Valencia Basket – Real Madrid (20.30 h.)
El club taronja, que firma 12 victorias en los 16 primeros partidos, afronta un ambicioso horizonte con un nuevo pabellón como base de su crecimiento.
Se respira en Valencia espíritu de renovación, un aire de ambicioso crecimiento que no sólo se refleja en los excelentes resultados del arranque de temporada, las 11 victorias por dos derrotas que sólo un virus estomacal que afectó gravemente a la plantilla detuvo la semana pasada con tropiezos en Badalona y Milán. No lejos de la Fonteta (y de la impresionante L’Alqueria) va emergiendo el Roig Arena, el que será “el mejor pabellón de Europa”, un templo del baloncesto que en unos meses será el pilar de un club que mira más allá. Este martes, en la octava jornada de la Euroliga, reta la racha del Real Madrid con Alex Mumbrú a los mandos, siete caras nuevas en la cancha y un rejuvenecimiento en los despachos en las figuras de Enric Carbonell, director general, y Luis Arbalejo, director deportivo.
La temporada pasada, el Valencia Basket acabó octavo en ACB, pero con su peor balance en victorias-derrotas de siempre. Un peaje por una Euroliga exultante por momentos, que sin embargo no le llevó a ningún sitio. Un aprendizaje también. “El Valencia necesitaba un cambio a nivel de plantilla y en su estructura de club”, explica a EL MUNDO Arbalejo, que a su llegada tuvo que pasar de la mano con Mumbrú por la traumática salida de alguno de los protagonistas absolutos del pasado reciente, ninguno como Bojan Dubljevic.
El objetivo era armar una plantilla con músculo y experiencia para afrontar con garantías las dos competiciones. Y fijar los desafíos: “Afrontar la Copa y los playoffs ACB como cabezas de serie y estar vivos en Euroliga, donde sólo hay dos presupuestos más bajos que el nuestro, hasta el final. Y, a partir de ahí, ver si podemos aspirar a algo más. Soñamos en grande”. Sin embargo, perder en casa la primera jornada no pareció ser el mejor de los augurios.
“Igual al utillero y a la estrella”
“Le tengo mucho cariño a esa derrota en casa contra el Girona. Fue fantástica la gestión que se hizo a todos los niveles, cuerpo técnico, club y vestuario para la racha de después…”. De los 12 siguiente partidos, sólo perdió uno, contra el Efes, igualado su mejor inicio histórico de Euroliga. “Ahora viene un pico con Madrid, Barça, Baskonia y Panathinaikos, ‘sólo’ tenemos dos bajas, Hermansson y Jared Harper, pero no será sencillo”, asegura el director deportivo llegado desde el Alicante de LEB ORO (también era scout de los Jazz de la NBA) en su primera experiencia en la máxima competición continental tras una fulgurante carrera en la que escaló todos los peldaños del baloncesto y con una filosofía basada en la “inteligencia emocional”.
“Creo mucho en las personas. En que por encima de cargos o salarios estén los seres humanos. Lo he hecho en cada paso, desde las categorías de formación hasta EBA, LEB y ACB o siendo scout de la NBA. Detrás de un entrenador, un jugador o un preparador físico hay una persona. Y hay que tratar igual al utillero que a la estrella del equipo. Eso lo he hecho siempre. Es mi sello”, resume Arbalejo, que también fue durante seis años director de cantera del Zaragoza.
Su verano, mano a mano con Mumbrú y Carbonell (el director general llegó en 2022), fue intenso en las oficinas del Valencia. “Dubljevic ha sido el jugador más grande que ha pasado por Valencia Basket, pero llevaba 11 temporadas y consideramos que nos teníamos que ir a perfiles más físicos, con más capacidad taponadora, más agresivos en el rebote. En esa filosofía también salen otros jugadores importantes (Prepelic, Van Rossom, Jasiel Rivero…). Los siete (Brandon Davies, Semi Ojeleye, Nathan Reuvers, Kassius Robertson, Damien Inglis, Boubacar Touré y Stefan Jovic) que llegan van en ese perfil. Para hacer una plantilla más dura, más larga y más capaz de aguantar 80 partidos”, analiza, poniendo el foco en tres pilares: Chris Jones y los fichajes de Brandon Davies y Ojeleye, “operaciones complejas, los quería casi toda Europa”.
A pesar de las buenas sensaciones iniciales, las miras del club van más allá. “Soy de los que piensa que para que pasen cosas grandes hay que pensar en grande. Hace 25 años de la última Copa y casi 10 de la Liga. Soñamos con ganar un título a corto medio plazo”, desafía Arbalejo, que resalta dos objetivos clave: “Ser siempre un equipo referente en ACB y nos encantaría tener una licencia en Euroliga para no estar en el filo y que nos diese esa tranquilidad a medio largo plazo, que condiciona la plantilla”. Para eso, la transformación. Y un argumento tan potente como el Roig Arena, cuya inauguración está prevista para finales de 2024.