Un Madrid mezquino, rácano, absurdamente defensivo, con el maligno bloque bajo de Ancelotti, provocó que el Atlético empatara en el último suspiro como castigo a la cobardía del italiano.
Me dicen que tengo un horrorosa obsesión contra la mediocridad
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Si lo prefieres