Los teóricos anticipan retiradas, los prácticos confían en quien funda su carrera legendaria en la experiencia. Lo probado. Con este tipo de dimensiones de la cancha y altura del aro, lo cual es inmutable para los reguladores, Sergio Llull y su sentido del espacio y del tiempo podrá jugar otro lustro más. Está totalmente seguro de que cada vez que lanza, encestará. Da igual la profundidad del cañonazo: nunca es una salva, siempre salvador para el Real Madrid. No entiende el menorquín de hacerlo sin munición. Sí entiende de curvas. Empirismo.
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La última parábola fue un disparo librado que tenía que tomar. No estaba defendido, Jabari se equivocó. Demasiado sencillo para Llull. Con tanto territorio este tipo de jugador a veces duda, y de ahí vino el milagro de la subida y el error. El error fue darlo por fallado. Pues de forma milagrosa, volvió a entrar. Llull lo hizo de nuevo. Fue titular, anotó 19 puntos y con la mirada siempre motivadora del que fue su referente, su antiguo compañero de selección Juan Carlos Navarro, hizo otro gran partido.
Joan Peñarroya decidió jugar sin center tras los errores imperdonables de Yousupha Fall. El Barça vivió con cinco pequeños y murió en el rebote de Tavares. Perder contra el máximo rival en liga regular de ACB no parece que les doliera mucho, ya que fue muy competido. Las bajas de Lapro, Núñez, Metu, Vesely y Sarr unen a los que quedan y la opción real de playoff directo en Euroliga les enfoca en el viernes. Laporta le cerró a la sección la opción de fichar base o no base por motivo económico y la necesidad hizo virtudes. Sin peluca, sin comicidades, pero Brizuela y Parra están jugando al mejor nivel posible desde que su actual club pagó sendas cláusulas de rescisión.
La gran sorpresa es que fue un clásico en el que los jugadores seleccionables fueron muy protagonistas. Llull, Joel, Darío. Y además, minutos para Willy, Abrines, Abalde, la defensa de Garuba e Ibaka. E incluso el mejor más/menos fue para Raúl Villar, un base de bachillerato que en siete minutos mostró practicidad y ningún error. En un baloncesto español de cantera donde la calamidad de la proliferación imparable de los jugadores de dudosa edad contamina lo que debería ser la pureza de la formación y llegada al profesionalismo. De ahí la noticia nacional.
Parra parece revivido. Es una diversión verle jugar y conectar con grada y compañeros. Pero la vid no enseña la flor hasta mayo o junio. ¿Llegará este Barça a la F4 o a la final de Liga, así, a la heroica? Lo que sí ha explotado es la blancura de los valles del cerezo. Llull dejó el florero y se llevó la flor. Y no olviden que para él siempre es abril cuando entra en el Palau Blaugrana.