Y cuando creíamos haberlo visto todo, llegó el super ‘tie-break’ de Carlos Alcaraz

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Se dejaron la vida. Se lo dejaron todo. Su rostro reflejaba al final del partido que se habían quedado vacíos. Fue un carrusel de emociones, una disputa llena de alternativas con unas prestaciones altísimas por ambos lados. Empezó mejor Jannik Sinner, con gran velocidad de bola. Carlos Alcaraz llegaba tarde en algunas ocasiones y cometía errores. No acertaba a leer el juego del italiano y carecía de precisión en las dejadas. Sinner gobernaba la final y tuvo tres oportunidades para hacerla suya, pero, ¡ay!, cuando se aprestaba a definir se precipitó, le faltó la lucidez que venía demostrando a lo largo de toda la tarde, se salió de su patrón. Abrió una puerta para que Carlos recobrase vida, y éste no dejó pasar la oportunidad.

Los tres puntos de partido que no fue capaz de aprovechar acabaron siendo para Sinner un puñal en el corazón. A partir de ahí, el español supo quitarle tiempo y generarle dudas, llevarle a un territorio hasta ese momento desconocido. Hay un antes y un después de esas tres pelotas, por mucho que después demostrase arrestos para combatir y defender su suerte más allá de lo que podría esperarse.

Mención aparte merece el super tie-break que hizo Alcaraz. Cuando parecía que no podían hacerse mejor las cosas, cuando daba la impresión de que ya lo habíamos visto todo y aún estábamos presos del asombro, sacó un repertorio aún desconocido y dejó a su oponente sin respuesta posible. ¿Cómo replicar la magnitud tenística que alcanzó el ahora ya doble ganador del torneo después de una batalla de tal exigencia? Fue el casi inimaginable colofón a una final que impresionante, que tuvo todos los ingredientes de los partidos de tenis que quedan para siempre. Tampoco faltó la caballerosidad entre ambos, de principio a fin. Es evidente que Alcaraz y Sinner están varios cuerpos por encima del resto y que llevan camino de repartirse los grandes títulos en los próximos años. La rivalidad les hará mejores, para gozo de quienes disfrutamos de este maravilloso y durísimo deporte.

kpd