Sinner se impone en la final del Masters 1000 de París y le arrebata el número uno del ranking a Alcaraz

Sinner se impone en la final del Masters 1000 de París y le arrebata el número uno del ranking a Alcaraz

Entre las ambiciones históricas de Carlos Alcaraz hay una que se presenta más inaccesible que el resto, empinadísima, esquiva: acabar las temporadas como número uno del ranking mundial. Lo hizo en 2022, pero desde el año pasado Jannik Sinner se ha convertido en un adversario desmesurado. La lista ATP premia la regularidad, y ahí el italiano continúa un paso por delante. Pese a los tres meses de sanción que cumplió en primavera, Sinner recuperó este domingo el número uno después de imponerse a Felix Auger-Aliassime por 6-4 y 7-6(4) en la final del Masters 1000 de París.

Es su quinto título de la temporada, después del Open de Australia, Wimbledon y los ATP 500 de Pekín y Viena; un éxito que le sitúa con opciones reales de cerrar 2025 en lo más alto. Sinner y Alcaraz se lo jugarán todo en las ATP Finals, que se disputarán del 9 al 16 de noviembre en Turín. El español mantiene una ligera ventaja: para recuperar el número uno depende de sí mismo. Necesita ganar los tres partidos de la fase de grupos o alcanzar la final del torneo. Pero ante cualquier tropiezo, Sinner está preparado para aprovecharlo.

Como ya ocurrió en 2024, este curso el italiano sólo ha encontrado oposición real en Alcaraz, que le ha derrotado en cuatro finales; el resto de rivales apenas logran inquietarle. Este domingo, frente a otro especialista en pista dura indoor como Auger-Aliassime —uno de los jugadores más físicos y potentes del circuito—, su victoria nunca pareció en duda. El canadiense resistió especialmente en los compases finales, pero la consistencia del italiano terminó imponiéndose con la misma serenidad que le caracteriza-

En su recorrido hasta la final del Masters 1000 de París, Sinner no había cedido ni un solo set y apenas concedió opciones a sus rivales. De hecho, sólo Francisco Cerúndolo, en octavos, consiguió arrebatarle más de cuatro juegos en un mismo parcial, un 'hito' que repitió Auger-Aliassime. "Está claro que no estoy al 100%", admitió entonces, sin precisar la naturaleza de sus molestias físicas. Pero en los días siguientes no mostró signo alguno de debilidad. Desde su regreso en mayo apenas ha tenido descanso, igual que Alcaraz, y seguramente sólo acuse el desgaste acumulado.

Los Dodgers ganan las series mundiales de béisbol tras derrotar a Toronto en el séptimo partido de la final

Los Dodgers ganan las series mundiales de béisbol tras derrotar a Toronto en el séptimo partido de la final

Un partido emocionante como colofón a una final extraordinaria. "Algo increíble, indescriptible, largamente soñado y, sin embargo, totalmente inesperado", en palabras de uno de los grandes cronistas californianos. Los Ángeles Dodgers derrotaron anoche, pasada ya la madrugada, a los Toronto Blue Jays en el séptimo partido de la final convirtiéndose en el primer equipo en un cuarto de siglo en ganar dos títulos consecutivos de las Series Mundiales de béisbol. Para el primero tuvieron que esperar 36 años; para el segundo, 366 días nada más. Era lo que el estado soñaba desde hace décadas, lo que sus rivales más temían, lo que la Liga todavía no sabe si es una bendición o una maldición.

El héroe inesperado de la noche no fue Shohei Ohtani, el mejor jugador del mundo y probablemente de la historia. Ni su compatriota Yoshinobu Yamamoto, MVP de las series, que se subió al montículo del pitcher en el momento más crítico de la novena y en teoría última entrada del partido (después de haber lanzado casi 100 veces el vieres para lograr que su equipo empatara la eliminatoria), sino Will Smith, uno de los catchers mejor pagados de la liga y que hace apenas unas semanas se perdió por lesión el final de la liga regular.

La victoria, 5 a 4, cimenta el inicio de una nueva era de dominio para el equipo californiano, que de la mano de Ohtani, el deportista mejor pagado y que cada día romper récords, lanzando y bateando, no tiene límites por delante. Fue una victoria de trabajo, de fe, de resiliencia. De esfuerzo más que de talento. De errores catastróficos y proezas nunca antes vistas en un estadio.

Durante toda la final, los Dodgers fueron por detrás, a remolque, sufriendo pero sin rendirse. Hasta ganar el título a domicilio tras remontar una serie que se puso cuesta arriba desde el primer momento, con una durísima derrota en el primer cara a cara. A pesar de sus muchas lesiones, venían de pasar por encima de Cincinnati Reds, Philadelphia Phillies y Milwaukee Brewers en los playoff.

Venían como favoritos indiscutibles, tras haber invertido casi 400 millones de dólares para formar una plantilla intratable. Y se encontraron una resistencia feroz, abrumadora por momento, liderada por Vladimir Guerrero Jr. la gran estrella de Toronto, probablemente el primer jugador que acompañe a su padre en el hall de la fama de la Liga.

