El estadounidense, de 55 años, murió en el acto tras volcar su moto de nieve en una pendiente
El piloto de rally Ken Block.Ken Block (Instagram)
El piloto profesional de rally Ken Block, que más tarde se convirtió en una sensación de Internet con sus atrevidas acrobacias al volante, ha muerto a los 55 años tras un accidente de moto de nieve, dijo el lunes su equipo Hoonigan Racing.
“Con nuestro más profundo pesar podemos confirmar que Ken Block ha muerto hoy en un accidente de moto de nieve”, ha dicho Hoonigan en un comunicado en Instagram.
“Ken fue un visionario, un pionero y un icono. Y lo más importante, un padre y marido. Se le echará increíblemente de menos”, añadía.
El accidente ocurrió en el condado Wasatch de Utah y la Oficina del Sheriff dijo que Block estaba conduciendo en una pendiente empinada cuando la moto de nieve se volcó y cayó encima de él.
“Murió en el lugar de los hechos a causa de las heridas sufridas en el accidente”, señalaron en un comunicado, en el que añadieron que iba en grupo pero iba solo cuando se produjo el accidente.
Más allá de su carrera deportiva, el estadounidense también cofundó la empresa de ropa DC Shoes y produjo la serie de vídeos Gymkhana, en la que aparecía conduciendo en peligrosas pistas y carreras de obstáculos. La serie acumuló millones de visitas en YouTube.
Puede estar en una recta. Puede estar en una lanzadera, pero este Atlético va a todo gas. Jorge Martín, reciente campeón mundial de MotoGP, una persona que ha llegado a rodar a 363 kilómetros por hora, lo pudo comprobar in situ tras aparecer en el Metropolitano montado en su nueva Aprilia.
Este Atlético muerde, domina, va arriba y no especula. Hubo debates sobre si esto era posible, hubo amagos de hacerlo otras temporadas anteriores, pero cuando los resultados fallaban, la idea titubeaba. Como una vela sensible a cualquier brisa. Pero esta vez la base es firme y también la mano que la sostiene. No necesitó más que un gol de Sorloth para hacerlo, pero no siempre se alcanza la excelencia. Ya son once victorias seguidas, casi nada. [Narración y estadísticas, 1-0]
Se asienta en un 4-4-2 con clara vocación ofensiva. En nombres que no estaban, como Julián Álvarez, en otros que no contaban, como Javi Galán y en otros que han encontrado su mejor versión, como Rodrigo De Paul. Luego está el sospechoso habitual, un francés que mejora las jugadas rojiblancas y que, cuando toca, las culmina. Dos dobletes en los dos últimos partidos para seguir engordando su nombre en la historia rojiblanca. Un tal Antoine Griezmann.
Falta que se incorporen otros, como Samu Lino. Indispensable en épocas pasadas e intermitente en este nuevo tiempo. Mezcla una de cal y otra de arena, cosa no muy del agrado del entrenador. Ante el Getafe comenzó con dos de arena tras sendos grandes pases de Giuliano y De Paul. El argentino, por su parte, pudo hacer el primero tras una gran dejada del Cholito, pero estaba costando romper la tela de araña del Getafe.
Salieron los azulones con un planteamiento muy defensivo por parte de Bordalás, dejando grandes armas de ataque como Uche en el banquillo y volviendo a apostar por los niños en las bandas. Pero los madrileños no eran los mismos que el año pasado, a lomos de Greenwood, terminaron con la racha de victorias seguidas en el Metropolitano del Atlético, a 20 se llegaron, con un tres a tres abrumador.
No quiso especular más Simeone tras los primeros 45 minutos pese a las claras ocasiones que disfrutó su equipo. Cambió el Cholo a Lino por su hijo, otra jornada del brasileño en la que pensar en su efectividad. Y empezó el Atlético a buscar el coliderato con más ahínco. Barrios tuvo la primera tras una buena jugada rojiblanca, pero la estrelló en el lateral de la red.
Luego quiso el Cholo llamar a la historia con un cambio entre leyendas. Salió Griezmann del terreno de juego para dar entrada a Koke. La idea era recuperar el medio campo, algo que se había escapado un poco con la salida de Uche y Sola en el conjunto azulón e intentar abrir la lata, que se resistía por un gran desempeño defensivo de los de Bordalás, que terminaron por adelantar las líneas a ver si pescaban a un cansado Atlético.
Tiempos pasados
Y cuando parecía que las tornas cambiaban, cuando parecía que el Getafe buscaba la machada en el Metropolitano, llegó el martillo noruego para rematar un soberbio centro de Molina. De esas bananas que son un pecado no aprovecharlas. La pregunta que se hizo el respetable es, ¿ahora qué?
Volvió el Cholo a tirar al monte. Sacó a Le Normand por Barrios y el equipo pasó a defensa de cinco. Raro, pero efectivo. Se buscaba la victoria y se consiguió pese al susto de Milla. Habrá otros días para conseguir brillo. En Barcelona, ¿quizás?
