La mayor fiesta del fútbol español, la Copa del Rey, ha vivido un pequeño lunar en sus momentos previos. Mientras la mayoría de aficionados, se calcula que en torno a 100.000, acudió a Sevilla a animar a su equipo y a celebrar la final entre el Athletic de Bilbao y el Mallorca, un reducido grupo de radicales ha aprovechado el evento para hacer una quedada para pegarse.
Un centenar de ultras se ha enfrentado en los alrededores de la Alameda de Hércules, una céntrica plaza de Sevilla muy próxima a la Fan Zone del Mallorca, con bengalas, piedras, sillas, taburetes y demás mobiliario de los establecimientos cercanos.
La Policía Nacional se ha visto obligada a intervenir para disolver esta batalla campal en la que no ha habido heridos graves, pero sí daños materiales tanto en el espacio público como en las cafeterías cercanas. Tras la refriega, se ha identificado a cinco personas.
Al parecer, se trataba de una cita entre el grupo radical del Athletic de Bilbao, Herri Norte Taldea, de ideología de extrema izquierda frente a un compendio de ultras del Mallorca y de los radicales de extrema derecha del Betis, los Supporters Gol Sur, y del Atlético de Madrid, los Suburbios Firm.
Este último grupo se trata de una escisión del principal grupo ultra del Atlético de Madrid, el Frente Atlético. En el Suburbios Firm milita el asesino de Aitor Zabaleta, el aficionado de la Real Sociedad apuñalado en los alrededores del Vicente Calderón hace ya 25 años.
Los radicales de Betis y Atlético ya protagonizaron una riña, esta vez entre ellos, en las proximidades del Metropolitano hace justo un mes. Tampoco hubo que lamentar heridos de gravedad.
Los Herri Norte Taldea, por su parte, estuvieron implicados en las agresiones a varios aficionados del Atlético así como a enfrentamientos con la Ertzaintza en Bilbao en la previa del partido que enfrentó al Athletic Club y al Atlético de Madrid en las semifinales de la Copa del Rey.
Andy Macdonald patinó por la Casa Blanca cuando Bill Clinton era presidente, se subió al escritorio de Jay Leno cuando este era el presentador más famoso de la NBC americana y comenzó patinando con Tony Hawk como pareja de halfpipe hace ya 25 años. Hoy, los Clinton ven el culebrón demócrata desde la barrera, Leno se dedica en cuerpo y alma a su colección de más de 100 coches y motos y Hawk, bueno, ahí sigue dándole al monopatín. "Habrá un momento en que tenga que dejar la competición, pero seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas", expresa a EL MUNDO.
Ni se le han caído las ruedas, ni le ha llegado el momento de la retirada del profesionalismo. Andy Macdonald, a sus 50 años (51 el 31 de julio), será el debutante más veterano en los Juegos Olímpicos de París intentando alcanzar una medalla olímpica para el equipo británico en la disciplina de park de skateboard. "Ojalá que pueda seguir en Los Ángeles junto a Tony representando a la categoría de 50 o más", explica entre risas Macdonald sobre sus perspectivas futuras.
Y es que el sueño olímpico le picó como una de las tantas locuras que Andy ha vivido a lo largo de su vida. En esta ocasión fue su mujer la que le dijo que no despertase. Primero le recordó que le debía un viaje a París desde hace 15 años y después, ante su pregunta, le respondió que "estaría loco si no lo intentaba". Lo único que le pidió fue que no dilapidara sus ahorros familiares para cumplir su sueño.
"La edad no es un gran problema"
Así, gracias a que su padre nació en Luton (Reino Unido), Andy Macdonald habló con el Team Great Britain para poder participar bajo la bandera británica. Él, por cierto, es el único del equipo en categoría masculina y también el único que no ha nacido en este siglo de su disciplina. Las otras integrantes Lola Tambling y Sky Brown tienen 16 años y Bombette Martin, 18. "La edad no es un gran problema. Es un obstáculo, un bache, pero nada que no puedas superar", indica.
Macdonald celebrando la clasificación.Team GB
Pese a que era tiro de larga distancia, Macdonald se puso a ello hasta que el destino le llevó a los clasificatorios de Budapest de hace unos meses. Se cayó en sus dos primeros intentos y, en el tercero, hizo una de las mejores rondas de los preliminares y se coló entre los mejores 16 con lo que obtenía su billete para París. "Las estrellas se alinearon para conseguir esa ronda, tuve 10 puntos más que en cualquier otra de la gira", confiesa el deportista.