El séptimo partido estuvo a la altura, del nivel y de la leyenda. Incluyendo un amago de tangana multitudinario en la cuarta entrada, con los banquillos enteros de los dos equipos acudiendo a la llamada de la violencia después de un bolazo involuntario y muchos insultos. Afortunadamente para el espectáculo, quedó en nada, no hubo expulsados y todo siguió como si nada.

Los Dodgers arrancaron abajo en el marcado hasta 3-0, pero lograron recuperar poco a poco, gracias en especial a un home run del inspiradísimo Max Muncy y al empate del infielder Miguel Rojas, que hasta el sexto partido de estas Series no pasaba de suplente. Llegaron empatados a la novena entrada, con la sensación de que los canadienses estaban mejor plantados y los lanzadores californianos, agotados y sin ideas.

Entre la espada y la pared, el entrenador optó por sentar a un fatigado y errático Blake Snell y encomendarse al talento, la esperanza y el aura de Yamamoto, muy tocado tras los 96 lanzamientos consecutivos de la víspera. No hay posición más devastadora para el cuerpo en el deporte profesional que la de pitcher, ni más solitaria. El propio Ohtani, fichado de Japón como lanzador pero reconvertido a fuerza de lesiones en mago del bate, tiene un calendario cuidadísimo y dosificado, y apenas ha tocado el montículo en la final, pues tras cada partido el brazo y el cuerpo acaban destrozados. Aun así, Yamamoto aceptó el desafío, la llamada de la historia, sin ningún tipo de descanso.

El japonés no estaba fino, ni cómodo, y su lenguaje corporal lo mostraba. Permitió que su primer rival llegara a la base. Golpeó al segundo, Alejandro Kirk, en el cuerpo con su segundo lanzamiento, llenando las bases. Y ahí llegó el milagro. Cuando peor estaba la situación, más respondió el equipo.

Daulton Varsho conectó un golpe rápido, pero la defensa rapidísima de Los Angeles logró una eliminación por centímetros. Literalmente. Los árbitros tuvieron que ver la jugada repetida en cámara lenta con el público contenido la respiración. El defensor levantó el pie pero logró volver a tocar la base milésimas de segundo antes que el corredor, confirmando la eliminación. Primera bala esquivada.

La siguiente fue, sin duda, una de las jugadas del año. Un tiro flojo de Yamamoto, un gran golpeo del bateador y la bola saliendo hacia el fondo del diamante. Cuando todo parecía perdido, el outfielder de los Dodgers, Andy Pages, corrió a la desperada y saltando sobre su compañero Kike Hernández, arrollándolo de hecho, logró atrapar el batazo del tercera base de Toronto, Ernie Clement, forzando la prórroga.

La décima entrada fue de respiro, y cuando los espectadores se iban mentalizando para una larga noche, como la del tercer partido, que llegó a las 18 entradas hasta lograr un vencedor, Will Smith en el ataque, y Mookie Betts en la defensa, dieron el golpe definitivo.

Un golpe excesivo, casi injusto, para los Blue Jays, que dominaron durante buena parte de la noche y de la semana. Cuya defensa secó cuatro noches a las estrellas angelinas, que anotaron más carreras y estuvieron más sólidos en general, gracias a la consagración del rookie Yesavage o del veterano Max Scherzer. Pero que abrieron la puerta cuando más peligroso era, y pagaron las consecuencias. Su cerrador, el pitcher Jeff Hoffman, había generado muchas dudas tras permitir 15 home runs en la temporada regular, pero había estado implacable en la postemporada, con solo una carrera en 11 entradas. Con la segunda, ya no hubo forma de remontar.

El mejor show de esta Liga

El mejor show de esta Liga

Nadie puede ya dudar del liderazgo del Real Madrid en esta Liga. Juega con brillantez, con una superioridad escandalosa y, además, en los tres partidos en casa con Juve, Barça y Valencia realizó exhibiciones. El mejor show de esta Liga.

Hace ya años que el Real Madrid no se exhibía con una exhuberancia tan increíble. Con una superioridad que casi dejaba el papel del Valencia en grotesco. Un club que con Peter Lim o sin él, es un equipo que se va hacia al fondo del mar de la segunda división sin remisión.

El Madrid de la presión juega de maravilla con jugadores al espacio. Qué pena que el segundo tiempo fuera un poco bodrio, porque los blancos jugaban a la mitad de la velocidad. Lo mejor fue sin duda el soberbio gol de Carreras, que recordaba de algunn forma, aunque sea en minúscula, al gran Roberto Carlos.

Por fin parece que Xabi Alonso es el entrenador que puede devolver al Real Madrid a la autopista de los éxitos. Domina los partidos con una frescura insultante y ha recuperado a Bellingham de manera espectacular .

El inglés ya puede ser ya la segunda gran estrella del equipo blanco tras el demonio Mbappé. Desde luego, Vinicius, no. Cada día las células grises del brasileño le funcionan peor. No hizo nada o casi nada brillante en el primer tiempo. Y encima tiene la impertinencia y la desfachatez de quitarle un penalti a la cuenta de récord de Mbappé.

