El fútbol, sobre el papel, es muy sencillo. El poderoso Bayern de Múnich llegaba a Roma con toda su artillería como gran favorito para el encuentro ante La Lazio. El equipo bávaro, además, salió con la actitud propia de los equipos alemanes en competiciones europeas: acoso y derribo.
Pero este deporte también es un juego de errores y el más grosero lo cometió Upamecano. El central bávaro decidió entrar como un criminal a Isaksen cuando la contra del Lazio iba empeorando en cada toque. Resultado: Expulsión, roja y penalti. Menú completo que Immobile decidió aprovechar.
Y es que el Lazio de Maurizio Sarri es un equipo resiliente, un zorro agazapado en su madriguera hasta encontrar tiempos mejores. Y así jugó ante la amenazante escuadra de Tuchel, a no impacientarse, a esperar a que escampara y a ver qué inventaba Luis Alberto.
El fenomenal y menudo futbolista gaditano tiene duende y cada cosa que hacía llevaba peligro. Si las dos primeras ocasiones fueron alemanas, Kimmich y Kane, mediante. La siguiente fue un disparo suyo que lamió la escuadra.
Kane, en el Olímpico en el duelo ante La Lazio.ALBERTO PIZZOLIAFP
Si Luis Alberto contara con Musiala y Sané en las alas, este partido se habría resuelto antes. Pero los extremos pertenecen al Bayern y a punto estuvieron de perforar la portería de Provedel en un par de ocasiones. La más clara la tuvo el alemán tras una preciosa jugada combinativa del Bayern.
A igualdad de condiciones, la balanza parecía ser alemana, pero 11 contra diez la cosa no estaba tan clara. Media hora debió jugar el Bayern con uno menos tras el fallo de su central. Media hora en la que nada se le puede reprochar. Lo intentó todo e incluso siguió dominando el juego y la posesión.
Sarri, en cambio, olió la sangre y tan pronto los alemanes se quedaron en inferioridad, sacó a Pedro y a Taty Castellanos, aquel que hizo cuatro goles con el Girona al Real Madrid, a ver si cazaban alguno más a la contra. Los van a necesitar en Múnich.
Finalmente, nada cambió en lo que restaba de encuentro pese a los intentos del Bayern por igualar el marcador y los del Lazio para rematar a los alemanes a la contra. Todo abierto para la vuelta, pero el Bayern se queda sin margen de error.
Son las 21.30 y los padres de Diogo José Teixeira da Silva, Diogo Jota, y André Silva abandonan el tanatorio de Puebla de Sanabria. La madre no puede contener el llanto, mientras que el padre aguanta serio la tragedia que ha sacudido a su familia hacía menos de 24 horas. Junto a ellos salen los coches fúnebres de dos jóvenes de apenas 28 y 26 años que jugaban al fútbol. A la comitiva la acompaña también el representante de Jota, Jorge Mendes, el único que brinda unas palabras a los medios allí apostados. "Todavía no me lo creo. Esro es muy, muy difícil", declara para, poco después, romper a llorar cuando sube a su vehículo.
Había sido una tarde dura en esta pequeña localidad zamorana de apenas 1.100 habitantes. Desde el tanatorio, situado al pie de las huertas medievales, se escuchan lamentos que quiebran el silencio cuando algún familiar de los fallecidos sale a hablar por teléfono o fumar un cigarro. En torno a cinco horas velaron a los dos jóvenes, mientras la burocracia seguía su lento curso para poder repatriar a los dos futbolistas, fallecidos en un terrible accidente en el fatídico punto kilométrico 63,300 de la A-52.
En el pequeño parking de tierra detrás del tanatorio se acumulan varios coches con matrícula de Portugal. Eran de los familiares que han venido a tomar conciencia de la tragedia. "Estamos esperando el permiso de repatriación, aún no sabemos donde será el funeral de los chicos", contaba uno de los trabajadores de la funeraria portuguesa a EL MUNDO, aunque ya se conoce que se celebrará en Gondomar, localidad en la que crecieron.
