, pero no todos.
Hablando de eso, ¿cómo han reaccionado aquí a una situación como la de la DANA?
Creo que hemos intentado ayudar y que necesitan mucha más ayuda de la que podemos dar nosotros. Aquí se promovió la recogida de muchas cosas, pero no hay que decir lo que uno hace, el acto ya vale. Lo que sí está claro es que no hemos tenido gente al mando a la altura de lo que requería la situación y es una pena. Tenemos un país maravilloso con políticos que no están a la altura de lo que merece el país, de un lado y de otro. Hay que intentar acercarnos y no estar en una guerra constante de ideas. De verdad que no lo entiendo, veo programas porque me gusta saber, escuchar opiniones de un lado y de otro... Y me alucina la sensación de tener que defender cosas que son indefendibles por tus ideales. No es así. No es la forma de ser autocríticos. Es una pena.