En este caso, el gran culpable es Alonso. Todavía le tiene miedo a Vini. Si se dieron cuenta lo mandó al banquillo junto a Mbappé, como si lo comparara con el francés por calidad cuando ya no es ni la cuarta parte de lo que fue. Jamás debió permitir que Vini tirara el penalti, cuando es el especialista más mediocre de los que conocemos. No mete uno. Imagínense que el resultado estuviera apretado y esta lumbrera se carga el partido.

La cúpula de la Casa Blanca tiene mucha culpa de que Vinicius trate de hacer lo que le dé la gana. Que el Madrid hiciera el ridículo y que no fuera a recoger el "balón de playa" de Vini, fue un ridículo mundial. Es el nudo gordiano de lo que ocurre en la actualidad. Y encima se aprovecha de la generosidad de Mbappé. Me parece un crímen futbolístico.

También tengo la impresión de que alguien da dinero para que juegue Mastantuono. Un petardo, cojo de la pierna derecha y que es incapaz de hacer algo relevante. No hubo más que fijarse en que en tan solo una jugada de Endrick le dejaba en ridículo al argentino. Y Brahim en la grada. Son imposiciones a Xabi Alonso, de las que no parece evadirse.

Ahora los shows se deben ver lejos del Bernabeu. Para empezar, el Liverpool, un equipo en crisis que el Madrid puede agravar.

Vinicius se redime hasta con un error: del penalti cedido por Mbappé al choque de manos con Xabi Alonso camino del banquillo

Actualizado Sábado, 1 noviembre 2025 - 23:18

Vinicius se redimió de sus pecados en el vestuario y obtuvo el perdón de Xabi Alonso que, benevolente, le dio la titularidad ante el Valencia, una apuesta para el lucimiento. Lo hizo a medias, pero fue suficiente. Ni siquiera le penalizó fallar un penalti. El Bernabéu, lejos de reproches, también optó por hacer borrón y cuenta nueva.

El brasileño tenía entre ceja y ceja que sus disculpas, públicas y polémicas sobre el papel, privadas en la caseta, pero que debían encarnarse en una celebración. Por eso buscó con ahínco la portería de una de sus víctimas favoritas. En los últimos cuatro años, Vinicius siempre le ha marcado al Valencia en el Bernabéu al menos un gol. Incluso el pasado año, cuando marcó el 1-1 y después estrelló un penalti en Mamardashvili. En total son seis, ante este Valencia empequeñecido y desnortado, parecía fácil que la cifra engordara cuando entre Mbappé y Güler lo inclinaron de manera irreversible antes del descanso.

Para entonces, Vinicius ya podía tener cumplido su objetivo. En el minuto 41, Busquets Ferrer pitó el segundo penalti de la noche en contra del Valencia. El primero fue por una mano de Tárrega —más discutible que el agarrón de Diego López a Mbappé en la misma jugada—; este, por el atropello de Thierry a Carreras. Con el Bota de Oro con dos goles en el zurrón, le cedió el lanzamiento a Vini para permitirle escenificar su arrepentimiento. No ocurrió. El brasileño encaró con serenidad a Agirrezabala pero el meta vasco adivinó y escupió el tiro.

Xabi Alonso, expectante en el banquillo, solo pudo cabecear lamentándose. Porque no hubiera cerrado el partido para poner ya la mente en Liverpool y porque ese gol podía poner el mejor cerrojo posible a la polémica. Lo primero lo arregló Jude Bellingham enseguida con su tercer gol en los últimos tres duelos, lo que significa que el inglés, superada la lesión del hombro, ha vuelto.

En el descanso, para la visita a Anfield guardó a Güler, brillante en su asociación con Mbappé, y a Tchouaméni, pero Vini iba a tener más minutos para buscar su gol. Minutos y ocasiones, porque el Valencia era un rival grogui, incapaz de aguantar la pelota y menos aún de hilvanar alguna jugada que inquietara a los blancos. Solo era capaz de perseguir sombras intentando que la humillación no fuera mucho mayor del 3-0. Parecía un milagro que el marcador acabara con esa diferencia.

Por eso el Bernabéu se levantó cuando Vini arrancó por la banda en el minuto 61 y asistió a Mbappé, sin que el francés armara un tiro que complicara a Agirrezabala. Hasta ahí llegó su peligro. Le puso Corberán a Cömert como nueva pareja de baile solo para frenarle y, aún así, esperó Xabi Alonso hasta el minuto 79 para sacarlo del partido.

Lo hizo bajo los aplausos de la grada, dándole la mano a Rodrygo y Hendrick y chocándole al entrenador. Como si nada hubiera ocurrido hace una semana. Gestos contenidos que repitió con todo el banquillo.

Todo está olvidado. "A mí Vini no me tiene que pedir perdón. Le adoro, es un compañero ejemplar", reconoció Carreras, que marcó el cuarto gol con un increíble zurdazo.

Vini había aprendido la lección y así se lo reconoció todo el Bernabéu, que se guardó energía para despedir con una ovación a Mbappé. Nunca Xabi lo había sacado de un partido antes del minuto 80, pero ya había hecho todo el trabajo. 44 goles en 45 partidos, ocho jornadas consecutivas marcando y un partido tan cómodo que merecía la pena guardar energías.

