Los Williams electrocutan a un Atlético tieso

Los Williams electrocutan a un Atlético tieso

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Athletic – Atlético (2-0)

Actualizado

Los dos hermanos, con un gran partido, desarman al conjunto de Simeone, que esta temporada rinde mucho peor lejos del Metropolitano

Nico Williams tras marcar el segundo gol del Athletic.ANDER GILLENEAAFP

Era un partido con aroma a clásico, a hierba recién cortada, a balones de piel oscura. Un encuentro “made in Euskal Herria”, como rezaba el tifo inicial de San Mamés, de dos equipos parecidos en la propuesta: intensidad y garra. Una corriente eléctrica se desató en el estadio bilbaíno tan pronto Jon Rahm embocó el saque de honor en la bocana de vestuarios. Pero, mientras los voltios revolucionaron al Athletic Club, el Atlético se electrocutó. [Narración y Estadísticas, 2-0]

Dos palos, un penalti fallado y varios manos a mano. Todo, en apenas 45 minutos. Todo, por parte del conjunto dirigido por Ernesto Valverde. Un baño, vamos. Los pupilos de Simeone intentaban dormir el partido con una posesión inane, mientras que cada vez que perdían el balón se llevaban un chispazo por parte de la delantera rojiblanca.

La ofensiva de los bilbaínos no era trifásica sino cuatrifásica. Los Williams, Sancet y Guruzeta hicieron lo que quisieron con la defensa colchonera. Esta tuvo una presencia sorprendente, la de Söyüncü, que pasó un calvario rematado con un penalti que, para su fortuna, marró Sancet por querer ajustar demasiado a la escuadra. Simeone lo vio y lo sacó rápido al descanso por Giménez. Más vale malo conocido… como dice el refrán.

El que no lo pasó fue Lino, pero por incomparecencia en la línea que se le supone cuando el Atlético no tiene el balón. El brasileño aún debe aprender a jugar como carrilero, en su cabeza es un extremo que apoya, cuando quiere, al defensa. Hermoso sufrió bastante cada vez que Iñaki Williams le atacaba y Lekue le percutía.

Hubo una gran descompensación no sólo a nivel de intensidad, también de posicionamiento. El 5-3-2 clásico de Simeone naufragó ante el 4-2-3-1 del Txingurri. Los rojiblancos entraban por los pasillos interiores sin nadie que les atosigara. Los medios del Atlético se veían en inferioridad ante las oleadas lanzadas principalmente por Iñaki Williams y Sancet.

Lo vio también Simeone y, en el descanso, el argentino pasó al 4-4-2 sacando a De Paul para que ayudara a los esforzados Saúl, Koke y Llorente. Quedaban 45 minutos y las noticias para el Atlético eran esperanzadoras: en su peor partido de la temporada ante un gran rival, volvían de la caseta empatados a cero goles.

Igualmente, unos seguían eléctricos y los otros electrocutados. La intensidad iba por barrios y los de verde la echaban en falta. Quizás tenía que ver la cuesta de esfuerzo que llevaban y que les quedaba a los de Simeone antes de Navidad, cuatro partidos en 10 días, mucha tela. Esto no es un calendario es un exprimidor.

Y claro, si los Williams se encuentran jugadores tiesos, aprovechan para pasarles como a conos. Eso hizo Nico para sacar un córner que acabaría con el primer gol del partido. Lo sacó él mismo, la pelota terminó en las botas de su hermano que eliminó a dos defensas del Atlético como si estuvieran plantados en el césped, descargó en Herrera que templó para que Guruzeta, más solo que la una, rematara ante un Oblak indefenso.

Oblak salvador

Oblak se queja de una jugada en el partido ante el Athletic.ANDER GILLENEAAFP

El esloveno, precisamente, era el principal responsable de que los de Simeone fueran solo un gol abajo. Las paradas que había hecho a lo largo del partido recordaban a aquellos tiempos en los que su nombre sonaba entre los mejores cancerberos del mundo. Una en la base del palo a Guruzeta tras pase de Sancet en los primeros compases del partido era para verla en bucle.

No había marcado el cronómetro 60 minutos cuando Simeone sacó a Memphis y a Correa, quitando a Saúl y a un sorprendido y sorprendente Griezmann. No apareció el francés que esta temporada comía en la mesa de los mejores del mundo. Mucha pólvora, pero peor ocupación de espacios. El Athletic, encantado para aprovecharlo a la contra, como así hizo.

En el 64 lanzó Lekue a Nico que recortó y dejó con el molde a Witsel y Hermoso y lanzó un misil teledirigido para perforar la escuadra de Oblak. La única manera de anotar ante el esloveno, porque dos minutos después lo intentó su hermano desde la misma posición, pero algo más cercano, y el portero respondió con otra parada antológica a la base del palo.

Unai Simón no quiso quedarse atrás de su compañero de profesión y salvó la tranquilidad de su equipo con una doble mano a 10 minutos del final ante un tiro de Llorente, solito en el segundo palo, y un rebote desafortunado de un defensa que llegaba para intentar tapar. Quid pro quo.

Como dicen las estadísticas y como lamentaba Simeone en la previa, el partido se lo llevaba el equipo de casa. El Athletic fue mejor, pero es que el Atlético no rinde igual lejos del Metropolitano. Si solo contaran los partidos de casa, los rojiblancos irían líderes con ocho victorias de ocho encuentros, mientras que a domicilio apenas serían séptimos en la tabla con solo tres victorias en los mismos partidos.

kpd