Sergio Herrera: “Si la grada rival me vacila les pico, me río… Alguno me ha dicho ‘eres el más tonto de la Liga'”

Sergio Herrera: "Si la grada rival me vacila les pico, me río... Alguno me ha dicho 'eres el más tonto de la Liga'"

Entrevista

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«A veces, cuando pierdo el puesto, me avergüenzo y no salgo de casa», admite el héroe de Osasuna en la Copa, experto en penaltis.

Sergio Herrera, en El Sadar.MUNDO

Sergio Herrera (Miranda de Ebro, 1993) es tan sincero como pasional. El portero de Osasuna, héroe de los navarros en el camino hacia la final de la Copa del Rey, reflexiona en EL MUNDO sobre las dificultades de los porteros, sus ‘calentones‘, las claves que le hacen el parapenaltis de la Liga, el dinero del fútbol y el viaje a Arabia Saudí para la Supercopa.

Dice Antonio Rüdiger que él está “positivamente loco”. ¿A usted le pasa lo mismo?
Me parece una reflexión acertada. Yo también me considero positivamente loco. Soy un tío que gesticula mucho, que puede transmitir ese tipo de cosas por mis rasgos faciales, pero luego también me considero una persona razonable. Luego es verdad que es una locura que tiene que ir de la mano cuando eres portero, tenemos que tener esa locura porque es un puesto bastante complicado.
¿El portero tiene que estar un poco loco?
Creo que sólo por la presión y responsabilidad hay que tener algo especial, diferente al resto de compañeros de campo. No te puedes permitir fallar y hay que saber gestionarlo.
Se hizo viral su imagen llorando en Mendizorroza tras ser cambiado.
Estaba en el escenario que había sido mi objetivo durante siete años, cuando estuve en la cantera del Alavés, estaba el campo lleno, me estaba jugando el puesto, jugando muy bien, ante mi familia, ante una afición que podía estar diciendo “vaya canterano hemos perdido” y al final por unas medias de las que ya me había quejado, tuve que pedir el cambio. Me hizo gritar. Luego en frío dije “la que he montado” y me derrumbé. Yo que sé… Soy demasiado pasional.
¿Se calienta con facilidad?
Con los futbolistas no me caliento, o no sé qué visión tendrán ellos de mí, se pensarán que soy tonto, y lo entiendo. Pero no he tenido ningún problema. Luego en algunos momentos el partido igual necesita unas cosas y yo intento ser un poco listo y pillo, y si mi equipo necesita que se pierda tiempo lo intento. A veces el fútbol tiene que ser un poquito más que jugar al fútbol.
Pero a veces pide perdón, como en el Bernabéu.
Es que lo de Madrid la verdad que fue feo… Estaba la grada pidiendo una manita con 4-0. Cuando Piqué sacó la manita en el 2-6 al aficionado del Madrid le pareció falta de respeto, ¿y ahora vais ganando 4-0 al Osasuna, hay un penalti y todo el fondo canta “queremos una manita”? Joder, cuando lo empecé a escuchar pensé “como lo pare, les saco la manita”. Me dio mucha rabia. Luego pedí perdón y encima me llamaron “tonto” (risas). No tendría que haberlo hecho y ya está, pero soy me gusta mucho interactuar con la grada rival. Si me vacilan me río, les pico y tal… Pero con los futbolistas no, eh, ellos a veces me dicen algo y se tienen que sorprender porque no entro. Alguna vez alguno me ha dicho “eres el más tonto de la Liga” y ni le contesto.
Final de Copa, Europa, Supercopa… ¿has cumplido todos tus sueños?
A mí me valía haber debutado en Primera. Pero jugar la final de Copa ha sido la mejor sensación que he tenido y llegaré a tener. Ha sido un año increíble porque perdí el puesto y sólo jugaba en Copa. No fue fácil de gestionar. Saber darle valor a una cosa secundaria, una competición de suplentes, es gratificante, se convirtió en una prioridad y creo que el equipo llegó lejos porque estuve a buen nivel.
¿Perder el puesto siendo portero es diferente que perderlo siendo jugador de campo?
Sí. Hostia… Es duro, eh. Encima yo a veces me avergüenzo. Me da vergüenza y no salgo de casa. Por si estoy en la charcutería y me viene uno y me dice “has perdido el puesto”… Me afecta.
En su carrera nunca ha salido del norte, no ha bajado de Huesca. ¿Por qué?
Empecé a jugar en Miranda, en el colegio, se me daba bien y le dije mis padres que me gustaría competir dentro de nuestras posibilidades familiares. Salió la opción del Alavés, que estaba a 20 minutos de casa, y me tiré ahí siete años. Luego cuando sólo compites en el País Vasco lo normal es que sólo te conozcan ahí, nunca he tenido un representante de una gran empresa y el que tenía me fue poniendo donde conocía. En el Laudio, el Amorebieta… Y después ya Huesca y Osasuna. Tampoco he tenido muchas opciones de elegir. Pero si hubiera podido, aunque perdiera dinero hubiera elegido estar cerca de mi familia.
¿Es dependiente de su familia?