El Madrid golea al Valencia, suma seis triunfos seguidos y zanja el ruido con Vinicius antes de Anfield

El Madrid golea al Valencia, suma seis triunfos seguidos y zanja el ruido con Vinicius antes de Anfield

Seis victorias seguidas después de la derrota del Metropolitano hablan a la perfección de cómo el molde de Alonso comieza a cuajar en el césped del Bernabéu. Ante el Valencia y otra vez con Mbappé como estrella anotando un doblete, acompañado de los golazos de Bellingham y Carreras, el conjunto blanco sumó el décimo triunfo en Liga en 11 encuentros, el 13º si contamos los tres de Champions. Unos datos que asustan camino de Anfield y que zanjan el ruido de la polémica con Vinicius. [Narración y estadísticas (4-0)]

Xabi Alonso anunció el viernes que no habría «ninguna represalia» hacia el brasileño por su reacción al cambio del clásico y lo cumplió. El delantero fue titular, recibió el cariño de la grada, como su entrenador, fue parte del triunfo de su equipo ante el Valencia y terminó sustituido en el minuto 79 justo a la vez que Mbappé. Decisión inteligente de Alonso y choque de manos entre ambos en el área técnica. «Asunto zanjado», como advirtió en la previa, y a mirar hacia otro lado hasta que el foco mediático apriete de nuevo.

Sobre el césped, el Madrid de Xabi clavó una tabla más en la vía que quiere construir para que su tren llegue a estaciones más lejanas que el curso pasado. Fue intenso en la presión, vertical hacia la portería rival y fino en la definición. Todo, claro, ante un Valencia inerte, hundido anímica y futbolísticamente, incapaz de respirar con balón y distraído en las acciones defensivas. Un cúmulo de situaciones que dejaron el corto 3-0 del descanso. Pudo ser peor.

A la espalda de los mediocentros

Con Güler y Bellingham sueltos por delante de Tchouaméni, Mbappé moviéndose con libertad y Mastantuono y Vinicius muy abiertos en las bandas, el Madrid se impuso con lógica en los espacios, aprovechó la debilidad valenciana en la espalda de los mediocentros y llegó con facilidad al área de Agirrezabala.

En los primeros 15 minutos, Mbappé, Bellingham y Vinicius probaron al portero y el Valencia apenas pasó del medio del campo, aguantando el empate hasta que una mano de Tárrega en un córner, revisada por Busquets Ferrer en la pantalla del VAR, permitió a Mbappé abrir el marcador desde el punto de penalti. El galo, que había fallado ante el Barça, repitió el lado del clásico pero definió abajo, superando la estirada del guardameta.

El tanto hundió todavía más el duelo hacia las redes de los de Corberán y el Madrid disfrutó. Movió rápido la pelota, se asoció, intercambió posiciones y estuvo muy intenso en la defensa tras pérdida. En el 30, uno de esos movimientos lo aprovechó Güler para situarse sin marca en la frontal del área. Lo vio Bellingham al hueco, el turco tuvo pausa, vio a Mbappé en el área y le puso un balón medido para que el francés rematara cómodo el 2-0.

Bellingham, ante Santamaría, el sábado en el Bernabéu.

Bellingham, ante Santamaría, el sábado en el Bernabéu.EFE

Al Valencia le temblaban las piernas fruto de una delicada situación en la tabla, con nueve puntos en diez encuentros. Los pases no eran finos y llegaban tarde a muchos duelos. Como Thierry, que hizo penalti sobre Carreras en el 41. Un penalti de falta de concentración y de olvido del contexto. A pesar del error del lateral, Vinicius, obsequiado por Mbappé con el lanzamiento, envió el balón al cuerpo de Agirrezabala.

Se mantuvo el 2-0, pero sólo por un minuto, porque Bellingham se sumó a la fiesta con un disparo potente desde la frontal que sorprendió al portero y se coló por el lateral interno de la red. El inglés, en el tercer encuentro consecutivo marcando, mostró de nuevo que parece haber recuperado la chispa.

El gol, más allá del tópico, fue psicológico para todos. Alonso retiró del campo a Tchouaméni, con amarilla, y a Güler, con molestias en un tobillo, y dio entrada a Ceballos y Camavinga. El cambio llamaba a un fútbol de más control y así fue. Los blancos durmieron el duelo y las sustituciones del Valencia tampoco abrieron demasiado el partido. Al revés. El cuadro de Corberán firmó los tres de desventaja y quiso resguardarse para intentar algún contragolpe imposible que, claro, no sucedió.

Primer gol de un español

El partido se aceleró cuando quiso Vinicius, que protagonizó los mejores momentos de la segunda parte hasta que Xabi decidió enviarle al banquillo en el 79. Antes, había corrido por banda para asistir a Mbappé y a Bellingham, pero se encontraron con el portero.

A partir de los cambios de los dos delanteros, el Madrid y la noche vivieron en los pies de Rodrygo y Endrick, haciendo el joven brasileño su debut esta temporada entre rumores de una posible cesión en enero. Provocó una amarilla, fue intenso en los duelos y vio desde el área el golazo de Carreras por la escuadra desde el pico izquierdo del rectángulo. El primer gol de un español en el Madrid este año, que consolidó las sensaciones de un partido roto.