La instrucción la estaba llevando el Juzgado de Primera instancia de Puebla de Sanabria, cuya titular es Elena Rubio González. En la puerta del juzgado, mientras salía un trabajador de la funeraria con los papeles del deceso, estaban algunas señoras interesadas por lo ocurrido. Una de ellas contaba que era seguidora del Atlético de Madrid, club al que perteneció Diogo Jota durante dos años, aunque no pudo llegar a debutar oficialmente. "Qué pena que estos chicos hayan venido a morir aquí", lamenta.
Una pareja de la Guardia Civil, frente a los coches con los féretros de Diogo Jota y su hermano.CESAR MANSOAFP
Había sido un desafortunado accidente que está siendo investigado por la Brigada de Tráfico de la Guardia Civil, pero que llevará tiempo porque "la superficie quemada ha eliminado muchos de los indicios que podían indicar el motivo del siniestro", según confirmó el Instituto Armado. En el kilómetro 63,300 de la vía que une Pontevedra y Benavente se produjo, en sentido a la localidad zamorana, el trágico suceso.
A primera hora de la tarde aún quedaban los restos del siniestro. El frenazo en el carril derecho, una marca de unos 50 metros de largo, anunciaba la tragedia unos 100 metros después. En aquel punto de la mediana seguían los restos del Lamborgini Huracán esparcidos en un cerco de superficie quemada. Una aleta desprendida del coche que se salvó de las llamas dejaba el único resto que indicaba el color verde fluorescente de un coche que terminó reducido a cenizas, según la Guardia Civil. "Muy frustrante", expresaba un miembro del servicio de emergencias de la localidad sobre la asistencia que no pudieron brindar a los fallecidos.
Los restos mortales de los dos jóvenes fueron trasladados horas después del siniestro, tras confirmar su fallecimiento, al Instituto Anatómico Forense de Zamora para certificar su identificación y realizarle un análisis postmortem. El estado de los mismos obligó a realizar una prueba de ADN para confirmar sus identidades, aunque la matrícula del vehículo y los enseres personales que se pudieron salvar de las llamas ya apuntaban la identidad de las víctimas.
Mientras el mundo lloraba por la trágica pérdida del futbolista del Liverpool y su hermano, jugador del Pennafiel, de la Segunda División Portuguesa, los familiares esperaban impacientes el permiso que debía conceder la Delegación del Gobierno de Valladolid para repatriar los restos mortales de los jóvenes, que llegaría a última hora de la tarde.
Un viaje frustrado
Diogo Jota y su hermano se dirigían de vuelta a Inglaterra vía ferry desde Santander, según apunta la prensa portuguesa. El futbolista del Liverpool había asistido a la boda del compañero de selección José Sa y Raquel Jacob y al enlace de otro amigo en el norte de Portugal. Antes de partir hacia el ferry había almorzado con su mujer, Rute Cardoso, y sus tres hijos, de cinco y dos años y un bebé de meses, en Leça de Palmeira, cerca de la playa portuguesa de Matosinhos.
La idea era parar en Benavente a hacer noche y de ahí partir a la localidad cántabra a coger el ferry que les llevara a Inglaterra para conducir directos a Liverpool, donde el lunes el futbolista comenzaba la temporada con los reds. A Jota, que recientemente había sido operado de un problema pulmonar, le habían desaconsejado los médicos coger un avión por los problemas de la presurización de cabina. Al final, el drama le alcanzó a él y a su hermano en una carretera de la España despoblada.
Es el vértigo de asomarse al precipicio, en este caso, al 'Muro' de Dortmund. Es la "ilusión, el entusiasmo, la adrenalina, los nervios, los miedos y las responsabilidades" de volver a meter al Atlético de Madrid entre los cuatro mejores de Europa. "Lo importante es el todo y el que lo interprete mejor estará en la siguiente fase", contaba Diego Simeone en la rueda de prensa previa al enfrentamiento ante el Borussia de Dortmund.
Se ha movido el Cholo muchas veces con el Atlético de Madrid por estas latitudes, seis concretamente, de las que ha conseguido salir victorioso en tres ocasiones. En todas ellas, dos en la final y una en la semifinal, su verdugo fue el mismo: el Real Madrid.
En esta ocasión se trata de otro equipo, "muy fuerte en su casa", según definió el propio Simeone y con gente hábil en las bandas y con mucha intensidad. El argentino mencionó expresamente a Bynoe-Gittens, aunque le adjudicó otro número al que le corresponde, que "la rompió".