La verdad que no, y me lo echan muy en cara (risas). Soy muy independiente de ellos. Tengo mis rutinas y manías y a veces se me va la cabeza y no me acuerdo de nada más. Soy muy malo con el móvil y con el WhatsApp, no les llamo y mi madre se enfada, pero ella tampoco me llama a mí (risas). Pero con mis amigos igual, con esto del teléfono tengo tantos mensajes que al final me agobio y les pasa factura a ellos. Tengo que mejorarlo.
¿Cuántos mensajes recibe un futbolista?
Pfff. Cuando ganas muchos y cuando pierdes pocos (risas). Creo que según vas avanzando vas siendo más apático con eso. A mí me habla gente del colegio y a veces les contesto porque no quiero que piensen que he cambiado y que soy un chulito, pero detrás de esa persona hay 50 mensajes más y a veces dejas de lado a la gente con la que tienes confianza y contestas a los que igual se enfadan porque no saben que soy un desastre con el móvil.
Hábleme de su familia.
Mi padre trabajaba en una empresa papelera de Miranda y mi madre no trabajaba hasta que mi hermano necesitó dinero para la universidad. Y mi hermano es banquero y ahora tenemos a medias una academia de inglés en Miranda. Me saca dos años y somos dos mostrencos enormes, siempre estábamos juntos, compitiendo a todo y peleando. Él era súper inteligente y yo no era ese tipo de persona, a mi madre siempre le decían que yo era buena persona y noble.
¿Es de gastar en caprichos?
Soy de caprichos razonables. No me gustar comprar caprichos por los que el día de mañana pueda tener problemas económicos. Mi contrato ha subido año a año desde que estoy en Osasuna y tengo el mismo gasto. No se trata de ganar más y gastar más. El coche me lo compré en Primera, me compré una casa… Lo normal. Si me puedo comprar unos pantalones de una marca más cara, pues sí, pero cosas razonables. El dinero sí que te cambia, especialmente a la hora de valorar ciertas cosas. Cuando estoy con mis amigos entiendo lo afortunado que soy. La vida del futbolista es una vida un poco engañosa porque es corta y tienes que tener cabeza.
¿Ha notado si el dinero ha cambiado a gente de su círculo?
No, nunca me han pedido nada. Igual más que el dinero puede ser que me preocupe la gestión de que yo me haya hecho famoso, ser el ‘padre de’ o ‘hermano de’. Eso me ha dado más miedo, que vayan por la calle y les digan ‘qué mal ha jugado tu hijo’. Eso siempre me ha preocupado, que no vayan fardando porque un día estás arriba y otro abajo. Sobre el dinero nada, mis padres son ahorradores y con lo poco que han tenido se lo gestionan.
¿Qué fue lo primero que pensó cuando se dijo lo de venir a Arabia Saudí a jugar la Supercopa?
Dinero. Al final era un trofeo que se jugaba en verano, que la gente no lo veía y que económicamente no aportaba nada. Se lo han traído a este país por dinero. Es así. Y nosotros pues estamos trabajando, y muchas veces tienes que venir, competir, trabajar e irte. Yo ojalá jugarla con mi gente y con mi familia en el campo. La RFEF llegó a un acuerdo para sacarle dinero a la Supercopa y es lo que nos toca.
¿Se vendría a jugar a Arabia?
Pff… No sabría qué decirte. No te voy a decir “no” porque un jugador de Osasuna gana para vivir, pero aquí se gana mucho dinero. Yo que sé. Vas a tu familia y les dices que te ha venido un equipo de Arabia y que te pagan muchísimos millones de euros y te dicen “vete”… Es dinero. Es trabajo. Eso a veces no lo entiende la gente. Y que el fútbol mueve dinero. Luego cada uno tendrá su opinión. La mía es que ojalá el trofeo siguiera en España.
En los penaltis, ¿a qué parte del cuerpo del rival suele mirar?
No te da tiempo. Y si miras el cuerpo, te engaña. Yo miro en bucle vídeos de 20 minutos. Por ejemplo, de Lewandowski para esta semifinal. Vídeos. Pum, pum, pum, pum. Inconscientemente mi cerebro ya está automatizando los movimientos de Lewandowski. Es un patrón y los patrones se repiten. A veces estás en el penalti, se te activa el cerebro, ves algo y vas a un lado. Luego hay que saber jugar con la cabeza, yo me muevo mucho, a veces marco un lado… En el de Joselu en el Bernabéu pues sabía que su lado de seguridad era la derecha y que a veces tiraba al medio. Entonces le señalé la derecha sabiendo que me iba a quedar en el medio. Y luego pues tiene que ser también un poco demérito del delantero.
Entonces, ¿los penaltis son una lotería?
No, no es una lotería. Para mí, en mi caso, el tener un porcentaje de más del 50% es imposible que sea lotería. Algo de habilidad y suerte tiene que haber.
Te apodan ‘Canillas’, ¿por qué?
Es que de pequeño mi ídolo era Casillas y yo tenía las piernas muy estrechas. Entonces una de las madres de mis compañeros un día gritó “ese no es Casillas, es Canillas”. La gente se empezó a reír y desde entonces me llaman así. Aquí no, pero para todo el mundo en Miranda soy ‘Canillas’. No me gusta, eh, aquí no. En Miranda sí, pero aquí no.

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