El Madrid aterrizará en Anfield con seis triunfos seguidos y con la moral en el cielo, consciente de que llega a una plaza que el curso pasado cimentó su techo definitivo en Europa. Eran otros tiempos. Otro entrenador y otro Madrid.

El camino de Gemma Triay, de promesa del tenis a número uno del pádel: "Dejé el tenis a los 18 por una lesión, pero todo eso me ha ayudado en el pádel"

El camino de Gemma Triay, de promesa del tenis a número uno del pádel: “Dejé el tenis a los 18 por una lesión, pero todo eso me ha ayudado en el pádel”

Su adolescencia caminó hacia el tenis, como la de muchos y muchas, pero finalmente Gemma Triay encontró la felicidad y el techo mundial en el pádel. Ahora, con 33 años y todavía siendo número uno del mundo, reflexiona sobre una carrera tan inesperada como exitosa.

Es usted número uno del mundo con 33 años.
Uno de los años más felices. No es la primera vez que soy número uno, pero creo que por la madurez, por la edad que tengo ya lo estoy disfrutando mucho más. Ser número uno implica muchas cosas, esfuerzos, sacrificios, nervios, presión... Pero lo llevo de una forma diferente. Lo disfruto más. Aceptar cuando las cosas no salen, normalizar que hoy soy número uno y mañana puedo no serlo. Con el equipo que tenemos con Delfi (Brea) y Rodri, el entrenador, me siento muy afortunada.
¿Hay que estar un poco loco para ser número uno?
Diría que sí. Tienes que ser un poco obsesivo en tu trabajo. Yo lo normalizo porque tal vez no te das cuenta y lo ves como algo normal, pero para la gente no lo es. Mi entrenador me lo dice, que yo puedo estar dos horas haciendo A y B y me resulta fácil y natural, y para otros no. Se desconcentran, quieren probar otra cosa... A mí eso me pone nerviosa. He llegado a la conclusión, con los años y el trabajo con la psicóloga, que tu compañera hace lo que puede, que somos diferentes y que no todo el mundo hace lo mismo que tú. Imagínate un clon mío al lado, nos mataríamos. Me gusta dar el 100% e irme tranquila a dormir. Venía de tres años siendo número uno, el año pasado fui la dos y este año si no acabamos como número uno, pues dolerá, pero lo habré dado todo. Si llega un día en el que no me apetece levantarme y entrenar es que algo habrá cambiado y será el momento de dejarlo.
¿En un deporte de pareja cómo se gestiona el error de una compañera?
Es un trabajo que se tiene que hacer bien con tu psicólogo. Creo que me ha costado más asumir mi propio error que el de mi compañera, pero ambos son difíciles de gestionar. Llevo tiempo trabajando esa frustración y de hecho soy una jugadora que le tiene pánico al error. Lo que trabajo siempre cada año es aceptar mejor el error porque no me gusta fallar y mi entrenador me repite: "Permítete fallar". Esa es la pelea que tengo y no es fácil, y aceptar el error de tu compañera tampoco, para mí lo más difícil es saber cómo ayudarla, porque las dos queremos ganar y no tiene sentido meterle más caña, decirle algo malo o meterle presión. Hay que encontrar la manera, y no siempre es la misma que te viene bien a ti. Es algo difícil que se trabaja tanto individualmente como en pareja.
¿Desde cuándo trabajas con la psicóloga?
Llevo ya mucho tiempo, he tenido varios en mi carrera y ahora estoy con Eli Amatriain, que fue jugadora. Y me da una paz mental brutal. Cuando viene a los torneos solo verla ya me da calma. Es imprescindible y es un trabajo muy constante, hay semanas que hablo más y otras menos, pero siempre. Trabajo la frustración y aceptar el error, porque todas juegan muy bien y los partidos muchas veces se deciden por la capacidad de gestionar las emociones.
En los 'Major' de Premier Padel los premios son los mismos en el cuadro masculino y en el femenino. ¿En el día a día se nota la igualdad?
Creo que tenemos que estar contentos porque vamos dando pasos. Esos 'Major' reparten lo mismo, también el mundial por parejas, y luego en los demás los premios son diferentes, pero estamos trabajando mucho con Premier y ellos son conscientes de que tenemos que llegar a la igualdad. El pádel femenino está atrayendo mucho espectador y eso es importante. Sería preocupante que jugáramos con las gradas vacías porque dirían que no tenemos motivos para cobrar más, pero los motivos están, el esfuerzo es el mismo, tenemos los mismos gastos y queremos luchar por nuestros derechos.
¿En qué momento dejas el tenis, ves que no hay futuro ahí y terminas en el circuito de pádel?
Pues yo soy de Menorca y toda mi familia jugaba al tenis. No tenía ni tres años y ya estaba con la raqueta por todas partes. Empecé a jugar en el club de tenis, destaqué y con 14 me fui a Mallorca, al Centro de Tecnificación de Baleares, donde estuve hasta los 19. Tuve una lesión en el abdominal, que me lo rompí, y estuve un año para recuperarme, y cuando volví, a los 18, sentí que algo había cambiado. Tenía ese dolor que también me iba a la espalda y sufría mucho. Fue un momento duro y me replanteé un montón de cosas. Llevas toda la vida jugando al tenis para intentar ser buena jugadora y te lo replanteas todo. Así que decidí dejarlo e irme a Barcelona a estudiar, como una adolescente normal y corriente. A los dos años me volvió el gusanillo del deporte y como el tenis lo tenía aparcadísimo y el pádel estaba en auge, me apunté a un torneo universitario con una compañera. Y de ahí a un club, a jugar interclubes, a entrar en el circuito catalán y a las previas de World Padel Tour. Fue todo muy rápido. A los seis meses de empezar a jugar estaba en mi primer torneo de WPT.
Una segunda oportunidad.
Fue una decisión compleja también. Cuando me dijeron de entrar en el circuito eso implicaba viajar, y justo estaba estudiando Lenguas aplicadas en pleno plan Bolonia, tenía seminarios, asignaturas a las que tenía que ir... Tuve que decidir, seguir estudiando o probar con el pádel. Yo no trabajaba ni tenía para pagarme los viajes, así que mis padres me ayudaron. Para mi padre dejar el tenis fue como tirar la toalla, no le gustó, creo, y el pádel era una segunda oportunidad. Y sé que la mentalidad que tengo ahora en el pádel no la tenía en el tenis. Podía haber dado muchísimo más de lo que di. Y creo que vivir la carrera de tenis, el no llegar a profesional, que es algo que le pasa a casi todos, me ha ayudado a ser como soy ahora.
Gorrotxategi decide el derbi vasco con un gol en el añadido

