El futbolista Lamine Yamal visitó este jueves a su padre, Mounir Nasraoui, en el hospital de Badalona donde se encuentra ingresado después del apuñalamiento sufrido este miércoles en el barrio mataronense de Rocafonda.
El jugador del Barcelona, después de participar con normalidad en el entrenamiento matinal del equipo de Hansi Flick, donde fue apoyado por sus compañeros, se desplazó posteriormente hasta el centro hospitalario para visitar a su padre.
A Lamine Yamal le recomendaron no visitar a su padre justo después del ingreso de éste -el miércoles por la noche- debido a la atencion mediática que se hubiera generado y que podría perturbar el normal funcionamiento del centro hospitalario.
Mounir Nasraoui agradece el apoyo
El padre de Lamine Yamal permanece ingresado en el hospital universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, con heridas de diversa consideración, aunque no se teme por su vida, como el propio Mounir Nasraoui informó en su cuenta en Instagram: “Gracias a todos por vuestros ánimos, ya estoy mejor. Un fuerte abrazo para todos”.
Según han informado a EFE fuentes de los Mossos, los hechos ocurrieron sobre las 21:00 horas de este miércoles en el barrio de Rocafonda de Mataró (Barcelona), donde reside la víctima, y a las 23:00 horas fueron detenidas tres personas por su presunta implicación en la agresión con arma blanca a Nasraoui, a las que se ha sumado hoy un cuarto detenido.
Como los otros tres detenidos, la cuarta persona arrestada este jueves se halla en las dependencias de la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Mataró a la espera de pasar a disposición judicial.
El Elche se había ganado el privilegio de llegar a la última jornada con el ascenso en su propia mano. Su rival, el Deportivo, ya garantizada la permanencia haca varias semanas, llegaba al partido con tres derrotas consecutivas. Pronto se le puso de cara el partido al equipo alicantino, gracias a un gol de Mourad, fino en la resolución, en el minuto cuatro. Ya decidido todo por abajo, con el descenso de Cartagena, Ferrol, Eldense y Tenerife, quedaba por ver este domingo el equipo que acompañaría al Levante el próximo curso en la máxima categoría y qué cuatro clubes disputarían la promoción de ascenso.
El cabezazo de John en el minuto 25 que culminó una jugada de estrategia en el lanzamiento de un golpe franco puso en una situación aún más cómoda al Elche. Fiel a su estilo, el conjunto de Eder Sarabia gobernaba el juego con iniciativa y pulcritud ante un adversario que daba muestras de desmotivación. Germán Valera hizo el tercero poco después. Cualquier duda sobre el segundo equipo ascensor quedaba prácticamente resuelta. Se escucharon pitos en Riazor. La segunda parte fue poco más que un balneario, la cómoda cuenta atrás para el Elche en la certificación de su séptimo regreso a la hoy denominada Liga EA Sports. El tanto de Bigas en el minuto 88 sirvió para iniciar las celebraciones.
Una vez definida la segunda plaza que conducía a la máxima categoría, lo más interesante estaba en los encuentros para la promoción. Oviedo y Mirandés, los otros dos equipos que tenían posibilidades de subir, cumplieron con lo suyo, pero sólo les alcanzó para la promoción. Los asturianos ganaron 2-1 al Cádiz y son terceros, mientras que los burgaleses derrotaron 3-1 al Cartagena a domicilio y terminaron cuartos. El Racing ganó 2-1 al Granada con un tanto en el minuto 97 y se hizo con el quinto puesto para los playoffs de ascenso. El Almería venció 2-0 al Tenerife y finalizó sexto.
Estos son los cruces y las fechas de los playoffs de ascenso: el sábado, 7 de junio, a las 21.00 h., Almería-Oviedo. El domingo, 8, a las 18.30 h., Racing-Mirandés. El miércoles, 11, a las 21.00 h., Oviedo-Almería. El jueves, 12, a las 21.00 h., Mirandés-Racing. La ida de la final se disputará el domingo, 15, a las 19.00 h., en el campo del equipo peor clasificado en la Liga. La vuelta, el sábado 21, a las 21.00 h.
