Eran los favoritos. Unos por la sorpresa de la ida y otros por plantilla. Pero la Champions es una competición inclemente. No perdona los errores. Y los equipos españoles tuvieron muchos. Pero es resultadista recurrir a los 90 minutos que FC Barcelona y Atlético de Madrid jugaron en Montjuïc y Dortmund, respectivamente. Quizás haga falta echar la vista atrás para explicar la debacle de ambos.
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El consuelo de la eliminación se lo llevan los rojiblancos, y no es poco. Hablamos de los 50 millones que los colchoneros recibirán por clasificarse para el Mundial de clubes que se jugará el año que viene en Estados Unidos entre el 15 de junio y el 13 de julio. El Barcelona debía llegar a la final de Wembley para enjuagar los seis puntos de ventaja que le llevaban los rojiblancos en la clasificación.
Volviendo al drama. La eliminación en la Champions a manos del PSG ha dejado al Barça casi en tierra de nadie. A ocho puntos de distancia de un Real Madrid al que se antoja muy complicado poder arrebatarle el título de Liga y con un pequeño colchón de cinco respecto al tercer clasificado, un Girona que debe recibir a los azulgrana en Montilivi, en los despachos barcelonistas ya pueden empezar a acelerar sus planes para el curso que viene y no será fácil.
El primero de ellos es el banquillo. Xavi, por mucho que algunos abriguen aún alguna tímida esperanza, no parece que vaya a reconsiderar su marcha. Con este panorama, la opción más plausible para tomarle el relevo sería la de un Rafa Márquez que ya se postuló para ello tras conocerse la decisión del ex centrocampista. Las arcas de la entidad que preside Joan Laporta siguen lejos de permitir grandes dispendios y el mexicano, a pesar de escasa experiencia apenas como técnico del Barça Atlètic, cuenta aparentemente con muchos apoyos para dar ya el salto. Tal vez, recordando en parte al que dio en 2008 un Pep Guardiola que pasó de lograr el ascenso a Segunda B con el filial a sentarse en el banquillo del Camp Nou.
Las circunstancias son muy diferentes. Entonces, la columna vertebral del equipo, con nombres como los de Xavi, Iniesta o Messi, atesoraba una calidad enorme. E, incluso, hubo margen para mejorarla con fichajes estratégicos. Con vistas a este verano, Deco es muy consciente de que apenas podrá cerrar un par de llegadas, más allá de los intentos por lograr que sigan Joao Cancelo y Joao Félix. Un mediocentro defensivo y un jugador de ataque que se sienta cómodo moviéndose por la banda izquierda serán las prioridades. En cuanto a las despedidas, Marcos Alonso no va a seguir, Íñigo Martínez, ante la opción de que no pueda ser inscrito, está también en la rampa de salida y el club necesita hacer caja con, por lo menos, un par de ventas. Y allí aparecen nombres como los de Raphinha, revalorizado en la Champions, Christensen, que llegó a coste cero, Koundé e, incluso, el de un Araujo por el que sigue suspirando mucho el Bayern de Múnich.
Por otra parte, las necesidades del Atlético son públicas y notorias desde principios de temporada y se han ido ocultando por la fortaleza del equipo en casa y por una racha en la delantera que se ha diluido en este final de temporada como un azucarillo. La lesión ha convertido la regularidad de Griezmann en lo contrario y Morata, por desgracia para los colchoneros, ha vuelto a ser el delantero con la falta de contundencia que tan poco le gusta a Simeone.
“Atravesamos con una jugada de Álvaro que no pudo ser gol y con otra de Correa que lo hizo bien, pero no entró”, soltó Simeone en un mensaje subliminal hacia el madrileño que no pasó desapercibido. Es un gol en los últimos 16 partidos para el delantero y el francés, aunque ha aportado a nivel ofensivo goles, no muchos, y asistencias, a la hora de la verdad no ha conseguido rendir al nivel esperado. Sin contar con que no marca fuera del Metropolitano desde octubre.
Y es precisamente el rendimiento fuera de casa otro de los problemas del equipo esta temporada. En competición doméstica el equipo rojiblanco iría líder de contar solo los partidos en el Metropolitano, mientras que sus actuaciones fuera le colocarían en la séptima plaza. En Champions, las cosas no han ido mucho mejor, el equipo sólo ha conseguido ganar un encuentro lejos de Madrid, ante el Feyenoord, el resto son empates o derrotas.
Otra parcela que el Atlético deberá revisar es la defensiva. Son 61 goles en contra en todas las competiciones, la mayor cifra goleadora en contra en la era Simeone. El argentino no ha sabido encontrar una línea sólida este año empezando por el bajo rendimiento de Molina y Savic, las lesiones de Giménez, Reinildo y Hermoso y las bajas prestaciones que ha dado Paulista desde su llegada. Sólo Witsel, uno de los hombres más usados por Simeone, y Azpilicueta, lo poco que ha jugado, han tenido un buen rendimiento.
Mundialito
Así, asegurado el Mundialito de clubes, al equipo le queda certificar la plaza Champions, que supone unos 67 millones de media anuales, para poder intentar una reconstrucción el año que viene. O, al menos, solucionar las urgencias muchas de ellas ya pedidas por Simeone este año como son un cinco, para el que el favorito es Guido Rodríguez, y un central de garantías. También deberán plantearse el fichaje de un delantero si Correa y Morata vuelven a coquetear con salir como hicieron en el mercado de invierno y de verano respectivamente. Aunque, la vuelta de Samu Omorodion, cedido en el Alavés, será más que probable.
Serán siete partidos y un verano interesante donde dos de los tres principales clubes españoles deberán renovarse, uno mucho en el banquillo y otro, muchísimo, en el campo.