Los susurros de Rubiales y la tensión con el abogado de Hermoso en la primera sesión del juicio del beso: “No sé si hablo para chinos”

Los susurros de Rubiales y la tensión con el abogado de Hermoso en la primera sesión del juicio del beso: "No sé si hablo para chinos"

533 días después de que un beso reventara la celebración de un hito histórico en el fútbol femenino de nuestro país como es la consecución del Mundial, Luis Rubiales se sentaba en el banquillo de los acusados del Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional para ser juzgado por dos delitos de agresión sexual y coacciones por los que la Fiscalía le solicitaba 2 años y medio de prisión.

El ex presidente de la Real Federación Española llegaba el primero a la sede del juzgado situada en San Fernando de Henares. Lo hacía en taxi poco después de las 9.10 de la mañana, con gesto serio y acompañado de su abogada Olga Tubau. Poco después lo hacía la víctima, Jenni Hermoso, con la que no quiso cruzar la mirada ni cuando entró en la sala para su declaración.

Rubiales rehuyó a la futbolista española, con la que tenía una buena relación, según confesó ella en el juicio, durante las dos horas y media que duró la declaración de Hermoso. Serio y apuntando cosas constantemente en una libreta que llevaba, el ex presidente de la Federación Española intentó mantener la calma hasta que mediado el testimonio de la víctima se puso a susurrar cosas tanto a su letrada como a Jorge Vilda, ex seleccionador nacional femenino, otro de los imputados en el juicio.

El banquillo de los acusados lo completaban Albert Luque, ex director de fútbol masculino y Rubén Rivera, director de marketing al que, en un lapsus, la fiscal que lleva el caso, Marta Durántez, llamó Albert Rivera.

Ante los continuos susurros, el magistrado Jose Manuel Clemente se vio obligado a llamar la atención a Rubiales después de que Hermoso se detuviera su declaración por “estar escuchando ruido”. El momento se produjo cuando la futbolista expresó que había tenido que dejar “su vida en standby” después de que todo lo que rodeó al beso no le dejara “disfrutar de haber conseguido un campeonato del mundo”.

Luque, que llegó junto a su mujer, Marta Luna, 25 minutos antes del inicio, era el más estoico de los acusados mientras que Rivera fue el que más gestos realizó cuando la declaración de la víctima refirió el episodio de las supuestas presiones que la futbolista recibió en Ibiza. El ex director de marketing negaba constantemente con la cabeza y se mordía el labio mientras Hermoso respondía a las preguntas de la fiscal Durántez.

Quien estuvo especialmente estricto con el desarrollo de los interrogatorios fue el juez Clemente. El magistrado interrumpió varias preguntas tanto de la defensa como de la acusación, especialmente referentes al consentimiento del beso, apuntando que la víctima ya había referido en varias ocasiones que ella no había consentido.

Tensión por las preguntas

El momento más tenso lo vivió el abogado de Hermoso cuando preguntaba por una frase de la víctima a Patricia Pérez, ex jefa de prensa de la selección femenina, en la que decía “haced lo que queráis”. El juez le tuvo que llamar a capítulo por dirigir a la testigo. “Letrado, si sigue así le doy la sentencia para que la ponga ella” y poco después volvió a interpelarle: “no sé si hablo para chinos” respecto a una declaración de la misma testigo.

En torno a las dos de la tarde, tras declarar como testigos la citada Pérez y la ex responsable de marketing, Ana Álvarez, finalizaba la primera sesión de un juicio que se extenderá durante 10 días más y en el que están acreditados más de 100 medios de comunicación. La sentencia se demorará probablemente varias semanas.

kpd