McIntosh y Marchand, la reina y el rey de la piscina de los Mundiales de Singapur con Zidi como princesa

McIntosh y Marchand, la reina y el rey de la piscina de los Mundiales de Singapur con Zidi como princesa

Fin de fiesta en el final de la fiesta, o en la fiesta final, en Singapur. Fin de fiesta, fiesta final con los relevos femeninos 4×100 estilos, resueltos con un récord del mundo a cargo de Estados Unidos (3:49.34). Luego iremos con ello.

Antes, en los 400 estilos, en la prueba individual, Léon Marchand se llevó su segundo oro y Summer McIntosh, su cuarto. El francés fue tan superior (4:04.73) que no necesitó acercarse a su récord del mundo (4:02.50) para abrumar a Tomayashi Matsushita (4:08.32) e Ilia Borodin (4:09.16).

Después de su récord en los 200 estilos, había, claro, levantado la consiguiente expectación añadida. Pero menos de la suscitada por McIntosh y… Yu Zidi, la muñequita de porcelana china de 12 años. Los aficionados imparciales, por simpatía-empatía paterno-materno filial, estaban con ella. Fue por tercera vez cuarta y se vuelve a casa con un bronce en relevos. No hay precedentes y será difícil que haya consecuentes.

McIntosh (4:25.78), al igual que Marchand, tampoco necesitó aproximarse a su plusmarca (4:23.65) para aplastar a Jenna Forrester y Mio Narita, ambas con 4:33.26, que compartieron la plata. Se va de Singapur con cuatro oros y un bronce. Es la reina del Campeonato, por encima incluso de Katie Ledecky (dos oros y un bronce).

Los 50 libres femeninos fueron el triunfo de la suma especialización. Como en el caso de los masculinos, con un Cameron McEvoy que sólo apareció por Singapur para disputar esos 50, Meg Harris no aterrizó más que para lo mismo. Australia se apuntó en esa prueba un par de oros con el mínimo esfuerzo y el máximo fruto posibles. Harris (24.02) dio buena cuenta de las chinas Qingfeng Wu (24.26) y Yujie Cheng (24.28), con unas diferencias muy amplias para tan corta distancia.

Lo mismo que, en los 50 espalda masculinos y los 50 braza femeninos. Éxito de los rusos “neutrales” Kliment Kolesnikov con 23.68, su segunda mejor marca, tras su récord del mundo, y Pavel Samusenko, con 24.17. El mismo registro que Pieter Coetze. Hubo asimismo dos platas y sonó el himno de World Aquatics, no el hermoso, grandioso de Rusia, heredado de la Unión Soviética.

Volvió a sonar tras los 4×100 estilos, récord de Europa (3:26.93). La rabiosa celebración de los NAB (Neutral Athletes B) al borde del agua tuvo mucho de reivindicación política. La ceñuda expresión de Lifintrev, Prigoda, Ainaxov y Kornev en la ceremonia de premiación contuvo también bastante de protesta muda. Que le pidan cuentas a Putin. Por otra parte, Marchand contribuyó a la plata de Francia.

Ruta Meilutyte (29.55), nacida ya en una Lituania independiente de la Unión Soviética, no reivindicó nada a estas alturas. Se limitó a sacarles medio mundo a Qanting Tang (30.03) y a Benedetta Pilato (30.14), y a celebrar su cuarto oro mundialista consecutivo.

Otro triunfador del Campeonato ha sido el tunecino Ahmed Jaouadi. Ya vencedor de los 800, se apuntó también los 1.500 (14:34.41) con un ataque seco, si cabe definirlo así en una piscina, en los últimos metros que acabó con la resistencia de un ambicioso Sven Schwarz (14:35.69). El plusmarquista mundial, Bobby Finke, tercero (14:36.60), también se rindió en el último momento.

Y vamos con los 4×100 estilos femeninos. Un duelo directo entre EE.UU y Australia por el triunfo particular y el general. Empatados a ocho oros en el cómputo de metales, quien ganase coronaría también a su país. Regan Smith, Kate Douglass, Gretchen Walsh y Torri Huske auparon a las barras y estrellas a la cumbre del medallero. Frente a una actuación discreta de los hombres, las mujeres USA han llevado en Singapur el peso principal del equipo y contribuido fundamentalmente al conjunto éxito final.

kpd