La sensación de control es la más poderosa en la vida y en el fútbol. Sólo desde la convicción de que todo fluye como se planea se puede crecer y desatar el talento. Se suelta lastre y se vuela, que es justo lo que hizo el Barça ante el Young Boys. Se olvidaron los golpes en Europa, el vapuleo en Pamplona y la retahíla de bajas para disfrutar ante un rival que le sirvió la goleada en bandeja. [Narración y estadísticas (5-0)]
Hansi Flick ha hecho de psicólogo de un equipo que, pese al talento que acumula, se empequeñecía ante la adversidad. Su Barça aún no es perfecto porque ni siquiera está armado, pero se ha despojado de ataduras con dos líderes del descaro, Raphinha y Lamine Yamal que acaban contagiando al resto. Esta vez el técnico alemán dejó a un lado el excel de minutos y puso sobre el césped a sus mejores peloteros, buscando cómo hacerles hueco a todos.
Antes de que el Young Boys asimilara que estaba en Barcelona, ya se vio con un gol en contra en una jugada perfecta en la que intervinieron todos ellos. De primeras buscó Casadó a Ferran, que en un toque se apoyó en Lamine para, sutilmente, dejar a Raphinha en posición de trazar un centro al segundo palo donde apareció Lewandowski. La pelota fue de bota en bota hasta el fondo de la portería como si hubiera una máquina de pinball sobre el césped.
Defensa transparente
Se sacudieron la tensión los jugadores y fueron empujando a los suizos, alejándolos de Peña, escrutado por la mirada desde el palco de su rival Szczesny. El partido se jugó en 50 metros, con el Barça encontrando con facilidad los huecos que dejaba una defensa transparente que se sabía expuesta a un vendaval. Suelto Pedri, alimentaba a Lamine, que vive en un duelo permanente, y a Ferran, que probó sin fortuna con un disparo raso. Escaneando las debilidades suizas andaba siempre Raphinha, asumiendo con soltura su capitanía y un liderazgo de estreno que le sienta como un guante.
Entre tanto, el Young Boys no era capaz de superar la línea de medios. Su primera ocasión llegó a la media hora con un centro de Blum que Colley remató sin fe para que se paseara por el área. Ese aviso desató aún más al Barça y afiló el colmillo del brasileño del Barça, alejado de la banda pero igual de desequilibrante.
De un saque en corto con Lamine, buscó a Pedri para que armara su tiro, lo salvó de cabeza Itteri y aún lo cazó el capitán para marcar el segundo tanto. Tres minutos después, Iñigo Martínez apareció para cabecear un falta telegrafiada con la maestría de Pedri. Era imposible que los suizos salieran con vida de Montjuïc, y eso que su guardameta Keller evitó el cuarto de Ferran y le ganó un mano a mano a Lamine, algo forzado, para no irse al vestuario humillados. Sólo era cuestión de tiempo.
Con el viento a favor
En el arranque de la segunda mitad, Raphinha volvió a agitar su zurda para pone un córner al segundo palo que, si bien no remató Iñigo Martínez, lo empujó Lewandowski. El duelo, absolutamente inclinado, le daba a Flick la oportunidad de mirar al banquillo y rescatar a Ansu Fati, al que llevaba semanas buscándole hueco. Se lo hizo en el lugar que también ha inventado para Pedri: en el centro del campo junto a Casadó. Eso sí, ante un rival como los suizos, con libertad para asomarse al área.
Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.AP
No asomó de nuevo la gallardía del campeón de Suiza, hoy penúltimo en su liga, hasta el minuto 66, cuando Monteiro logró escaparse por banda y estrellar la pelota en el larguero y que Casadó salvara el rechazo casi bajo palos. No era un partido para perdonar las pocas ocasiones que le dejó crear un Barça que no alzaba el pie del acelerador.
Con el viento a favor, Flick empezó a gestionar descansos y encendió las luces largas. El duelo, cómodo, iba a tener un segundo propósito: acelerar la dinámica de juego de algunas piezas que serán claves. Primero fue Fati, después Frenkie De Jong. El neerlandés volvió a un terreno de juego después de cinco meses de lesión dando un respiro a un centro del campo magullado en este inicio de campaña. Fue la primera ocasión para encandilar a un entrenador que ha demostrado que es capaz de resucitar a jugadores con necesidad de encontrar su mejor versión, nunca vista como azulgranas.
Eso es lo que ha logrado Raphinha con una regularidad desconocida. Fue el brasileño quien sirvió el festín europeo al que puso la guinda el gol en propia puerta de Camara para culminar el despropósito de su equipo, que sólo marcó en el añadido y fuera de juego.