Argentina acabó imponiéndose 1-0, propinándole a Brasil su primera derrota como local en el formato actual de las eliminatorias
Lionel Messi lideró a la selección de Argentina al retirarse del campo de juego rumbo al vestuario tras una pelea entre hinchas en Brasil, y que provocó que el partido por las eliminatorias del Mundial comenzara el martes con un retraso de 27 minutos en el estadio Maracaná.
Argentina acabó imponiéndose 1-0, propinándole a Brasil su primera derrota como local en el formato actual de las eliminatorias y le permitió a Argentina terminar el año como líder de las eliminatorias con 15 puntos, dos más que Uruguay. La humillante derrota, con gol de Otamendi, en el mítico estadio carioca, hundió a Brasil al sexto lugar en la clasificación, el último de los que garantizan cupo para el Mundial, y dejó en la cuerda floja al seleccionador interino, Fernando Diniz, cuya cabeza fue pedida a gritos en el Maracaná.
La ceremonia de los himnos nacionales previo al duelo más emblemático del fútbol sudamericano había comenzado cuando estallaron los choques en el estadio de Río de Janeiro. Jugadores de ambas selecciones se acercaron a la zona de la tribuna donde se produjeron los enfrentamientos más intensos, exhortando a que se restableciera la calma.
Se pudo ver al arquero portero Emiliano Martínez acercarse al borde de la grada para reclamar a los policías brasileños que pararan la violencia. Luego, Messi hizo una indicación al árbitro chileno Piero Maza, y los actuales campeones mundiales sE marcharon a los vestuarios.
“Hicimos eso porque era la manera de que se tranquilice todo”, explicó Messi sobre la decisión de retirarse del campo. “Desde abajo no se podía hacer mucho, veíamos como le pegaban a la gente“.
La policía empleó una especie de barras para controlar las refriegas en la grada. Varias de las butacas fueron arrancadas y acabaron golpeando a espectadores que se encontraban detrás de uno de los arcos. Al menos un aficionado tuvo que ser evacuado con sangre en el rostro.
El equipo argentino advirtió a las autoridades brasileñas que no volverían a la cancha hasta que la situación se calmara. Lo hicieron tras permanecer 22 minutos en su vestuario y luego calentaron unos cuantos más para finalmente dar comienzo al encuentro.
“Había jugadores que tenían familiares ahí. Uno piensa en la familia, no sabe bien qué está pasando y está más pendiente de eso que de jugar un partido”, dijo Messi.
Maracaná estaba repleto al agotarse las 69.000 entradas que fueron puestas a la venta.
En el previo Brasil-Argentina por las eliminatorias, en septiembre de 2021, el partido fue suspendido en medio del caos en un estadio de Sao Paulo por el incumplimiento de los protocolos contra la pandemia de coronavirus. Funcionarios brasileños de sanidad pública ingresaron a la cancha, apenas unos minutos después del silbatazo inicial, para constatar si cuatro jugadores argentinos habían cumplido con el requisito de cuarentena.
Y a inicios de este mes, el Fluminense de Brasil se consagró campeón de la Copa Libertadores en el Maracaná después de varias peleas entre sus partidarios y los del club argentino Boca Juniors.