El niño fascinado con Richard Burns, campeón del mundo de rallies con Subaru en 2001, pudo abrirse camino en el automovilismo gracias a Adam, su padre, un peculiar hombre de negocios cuya fortuna supera los 200 millones de euros. El adolescente que apuntaba en un cuaderno cada bache y cada bordillo de los circuitos por los que pasaba, dio el salto a McLaren con sólo 19 años y se hizo amigo para toda la vida de Carlos Sainz. La gran esperanza de Zak Brown, que le había asegurado cuatro años de contrato en Woking, aguantó con gallardía las críticas y supo esperar su momento. Hasta que el pasado 5 de mayo, Lando Norris ganó en Miami su primera carrera de F1, confirmándose como única alternativa a Max Verstappen, otro de sus íntimos en la parrilla. Este fin de semana, al volante del coche más rápido, el aspirante se presenta en el GP de Singapur sin margen de error. No se admiten más titubeos frente al tricampeón. Es ahora o nunca para Norris.
Desde siempre hubo algo en su naturalidad, en la invariable sonrisa con la que pasea por el paddock, que cautivaba a la gente. Durante sus seis temporadas en el Gran Circo, Norris se ha venido mostrando tal y como es. Un chico que disfruta de lo que hace. Un piloto para quien la F1 no supone un trabajo. Una estrella que mejora su rendimiento cuando llega al circuito con la mente despejada tras unas horas de golf o de Call of Duty. Sin embargo, en las últimas semanas Lando ha perdido las ganas de bromear.
Tras la cadena de errores de Norris se intuye el vértigo que atenaza a quien se ve con cartas para ser campeón. Y esa falta de confianza aflora dentro y fuera del asfalto. En los mensajes de radio y en sus declaraciones ante la prensa. Revolotean los demonios en torno al líder de McLaren. Le acusan de falta de instinto asesino ante Verstappen. ¿Cómo puede ser que hace unos días ambos compartiesen avión rumbo a Bakú? ¿Dónde se vio que dos rivales por el título confraternicen de ese modo antes de una carrera?
«Hemos hecho un trabajo increíble»
El pasado marzo, Norris acabó octavo en el GP de Bahrein, a 48 segundos del ganador. Mad Max se impuso en esa cita inaugural, como en tres de las cuatro siguientes. Tras aquel inicio mediocre, a 99 puntos del liderato en el Mundial de Constructores, McLaren supo extraer todo el potencial de su coche y cambió por completo la tendencia. Hoy, el MCL-38 supera a Ferrari, Mercedes y Red Bull en velocidad y consistencia. Simplemente se adapta mejor a cada circuito. Ayer mismo, en Marina Bay, Norris aventajó en más de un segundo a Verstappen durante la segunda sesión libre. Otro logro de Brown y Andrea Stella, su jefe de operaciones, capaces de encaramar a los monoplazas papaya a lo más alto del Mundial por vez primera desde 2014.
El MCL-38 de Norris, durante los primeros libres en Singapur.EFE
«Hemos hecho un trabajo increíble. Superar a Red Bull y ser el mejor equipo es algo de lo que debemos sentirnos muy orgullosos», admitió Norris después de su estresante fin de semana en Bakú, donde tras caer eliminado en la Q1 tuvo que remontar 11 posiciones. Un fallo más en su diabólica espiral. De las malas salidas en Montmeló y Hungaroring, ambas partiendo desde la pole, al enganchón postrero con Verstappen en Austria. Sin olvidar su pasada de frenada durante un pit-stop en Silverstone o el paseo por la grava en la primera vuelta del GP de Bélgica. Para completar los desastres, McLaren abusó de una estrategia demasiado conservadora en Monza, dando lugar a múltiples comentarios sobre la necesidad de dar prioridad a Norris sobre Oscar Piastri.
De este modo, pese a encadenar siete carreras sin victoria, Verstappen aún cuenta con 59 puntos de ventaja. Si Norris quiere ceñirse la corona necesita superar al líder por un promedio de 8,4 puntos en las siete últimas carreras, incluidas tres sprint races. Lo más preocupante para el británico es que sólo logró ese margen en Australia, cuando el piloto de Red Bull tuvo que abandonar por una avería en el motor.
Mejor en 10 de los 12 sectores
Lejos queda ahora aquella primavera para la gente de Christian Horner, porque su RB-20 cada día se muestra más impredecible. Sin ir más lejos, ayer mismo fue el monoplaza más lento de la FP2 en las primeras tres curvas de Marina Bay. Además, según gráfico oficial de la F1, Norris logró imponerse a Verstappen en 10 de los 12 sectores de la pista. Unos datos que habla tanto de la debacle de Red Bull como de la mejoría de McLaren, Ferrari y Mercedes. Por primera vez en 47 años, cuatro escuderías han ganado al menos tres carreras en la misma temporada. Y desde 2012 no se registraban al menos siete pilotos con triunfo.
Bajo estas premisas, McLaren debería perfilarse como principal candidata al título de constructores, un logro fuera de su alcance en las últimas 25 temporadas. Ni siquiera en el Mundial 2007, con Fernando Alonso y Lewis Hamilton, dado que fue descalificada por culpa del Spygate. Ahora, con Piastri haciendo gala de una fabulosa habilidad para los adelantamientos, la gente de Woking sueña de verdad en grande. Eso sí, para completar el círculo, Brown deberá aclarar las jerarquías entre Norris y su compañero australiano.