El argentino cree que hay que fortalecer la parte mental de los jugadores, pero que no hace falta alimentarles la moral. "Cualquier futbolista en cuartos y en puertas de los mejores cuatro de Europa es una ilusión enorme", apuntaba el técnico argentino.
Witsel, en la previa del encuentro.Bernd ThissenAP
Lo que hay que domar serán los nervios y, sobre todo, el ambiente. Una grada que conoce bien Axel Witsel, futbolista del Borussia Dortmund durante cuatro años y hoy en el conjunto rojiblanco. "Es uno de los mejores ambientes, pero como lo es el de nuestro estadio", reflexionaba el belga en la misma comparecencia que su entrenador.
Witsel ha asumido el discurso de partido a partido de su entrenador y no se quiere imaginar nada más allá del partido en el Signal Iduna Park. "Los partidos son detalles. Las oportunidades que tengamos tenemos que meterlas y estar atentos defensivamente. Los detalles cuentan", admitía el futbolista.
Precisamente, uno de esos detalles es intentar poner el cerrojo en la portería de Jan Oblak, perforada en los últimos diez partidos y motivo de preocupación tanto para el entrenador como para la defensa rojiblanca.
Récord
Witsel y Simeone coinciden en que el grupo está listo para afrontar este reto y confían en la experiencia de muchos de los jugadores rojiblancos que ya han jugado en varias ocasiones a estas alturas de la competición. El PSG o el Barcelona les esperará al otro lado.
Más allá de lo que pase en el terreno de juego, fuera el club ha registrado el mayor desplazamiento de aficionados de su historia sin contar las finales de Lisboa y Milán. Serán 4.000 los hinchas rojiblancos que intentarán evitar a sus jugadores y a su entrenador el vértigo de asomarse al Muro de Dortmund.
Hay dos Jesús del Gran Poder en Sevilla. Uno descansa en la Basílica del mismo nombre y sale, cuando la lluvia lo permite, en La Madrugá del Viernes Santo. El otro es el niño de los ojos azules, el de Los Palacios. Ya no tan niño, quizás, y con más cicatrices, pero su fuerza reside en los confines del estadio Sánchez Pizjuán del que saldrá, por última vez, este sábado a las 18.30 con el Celta como testigo.
¿Qué sentirá ese día?
No sé, muchas emociones, intentaré disfrutar del momento. Llevo tiempo con muchos sentimientos y va a ser muy complicado.
Jesús Navas (Los Palacios, 1985) dice adiós al fútbol, al deporte que se lo ha dado todo y desde el que hizo soñar a una ciudad, Sevilla, con cuatro Europa Leagues, y a un país, España, con dos Eurocopas y, sobre todo, un Mundial. Él es el último de la generación de 2010, la última punta de la única estrella que España tiene en el pecho. Las otras son Torres, Iniesta, Cesc y Puyol, los cinco que tocaron el balón en la jugada que dio inicio al gol más importante de la historia del fútbol nacional.
Es el último de la generación de 2010.
Al final es todo fruto del trabajo, el sacrificio. A pesar de mis dolores, aquí he seguido durante estos últimos seis meses en los que he querido estar con el equipo y mira, me ha hecho conseguir cosas.
Todos preguntan por lo que sintió Iniesta en aquel gol pero, ¿y usted?
Pensaba que, en el momento del partido que estábamos, había que llegar rápido arriba. El equipo contrario estaba desgastado y sólo quería transportar el balón delante y al final salió todo muy bien.
¿Ha sido el mejor momento de su carrera?
Es lo máximo, conseguir un Mundial... Es el sueño de todo niño.
También tiene cuatro Europa Leagues, Eurocopas y otros títulos...
Sí, todos son muy especiales. Sobre todo el primero con el Sevilla, el gol de Antonio Puerta que nos abrió las puertas de la final y todos los títulos que vinieron después, fue tremendo.
El jugador del Sevilla en la entrevista con El Mundo.Gogo Lobato
Es, en este momento, en el de los amigos perdidos, en el que Jesús Navas sí desearía tener el gran poder de traerlos de vuelta. El lateral del Sevilla adoptó el número de Puerta como homenaje a él y se emociona al recordarle, pero tampoco se olvida de José Antonio Reyes. "Siempre serás eterno amigo Antonio Puerta", escribió hace tiempo en Instagram. Él ha tenido el poder de hacerlo realidad.
