Una hazaña presenciada en familia: “Mi nieta está de maravilla”

Una hazaña presenciada en familia: "Mi nieta está de maravilla"

Fútbol femenino

Actualizado

Familiares, allegados y vecinos de Tere Abelleira vibran con la victoria de España en un bar de Pontevedra

Iria, hermana de Teresa Abelleira, junto a otros familiares.CARLOS G. POZO

“Teresa, la Copa en la mano”. Este es el cántico que desde ayer, y hasta el domingo, entonarán los familiares y amigos de Teresa Abelleira, después de que la selección española consiguiera el pase a la final del Mundial. EL MUNDO vivió este martes con ellos el encuentro de semifinales contra Suecia en el bar A Cañota de Pontevedra. Antes de que empezara el encuentro, la treintena de personas congregadas se mostraban nerviosas. Aunque en el fondo tenían fe en que todo saldría bien. “Estamos muy nerviosos, la verdad, con muchas ganas de que ganen y de que pasen a la final”, decía Sara Pérez, cuñada de la futbolista del Real Madrid. Tomás Abelleira, el hermano de la jugadora, reconocía que no había pasado una buena noche, aunque afirmaba que los nervios que sentía eran “buenos y bonitos”.

Una vez que el balón comenzó a rodar, los gritos de “¡Vamos, España!” y “¡Vamos, Teresa!” fueron una constante, y todavía más cuando la pontevedresa intervenía en alguna jugada. La primera parte la vivieron con mucha tensión, ya que el gol no llegaba y el tiempo no dejaba de correr, pero la esperanza no se perdía. “Estoy viviéndolo con muchos nervios e ilusión, pero confío plenamente en que van a conseguir pasar a la final”, decía Iria Abelleira, hermana de Teresa, que mientras presenciaba el partido amantaba a su bebé en la mañana del martes festivo.

Los 15 minutos de descanso fueron aprovechados para analizar el partido y para comentar cómo veían a la centrocampista. “Estoy viendo a mi nieta de maravilla”, comentaba Tomás Abelleira, el abuelo de la joven. “Después de la primera mitad estoy más tranquila, porque creo que ellas lo están haciendo bien. Han tenido ocasiones y ojalá que entre el balón en la segunda parte. De Tere, ¿qué voy a decir? No soy nada objetiva con ella. Siempre la veo muy bien, para mí, todo lo que se despeja lo hace ella, aunque no sea así”, decía Iria.

“Toca aguantar”

La segunda mitad se vivió con más tensión. Cada vez que España se acercaba al área rival los gritos de “¡Vamos!”, los aplausos y los golpes en la mesa se escuchaban incluso por encima de la narración del partido. Los familiares de la internacional tampoco dudaron en festejar los errores de Suecia o los despejes de la defensa española, e incluso alzaron la voz cuando Teresa recibió una falta por la que permaneció durante unos segundos tendida en el suelo. Ella es intocable para los suyos.

Con la llegada del primer gol, toda la tensión se disolvió y dio paso a la emoción. Las lágrimas corrían por las mejillas de todos los seres queridos de la centrocampista gallega, porque, momentáneamente, estaban en la final. “Toca aguantar”, decían tras el tanto marcado por Salma, pero la alegría duró más bien poco tras el empate de la selección sueca. Parecía que a todos les hubiera caído un jarro de agua fría encima. No se escuchaba nada más que la televisión, y la idea de vivir una prórroga empezaba a aparecer.

“Si vamos a la prórroga o a penaltis me da un ataque al corazón, ya en el partido anterior fue un agobio”, decía Iria, en alusión al encuentro disputado en cuartos de final frente a Países Bajos. Nadie quería llegar hasta el minuto 120, y mucho menos a la ronda de penaltis porque, como comentaba Toño, “eso ya es una lotería”.

“Pita ya, pita ya”

Por fortuna llegó el segundo gol de España y ese tanto ya supuso la completa liberación. Gritos, saltos, lágrimas, cánticos, todo les servía para mostrar su felicidad. Quedaba un minuto, más el tiempo añadido. En total fueron ocho minutos en los que estar sentados frente al televisor del bar pontevedrés fue una tarea prácticamente imposible. No se les podía escapar de las manos. Los “pita ya” y los “ya está, que se acabe”, fueron las frases más repetidas. Y ya con el pitido final, los aplausos y los abrazos pasaron a ser los protagonistas.

“Tenemos mucha alegría, todavía lo estamos asimilando. Estamos super orgullosos de Tere. A ver si tienen suerte para ganar la Copa, pero yo creo que sí”, decía Efrigenia Solla, la abuela de la jugadora.

“Es tan buena persona…”

“Estoy super emocionada, ya se me ha visto durante todo el partido. Todavía no me creo que estén en la final. Además, Teresa es tan buena persona que se lo merece, bueno, se lo merecen todas. Estoy que no puedo ni hablar. Durante el partido pensaba: ‘Es que están haciendo historia'”, comentaba Sara entre lágrimas.

Tomás, que ya vivió los minutos finales de pie y mirando el reloj, sólo podía añadir: “Siento una paz mental ahora mismo… que madre mía. Ella dijo que iban a llegar a la final y lo han hecho. Están compitiendo de una forma muy bonita. El fin es precioso, y lo queremos a toda costa, pero es que la forma en que lo están haciendo es inmejorable. Para nosotros Tere ya es campeona”.

Sin duda, la que más sufrió durante los 90 minutos fue Iria, que no podía parar ni un segundo durante la semifinal. “Tras la victoria estoy genial, muy contenta. He pasado de los nervios a la alegría plena y absoluta. Todo el sufrimiento ha merecido la pena. Ya no nos imaginamos otra cosa que no sea trayendo el título a casa, hay que pensar siempre que se va a ganar”, decía.

kpd