Si se consulta el medallero global de los Mundiales acuáticos celebrados en Singapur, aparece España en octava posición con 12 recompensas (cuatro de oro, tres de plata y cinco de bronce). Pero todas ellas logradas en las disciplinas ajenas a la natación en línea: artística, waterpolo, saltos… En la natación pura, la reina de la piscina, no ha brillado metal alguno.
Dos finalistas, siete semifinalistas (Carmen Weiler, semifinalista por partida doble y finalista con el relevo mixto) y cinco récords de España (dos a cargo de Luca Hoek). El balance deja un sabor ambiguo. Muy pocos batieron su plusmarca personal o de la temporada. El equipo era muy joven, con una media de 20 años. Pero, en la natación, el imperio de la precocidad, ese dato no dice lo mismo que en otros deportes.
Las mujeres (Carmen Weiler, Estella Tonrath, Laura Cabanes, Emma Carrasco) han sido mayoría como semifinalistas frente a los hombres (Luca Hoek, Adrián Santos). Pero no han accedido a ninguna final individual, honor reservado a Carles Coll, reducidas a los relevos 4×100 libre mixto. Tampoco han batido ningún récord de España individual, constreñidas asimismo a los relevos. La herencia de Mireia Belmonte e incluso Melani Costa y alguna otra permanece en ese estado de provisionalidad que toda transición, corta o larga, comporta.
Asoma entre las corcheras una María Daza, que cumplirá 18 años este agosto y formó parte del finalista 4×100 libre mixto. Velocista, laureada internacionalmente en la categoría júnior. Con ella, Carmen Weiler (20 años), Estella Tonrath (18) y Laura Cabanes y Emma Carrasco, ambas de 19, parecen prestas a recoger el testigo. Pero aún el peso de nuestra natación descansa esencialmente en los hombros de los hombres.
Los consolidados
En los de los veteranos. Por consolidados, no por viejos. En Hugo González (26 años), campeón del mundo de 200 espalda y subcampeón en 100 en 2024. También sexto en París en los 100. En Carles Coll (23), campeón del mundo de 200 braza en piscina corta en 2023. Algo menos en Sergio de Celís (25), uno de los plusmarquistas en Singapur. Y, sobre todo, en la estimulante novedad de Luca Hoek.
González no viajó a Singapur. Realizó un flojo Campeonato de España, unos trials. Aparte de la relajación postolímpica, se encuentra en período de asentamiento -cambio de modos de vida y métodos de entrenamiento- después de abandonar Estados Unidos y establecerse en Tarrasa. En cuanto a Coll, llegó a la final de los 200 braza, en la que fue séptimo, tras batir un ya remoto récord de Melquíades Álvarez, de los tiempos del poliuretano. Es el espejo en el que se mira nuestro otro buen bracista, Nil Cadevall, de 19 años.
Y llegamos a Luca Hoek, reciente oro en el Europeo júnior en los 50 y 100 libre. Es el séptimo nadador de la historia que, a los 17 años, ha bajado de los 22 segundos en los 50. Aunque los campeones de natación son muy madrugadores, no todos lo son tanto. Esos 17 años están llenos de promesas. En Singapur batió dos veces el récord de España de los 100 libre. Ya tiene también el de los 50. Y quiere el de los 200 de César Castro.
De padre neerlandés y madre francesa, nació en Sant Pere de Ribes, a cinco kilómetros de Sitges. Y es más de Sitges que de cualquier otro sitio. Él y todos los demás afrontan un nuevo ciclo olímpico con diversas estaciones. La primera, el Europeo de París 2026.