¿Qué le hace sentir el 16?
El número de Antonio y lo llevo con todo el cariño, con entrega, con sacrificio, como estoy haciendo, darlo todo por él y por la afición. Se lo merece y lo que intento hacer cada día.
¿Se acuerda mucho de él?
Sí, tanto de él como de Reyes. Fueron momentos muy duros, las pérdidas que tuvimos y además amigos míos. Pero los llevamos siempre con nosotros, tanto en los títulos que conseguimos como en las alegrías.
Han sido 21 años en la élite. Desde que aquel agridulce 23 de noviembre de 2003 en el que Joaquín Caparrós, «como un padre» para él, le da la alternativa ante el Espanyol en un partido en el que terminarían perdiendo en Montjuic por 0-1.
Navas, delante del estadio que lleva su nombre.Gogo Lobato
¿Se recuerdan los grandes escenarios, pero cómo vivía el fútbol cuando iba por Los Palacios?
Siempre en la calle, en la plaza del pueblo, jugando hasta altas horas. Todo el día fútbol y disfrutando de ello. Todo lo que he conseguido es gracias a esa ganas y a esa ilusión.
¿Soñaba con la carrera que ha tenido?
Sí, la verdad que todo ha sido maravilloso y me enorgullezco de no haber cambiado desde el primer día. He seguido siendo el mismo, con esa humildad, esos valores que me han enseñado mis padres, mi mujer, eso es lo principal.
¿Cuándo dice hasta aquí?
Hace un año fue a más y, sobre todo, cuando juego un partido entero sufro mucho.
La ansiedad sí la pudo superar.
La situación de estar jugando en tu pueblo y llegar con 15 años al Sevilla y en dos estar jugando en el primer equipo... fue todo muy rápido. Quien me conoce sabe cómo soy y es un salto muy drástico. Al final fui asimilándolo porque el fútbol es mi vida y poco a poco, con ayuda de la familia, todo salió bien.
Fue de los primeros en hablar de salud mental.
Yo creo que esto le pasa a mucha gente, es algo muy común. Manteniendo la ilusión y con la ayuda de la familia, lo pasas.
Navas en la ciudad deportiva del Sevilla.Gogo Lobato
¿Qué le diría el Jesús Navas de hoy al de entonces?
Le daría las gracias. Sobre todo por no haber cambiado desde el primer día.
¿Tiene alguna espina clavada ?
No, todo lo que he conseguido ha sido maravilloso, tanto en Sevilla, en el City como en la selección.
¿Qué deja Navas en el fútbol?
El legado aquí en Sevilla y en la selección es darlo todo, hasta el final. Y el cariño de todo el mundo.
La 'jubilación'
¿Cómo será su primer día sin tener que ir a entrenar?
Nunca se está preparado para ello, pero a todo el mundo le llega e intentaré disfrutar de estos 15 días.
¿Qué le dice la familia, sus hijos?
Al pequeño le va a costar más, porque estuvo viviendo conmigo en la tele la despedida de Rafa Nadal y él estaba llorando. Entonces le dije que yo estaba prácticamente igual, que me dolía y que lo dejaba por algo así. Y bueno, yo creo que él seguramente se va a emocionar.
¿Qué echará más de menos?
Todo, es mi vida. Levantarte por la mañana, tocar el balón... es lo que llevo haciendo desde pequeño.
¿Qué es el fútbol para usted?
Es lo que amo y lo que me ha dado tantas alegrías.
¿Seguirá vinculado al Sevilla?
Ahora pienso en esta semana que viene por delante de tantas emociones y, con tranquilidad, veré. Al final Sevilla es mi casa y ya tomaré la decisión con tranquilidad.
¿Deja muchos amigos?
Todos los compañeros con los que he compartido vestuario en la selección, el Sevilla y el City nos tenemos un cariño increíble.
¿Ramos será especial?
Es como un hermano, hemos vivido muchos momentos, las familias. Hemos crecido juntos en el fútbol, en la selección, en Sevilla. Su vuelta fue espectacular porque tenía muchas ganas. Siempre le deseo lo mejor y ojalá siga disfrutando del fútbol.
El niño de los ojos azules, el del gran poder, ya no puede más y dice adiós.