Gorrotxategi decide el derbi vasco con un gol en el añadido

Actualizado Sábado, 1 noviembre 2025 - 22:02

Un tanto en el tiempo añadido, un disparo a bocajarro, con el alma, de Jon Gorrotxategi, premió a la Real Sociedad en el derbi vasco ante el Athletic, que mantuvo el tipo hasta el último tramo y cayó víctima del empuje blanquiazul. Los tres puntos suponen un balón de oxígeno para Sergio Francisco, técnico local, mientras Los Leones enlazan su cuarta jornada sin victoria lejos de San Mamés. [Narración y estadísticas (3-2)]

El Athletic tuvo más posesión durante el arranque, pero tampoco era superior a una Real que no había empezado bien. Eso sí, los guipuzcoanos crecían poco a poco y Mikel Oyarzabal pudo anotar con un disparo seco que se marchó ligeramente desviado.

En el minuto 30, la Real reclamó penalti por una mano de Andoni Gorosabel, pero ni Munuera Montero ni la sala VOR indicaron nada. La primera de los rojiblancos llegó en el minuto 35 con un testarazo de Gorka Guruzeta que se marchó arriba, y en esa misma jugada, Ander Barrenetxea cayó lesionado en el muslo derecho.

Asistencia del lesionado

El canterano pudo continuar solo una jugada más, y puso el centro en el gol de Brais Méndez. Los vizcaínos reaccionaron bien, y en el minuto 42 Guruzeta igualó el marcador con un efectivo remate tras una buena acción de Andoni Gorosabel.

La primera de la segunda mitad fue para la Real, y Gonçalo Guedes la mandó al fondo de la red tras una gran acción individual. Los donostiarras se volvían a poner por delante nada más salir de los vestuarios para la explosión de felicidad de la grada.

Para tratar de remontar el partido, Valverde introdujo a Nico Williams, suplente inesperado, en detrimento de un gris Oihan Sancet. Los Leones empezaron a apretar, y el primer disparo peligroso fue de Iñigo Ruiz de Galarreta, por encima del larguero. Cuando mejor estaba el Athletic, Arsen Zakharyan, recién incorporado, puso el 3-1 a pase de Take Kubo, pero el nipón estaba adelantado y la acción quedó invalidada.

Siete minutos de añadido

A los tres minutos de lo que pudo ser el 3-1, Nico Williams remató arriba en una buena jugada trenzada por el Athletic. Robert Navarro, a un cuarto de hora del final, casi marcó en un centro que se fue envenenando y que no remató nadie.

En el minuto 79, el Athletic logró la igualada en una acción embarullada que Robert Navarro culminó para hacer el 2-2. El árbitro añadió siete minutos, y en el 92 Gorrotxategi, tras un rechace a la salida de un córner, puso el definitivo 3-2 para la locura de la afición local.

Kipchoge se despide en el maratón de Nueva York

Kipchoge se despide en el maratón de Nueva York

Actualizado Sábado, 1 noviembre 2025 - 18:25

El maratón de Nueva York marca la despedida de las grandes pruebas del circuito internacional del legendario Eliud Kipchoge, que, a sus casi 41 años, se estrena en la icónica prueba de la Gran Manzana.

Nueva York, considerada la más exigente de las siete majors -por delante de Boston, la recientemente incorporada Sydney, Tokio, Londres y las llanas Chicago y Berlín-, busca en su 54ª edición recuperar la corona como el maratón más grande del mundo.

Con un récord de 55.646 corredores que cruzaron la meta el año pasado, la cita neoyorquina, una de las grandes fiestas del atletismo popular, vio cómo Londres la superaba en 2025 al reunir 56.640 finishers, informa Efe.

