Viaje a la cuna de Bellingham en Stourbridge: “Aquí empezó todo, ya es una leyenda”

Viaje a la cuna de Bellingham en Stourbridge: "Aquí empezó todo, ya es una leyenda"

«Esto es el Black Country (País Negro). Estamos al lado, pero no somos de Birmingham. Que quede claro». Al abandonar por el oeste la segunda ciudad más poblada de Inglaterra uno se interna en un laberinto de curvas que recorren campos, pastos de ganado, casas bajas y antiguas fábricas de carbón que un día convirtieron a esta zona de las West Midlands (las tierras medias occidentales) en parte del Black Country. Ahora, lavada la cara y superada la herencia de la Revolución Industrial, los pueblos que rodean, entre otras, la A458, se van transformando con el paso de las décadas. Y uno de ellos se ha convertido en el centro del foco mediático del mundo del fútbol: Stourbridge, cuna de Jude Bellingham. Hasta allí viajó EL MUNDO.

Para saber más

Los glassboys (chicos del vidrio) fueron hace décadas pilar de la fabricación de vidrio en el país y en esta era, transformada ya la ciudad en una mezcla de zonas residenciales, pequeños centros comerciales y tiendas de barrio, observan con orgullo el éxito de su mayor representante. Hasta ahora hacían casi suyo a Ronnie O’Sullivan, leyenda del snooker que nació en Wordsley, 2 kilómetros al norte, pero ya nadie le hace sombra a Jude, su hijo pródigo. «Es el héroe de los jóvenes», cuenta Jane, empleada en el Ryemarket, uno de los principales puntos de encuentro de la villa. En la fachada del mismo, justo enfrente de la iglesia de Santo Tomás, aparece la primera referencia al futbolista inglés. Un mural gigante que es el resumen de su carrera. «Somos un pueblo pequeño. Que naciera aquí es un orgullo», añade. El mural, pintado por un artista local antes del Mundial de Qatar, ha hecho famosa a la tienda WHSmith que está a su lado: «Vienen aquí todas las semanas a hacerse fotos», dicen.

En las calles de Stourbridge empezó la historia de Bellingham, pero fue al norte de esta urbe de 60.000 habitantes donde su nombre comenzó a hacerse conocido, concretamente en el Stourbridge War Memorial Athletic Ground: «Mira, aquí, en esta zona, jugaba él con sus amigos y con su hermano. Aquí empezó todo». Y Nagel, que lleva dos décadas trabajando en el Stourbridge FC, señala orgulloso un trozo de césped limitado únicamente por dos porterías. A la izquierda, separado por una valla, está el estadio en el que entre 2005 y 2008 jugó Mark Bellingham, padre de Jude, y a la derecha aparecen los dominios del Stourbridge Cricket Club, que comparte terrenos con el club de fútbol.

«Mark era una máquina de hacer goles», recuerda Nagel en conversación con este periódico. Gary Hackett, ex jugador del Aberdeen, del Stoke City o del West Brom, entre otros, entrenó al Stourbridge durante 16 años. Llegó al club en 2003, el año de nacimiento de Jude, tuvo en sus filas a Mark y observó de cerca los primeros años de vida de sus hijos. «Les recuerdo desde pequeños. Estaban siempre con un balón, todo el rato corriendo de un lado para otro», explica a EL MUNDO en una cafetería de Hagley, una pequeña localidad residencial al sur de Stourbridge a donde se acabó mudando la familia Bellingham.

En su primer colegio: “Es el mejor, ¡y es de aquí!”

Con el cambio a Hagley llegó también la mudanza de equipo. Jude dejó el modesto Stourbridge y fichó por la cantera del Birmingham City, en la gran ciudad. «Cuando un jugador destaca un poco, se lo llevan. Somos un club muy modesto. Y mira, ahora Jude tiene sobre sus hombros el futuro de la selección inglesa», se lamenta Nagel con amor propio.

En Hagley, una localidad de clase media-alta, los Bellingham acudieron a la Hagley Primary School, un centro educativo de más de 600 alumnos que ha sido nombrada Escuela de Excelencia este mismo año. «Cree, logra… Juntos lo conseguiremos», se puede leer al entrar por su puerta principal. Sus responsables tienen prohibido hacer declaraciones a la prensa y sólo rompieron la regla antes del Mundial cuando la BBC visitó el complejo: «Ha dejado un legado de deportividad, ambición y de intentar ser la mejor versión de ti mismo», dijo su directora. Por lo demás, máxima discreción. En la calle, los alumnos tienen claro su jugador favorito: «Jude, claro. Es el mejor. ¡Y es de aquí!».