Así, pese a su edad, pese a tener que cambiar de especialidad (él domina el medio tubo) pudo conseguir la plaza y cumplir su promesa. "Tan pronto me lo confirmaron, lo primero que hice fue llamar a mi mujer y le dije: 'Te he comentado muchas veces lo de Paris pero, ¿qué te parece si finalmente vamos?'", explica.
Y aquí está este chico de Massachusetts que comenzó con la fiebre del monopatín a los 12 años, cuando vio a un chaval montado en uno de ellos sobre el parqué de un polideportivo en el que él practicaba baloncesto y se lo intentó cambiar por su pelota. Como no lo consiguió, tuvo que esperar a que Papá Noel le trajera su primera tabla y hasta hoy, 38 años después, donde deberá enfrentarse a un tipo de skate muy diferente al que él comenzó junto a Tony Hawk. Más agresivo... más doloroso. "Las caídas son caídas, pero tardas más en curarte y, quizás sí, duelan un poco más", revela.
Compromiso
La diferencia para Andy en su periplo como profesional es el compromiso. No respecto a la carrera profesional sino en lo concerniente a la realización de grandes trucos. "Para caer un gran salto tienes que creer al 100% porque las consecuencias de no conseguirlo suelen ser una dura caída", explica. De hecho, el propio Macdonald comenta entre risas, por ejemplo, que hasta hace poco su último 720 (dos giros completos) lo había hecho "en sus 40".
Pese a las caídas, que han sido muchas, Andy Macdonald nunca se ha arrepentido de elegir el skateboard pese a que de pequeño destacaba en otros deportes como el fútbol. "Todo lo que tengo en mi vida me lo ha dado el skate", cuenta. Y asegura que intenta devolverle todo lo que le ha dado sea con organizaciones sin ánimo de lucro, eventos benéficos o cualquier cosa que le ayude a recordar: "El skate es una parte de quien soy".
En el minuto 84, Mindaugas Jackus, cuarto árbitro del encuentro entre el Atlético de Madrid y el Slovan de Bratislava sacó el cartelón con el 12 en color rojo y el 7 en verde. Bajric salía del terreno de juego para dar entrada a Vladimir Weiss Jr. o, mejor dicho, Vladimir Weiss III.
En ese momento, durante los 10 minutos que restaban de encuentro, había un Weiss en el banquillo y otro en el césped, al igual que un Simeone. "Si el entrenador pensó en poner a ese futbolista no lo hizo pensando en poner a su hijo. Ninguno de los dos los miramos como hijos sino como futbolistas. Sí, la verdad es que no suele suceder normalmente", respondió el entrenador argentino en la rueda de prensa posterior al encuentro.
Lo cierto es que los Simeone se llevaron el envite ante los Weiss. De hecho, cuando salió el jugador eslovaco, el Atlético ya dominaba el marcador por tres goles a uno, como finalmente quedaría el marcador. Un resultado que hundía aún más a un equipo, el eslovaco, que ha perdido sus seis partidos por dos o más goles de diferencia.
Lo cierto es que esta curiosa circunstancia ha estado a punto de no darse porque Vladimir Weiss III estuvo a punto de retirarse del fútbol, debido a una cadena de lesiones muy continuada durante la temporada pasada. Pero la clasificación del Slovan para la Champions, y el enfrentamiento contra el City, equipo en el que también militó junto con el Espanyol, le motivó a alargar un poco más su carrera.
Luego se rumoreó que lo dejaría tras la derrota ante el conjunto citizen y especialmente después de las declaraciones de su padre: "Vladimir hará su propio anuncio en los próximos días. Creo que fue su último partido. Soy su padre y es duro para mí. Todo tiene un comienzo y un final".
Pero Vladimir hijo siguió ante el Girona y también estuvo este miércoles contra el Atlético. De momento continúa una saga que comenzó con el abuelo, Vladimir Weiss I, que también fue futbolista y ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. Siguió con el padre y actual técnico, que jugó el Mundial de 1990 y llegó a ser seleccionados de Eslovaquia. Hasta la tercera generación.
La diferencia entre sagas no está sólo en el apellido, también en el terreno de juego. Mientras los Weiss cuentan sus partidos por derrotas en Championes, los Simeone lo hacen por victorias en todas las competiciones.
Racha victoriosa
Desde la entrada del Cholito en el equipo titular, son 10 partidos seguidos ganando. No cabe duda de que el pequeño de los tres hijos de Simeone ha dado una nueva energía al conjunto rojiblanco.
"Muy contento todo el equipo con como venimos trabajando en el día a día, en el partido a partido. Creo que todos formamos parte de estas 10 victorias y estamos muy contentos y con muchísima confianza", explicó el propio hijo de Simeone.
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LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Viernes,
20
octubre
2023
-
19:01Ver 7 comentariosSegún la federación, existe desde 2018 y la conocen...