Entre ellos estará Kipchoge. Leyenda del atletismo, el bicampeón olímpico (Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020) correrá por primera vez en Manhattan, su único major pendiente, que también será su último.

«Antes de mi nueva etapa»

«Noviembre, es Nueva York... Es un lugar que ha estado en mi mente por mucho tiempo. Es momento de ir allí antes de embarcarme en mi nueva etapa, corriendo por otras razones, corriendo con un propósito», afirma el ganador de 11 majors. Se trata también del único hombre que ha logrado romper la barrera de las dos horas en un maratón (1:59:40 en 2019 en Viena), aunque es un tiempo no homologado por tratarse de una exhibición.

El keniano compartirá línea de salida con su gran adversario, Kenenisa Bekele. En sus duelos directos, el etíope fue dominante en pista y en distancias más cortas como el 5.000, aunque Kipchoge le ha superado una y otra vez en la prueba reina.

Debutará en la prueba, asimismo, Sifan Hassan. «Estoy muy asustada», asegura la neerlandesa -de origen etíope, campeona olímpica del maratón en París 2024 (además del 5.000 y el 10.000 en Tokio 2020) y que llega a la cita tras imponerse en Sydney hace dos meses.

El recorrido del maratón de Nueva York, con un desnivel positivo de unos 250 metros no apto para récords, se caracteriza por sus constantes subidas y bajadas, el cruce de cinco grandes puentes, así como un final envenenado en Central Park.

El Atlético despierta al final y golea a un Sevilla inofensivo

El Atlético despierta al final y golea a un Sevilla inofensivo

En la hora de las siestas, dos equipos no quisieron despertar a los españoles en una costumbre sagrada hasta que apareció el jugador que no entiende de cabezaditas. Giuliano es como un coche de radiocontrol que pasa de cero a 100 en un instante. De la que despertó el argentino, se terminó la tranquilidad, aunque ya fuera ganando el Atlético por un penalti provocado por un fallo de Nianzou. Suyo fue el pase de gol a Almada y dio otro a Griezmann que no concretó, aunque anotara el francés dos minutos después para cerrar la goleada. [Narración y estadísticas, 3-0]

El duelo había empezado con una alineación arriesgada, en busca del toque perdido con la lesión de Barrios. Se la jugó el Cholo con Álex Baena como acompañante de Koke en el medio y el almeriense se lo tomó muy a pecho. Meritorias su carreras para tapar a Peque entrenado por el carril del 10. También verle basculando de banda a banda e intentando tapar huecos en fase defensiva. Pero faltaba algo.

Faltaba ése último pase que sólo un tipo como el de Roquetas puede dar en el Atlético de Madrid. Esa visión de Griezmann, que empezó en el banquillo y sería su recambio, se ha trasladado al 10 rojiblanco. Así, con el transcurrir de los minutos, se podía ver el tema de la manta que nunca cubre los pies y la cabeza a la vez. Pero, muy avanzado un atípico primer tiempo en el Metropolitano, donde la posesión fue del visitante y no del local, apareció la magia del centrocampista rojiblanco donde suele mostrarse.

El primer toque de varita fue un pase en profundidad desde la frontal a Sorloth que el noruego estrelló en el pecho de Vlachodimos. El segundo fue cinco minutos después y el destinatario fue el mismo. En esta ocasión, el ariete cedió de pecho a Nico para que el argentino reventara la base del palo. Ése es el Baena que quería el respetable, el que vale la entrada. Las habilidades del almeriense en campo rival no son ni parecidas a las de campo propio.

Salvados los últimos diez minutos, el primer tiempo fue bastante plomizo. El control correspondió al Sevilla. Puso más presión y control de pelota el conjunto de Almeyda que el del Cholo, pero no tuvo ninguna profundidad. No se le contaron paradas a Oblak y apenas cuatro disparos fuera, pero siempre lejanos y desde posiciones poco ventajosas salvo el de Vargas, casi al final. Poco antes, el guardameta sevillista sí tuvo que esforzarse cuando Sorloth peinó un balón para Nico que el argentino no logró acertar.

Nico remata ante Vlachodimos.

Nico remata ante Vlachodimos.FERNANDO VILLAREFE

Malas noticias para el Atlético es que Julián Álvarez apenas hubiera tocado el balón los primeros 45 minutos. Aunque las estrellas ya sabemos que aparecen cuando quieren, y cuando lo hacen, suelen modificar partidos. De hecho, ha tenido muy buenos encuentros por detrás del punta este curso. De hecho, tuvo un cabezazo recién iniciada la segunda parte con un gran centro de Sorloth. Respondió con otro similar poco después Isaac Romero. La igualdad se mantuvo a la salida de los vestuarios.

Despertar final

A la hora de partido, el diagnóstico era muerte por aburrimiento. Incluso el público estaba apagado hasta que Nianzou decidió despejar a Giménez y se encendieron las masas. Hernández Maeso necesitó del VAR, pero una vez en la pantalla no dudó tras ver el tatuaje que le hizo al uruguayo el sevillista. Julián Álvarez no perdonó, como habitualmente y Simeone respondió quitando a Sorloth por Almada y a Nico por Gallagher. Más control y menos vértigo.