Esa privacidad que muestra la escuela también la comparte la familia Bellingham, que desde que sus hijos fueron pequeños crearon a su alrededor una burbuja que dura hasta el día de hoy. «Siempre quisieron una vida muy privada, que nadie hablara por ellos. Tuvieron claro lo que querían para sus hijos y les formaron para ello sin distracciones. No verás que Jude sea el protagonista de un escándalo o que haya fotos suyas de fiesta a las 4 de la madrugada. Les han educado muy bien y son gente muy inteligente, con los pies en el suelo. No eran niños egocéntricos ni decían todo el rato lo buenos que eran. Eran normales, siempre con la pelota, y nunca se creyeron más que nadie», resume Hackett.

En la ciudad deportiva: “Es una inspiración”

Con los años, el mayor de los Bellingham cambió la Primary School de Hagley por la Priory School de Edgbaston, una escuela privada de clase alta que cuesta 16.000 libras al año y que está enfocada en mezclar el rendimiento deportivo con el académico. Su recinto está más cerca del centro de la ciudad, de St. Andrews, el estadio del Birmingham City, y a 20 minutos en coche de Wast Hills Training Ground, la ciudad deportiva de los blues, nuestra siguiente parada en la cronología de Bellingham.

Apartada en el sur de Birmingham y rodeada de monte, el recinto donde se crio Jude nos recibe con un mensaje: «Impulsando el éxito, abrazando la excelencia», se lee en su edificio principal. Al lado, el Education hub, una sala donde los jóvenes jugadores pueden completar sus labores académicas. Y detrás, lo importante: una carpa gigante a la que llaman Dome y que precede a 13 campos de fútbol de distintas dimensiones con los que cuenta la cantera. En esa carpa que protege otro campo de césped artificial empezó Jude su camino en el club. Ahora otros quieren ser como él: «Es una inspiración para nosotros. Un modelo a seguir. Todos queremos ser como él», comenta a este periódico Zaid Betteka, de categoría sub’18.

Leyenda en St Andrews: “Es su héroe”

Los canteranos sueñan con una llamada que les obligue a coger la carretera A441 que lleva a St. Andrews, así que nos acercamos hasta allí para descubrir la leyenda de Bellingham. Nadie se podrá poner jamás su número 22, retirado en su honor, y un mural gigante con su cara domina una de las entradas al recinto. «Rompe récords. Estamos en esto juntos, KRO», reza la fachada del mural. «KRO» significa Keep right on (sigue adelante), y es uno de los lemas de la afición. Jude hizo historia al debutar con 16 años y 38 días y al anotar 25 días más tarde, superando a otra leyenda: Trevor Francis.

«Es su héroe», admite, como admite todo el mundo en esta zona, una de las trabajadoras de la recepción. «Le conocemos desde pequeño, un chico muy respetuoso, como su familia». En la tienda oficial, los aficionados todavía piden camisetas con su nombre. «A veces más que los jugadores actuales. Es una leyenda», cuentan.

“Salvó al club”

Su venta al Dortmund dolió, pero «salvó al club» rechazando también a los grandes de Inglaterra y sorprendiendo a todo el fútbol británico. «Les salvó», insiste Hackett. «Tenían al Liverpool y al United detrás y eligieron Dortmund para luego irse al club más grande y con más presión del mundo. Eso te da una idea de lo que son y cómo han trabajado», explica el exfutbolista, que conoció a Mark Bellingham cuando estudiaba en la Universidad de Wolverhampton: «Antes de ser policía (acabó siendo sargento) ya era un hombre muy decidido, muy fuerte mentalmente, con instinto y humilde. Denise (la madre) también trabajó en la oficina de la policía. Esa fuerza mental que tiene Jude viene de sus padres. Debutar a los 16, dejar su ciudad con 18 e irse al Madrid con 20 no lo hace cualquiera».

La “fuerza mental” de sus padres”

De esa «fuerza mental» habla también Steve Sallis, psicólogo deportivo que conoció a Bellingham en una convocatoria de la selección inglesa sub’15: «Tenía un carácter increíble. Trabajamos en la toma de decisiones y en cómo ser buena persona», comenta a EL MUNDO, y tiene claro que la cabeza de Bellingham determina su éxito: «Su familia es brillante y siempre le han mantenido con los pies en el suelo. Sus padres merecen todo el crédito porque esa seguridad psicológica viene de ellos».

Stourbridge, Hagley, Birmingham, Dortmund y Madrid. Esa es la cronología del nuevo icono del fútbol inglés, europeo y mundial.

kpd