Ese mensaje lo aceptó el Sevilla y al minuto ya respondió con un disparo de Gudelj que mandó Oblak a córner. Un espejismo. De hecho, ese pasito adelante, ese espacio atrás, lo quiso aprovechar un jugador que nunca duerme. Giuliano no acepta siestas, robo, diagonal, pase atrás y gol de Almada. Es increíble la capacidad del argentino para revolucionar partidos dormidos.

Con los suyos despiertos, el partido ya fue una cuesta abajo en la que Griezmann, que había salido por Baena, no quiso concretar otra asistencia de Giuliano, que le había dejado sólo ante Vlachodimos. Sin embargo, no perdonaría poco después el francés. Quiso el siete sumarse a la fiesta con un disparo cruzado tras una contra con el Sevilla ya volcado. Qué bien viene un hombre que nunca duerme.

El Villarreal atropella al Rayo con una exhibición de fútbol vertical

El Villarreal atropella al Rayo con una exhibición de fútbol vertical

Actualizado Sábado, 1 noviembre 2025 - 17:58

El Villarreal ha convertido el Estadio de la Cerámica en un fortín prácticamente inexpugnable. Después de haber dejado escapar los primeros puntos en casa, con aquel gol en el descuento del Real Betis, el equipo de Marcelino pasó por encima de un Rayo Vallecano que llegaba en racha y se marchó goleado. Gerard Moreno abrió el marcador en un primer tiempo igualado que dio paso a una segunda mitad en la que los amarillos castigaron con sus contragolpes la fragilidad madrileña con tres goles en apenas 10 minutos. [Narración y estadísticas (4-0)]

Además de la solidez del Villarreal en casa, el partido confirmó también que Gerard está definitivamente de vuelta. Ya había marcado el delantero en Mestalla, desde el punto de penalti, en su segundo partido tras recuperarse de su lesión, y volvió a hacerlo ante el Rayo, esta vez al más puro estilo Gerard. El catalán desatascó un partido que no tenía un dueño claro con uno de esos movimientos marca de la casa. Recibió en el área, controló, amagó con irse hacia fuera, recortó a Chavarría y colocó el balón en la base del poste con un preciso derechazo, dejando de paso a Batalla sin la opción de superar el récord de imbatibilidad de los franjirrojos. El VAR chequeó la posición del atacante amarillo, que parecía ligeramente adelantado en alguna toma, pero no en la que se usó para tirar las líneas.

El gol no cambió en exceso el escenario de un partido que no era el que pretendía Marcelino. Había manifestado el asturiano en la previa su deseo de que el Villarreal supiera imponer su juego con pausa, pero el duelo estaba siendo de ida y vuelta, con los extremos como protagonistas. Pepe y Moleiro intentaban desbordar a la defensa madrileña apoyándose en el omnipresente Gerard y el Rayo replicaba sobre todo por la derecha, insistiendo en las penetraciones de De Frutos, apoyado por las incorporaciones del ex amarillo Andrei Ratiu.

Pérdidas en campo rival

Llegaba el equipo de Íñigo Pérez pero le faltaba rematar las jugadas. O más que rematar, encontrar portería, pues estaban muy atentos los centrales del Villarreal bloqueando los disparos rivales. Solo Alemao obligó a estirarse a Luiz Júnior, con un cabezazo a centro de De Frutos.

Los de Marcelino no sufrían en exceso pero tampoco tenían las ideas excesivamente claras en los últimos metros, más allá de buscar alguna acción individual de Pepe o Moleiro ante el poco protagonismo de Mikautadze, sustituido al descanso. El segundo tiempo, sin embargo, fue otra historia muy diferente. El Villarreal se encontró en su salsa cuando el Rayo empezó a acumular pérdidas en campo contrario, promoviendo las transiciones que tan bien se le dan.

Con Moleiro a los mandos, los amarillos dejaron el partido visto para sentencia en menos de diez minutos. El canario firmó el segundo tras recorrerse prácticamente todo el campo sin oposición y golpear ajustado al palo desde la frontal. También jugó un papel fundamental en el tercero, una acción que inició y culminó Comesaña tras un contragolpe de libro en el que Moleiro tiró una pared con Oluwaseyi antes de regalar el gol al ex del Rayo, quien no quiso celebrar.

El remate de Gerard Moreno para el 1-0 en La Cerámica.

El remate de Gerard Moreno para el 1-0 en La Cerámica.AFP

El Rayo estaba grogui y Ayoze lo acabó de mandar a la lona. En el primer balón que tocaba tras sustituir a Gerard, el delantero castigó el error de Chavarríaen un control que le dejó mano a mano con Batalla.

Los tres goles exprés del Villarreal hicieron olvidar el increíble fallo de Pepe en el arranque del segundo tiempo, rematando por encima del larguero cuando estaba apenas a un metro de la portería, aunque la acción habría sido invalidada por fuera de juego de Oluwaseyi. Pudieron hacer más sangre los de Marcelino, que tuvieron el quinto en un tiro de Comesaña que se escapó por poco y un lanzamiento de falta de Parejo al larguero. Al Rayo no le quedó ni el consuelo de maquillar el resultado, a pesar de intentarlo hasta el final.