Hay siete kilómetros entre el Hotel Marriot de Yeda, sede de la Federación Española de Fútbol durante esta Supercopa de España, y el Assila Luxury Collection, cuartel general del Fútbol Club Barcelona. Siete kilómetros que separan las trincheras de la nueva guerra del fútbol español, que vivió en la noche del miércoles y la mañana del jueves sus horas más tensas. La decisión del Consejo Superior de Deportes de conceder la cautelar para inscribir a Dani Olmo y la exaltación, insultos a directivos federativos mediante, de Joan Laporta en el palco del Estadio King Abdullah torpedearon la paz recién estrenada con las elecciones en la Federación y provocaron multitud de mensajes, llamadas y mucha presión sobre todos los responsables. Vuelve el barro, si es que alguna vez se fue.
Mientras, a lo lejos, relajado en el Park Hyatt del paseo marítimo de la ciudad, el Real Madrid espera acontecimientos. Un silencio que es entendido por sus críticos como un apoyo al conjunto catalán. Así lo argumentó Javier Tebas, presidente de LaLiga, desde Madrid. No le importó la distancia al que ahora también es vicepresidente de la RFEF, enfrentado durante años al ente que dirigía Rubiales y ahora parte de la Federación, para situarse de nuevo contra el equipo blanco y el CSD. En Chamartín, personados en el Caso Negreira contra los culés, prefieren mantenerse al margen de momento mientras el resto de clubes de LaLiga se revuelven por lo que consideran “una decisión política”. Esos son los bandos, aquí los hechos.
Para saber más
Una llamada entre Laporta y Louzán
La noche del 4 de enero, mientras volvía en su coche desde Barbastro hacia Barcelona, Joan Laporta, acompañado en el vehículo por Alejandro Echeverría, su mano derecha, tuvo una conversación por teléfono con Rafael Louzán, presidente de la Federación. En esa llamada, el dirigente culé le agradeció al federativo su trabajo durante el intento de inscripción de Olmo a pesar de que no se podía conseguir. Había, en teoría, buena relación.
Cuatro días después, ambos se encontraron en persona en el palco de Yeda, justo antes del Athletic-Barça, donde la situación fue diferente. Louzán llegó a la sala VIP del King Abdullah unos segundos después de que Laporta gritara varios “hijos de puta” a los directivos de la Federación y a varios presidentes territoriales. “Sinvergüenzas, cobardes, acojonados“, fueron, según pudo confirmar este periódico, algunos de los insultos que propinó el presidente azulgrana.
Mala imagen para la Federación… Y posible sanción
Una imagen “impresentable” y “violenta”, definen varios testigos de la escena, en la que Laporta “estaba fuera de sí” y que “sorprendió”, aseguran, a los representantes del Gobierno saudí presentes en el palco. Una acumulación de actos, los insultos, los golpes, la mala imagen hacia los dirigentes locales y la decisión del CSD, que provocaron una noche de miércoles y una mañana de jueves frenéticas.
En la madrugada, Louzán y Tebas hablaron por teléfono para intentar marcar los siguientes pasos a seguir, conscientes ambos de que los clubes y los directivos iban a presionarles durante el jueves. Así fue. En la mañana de ayer, el presidente federativo tuvo una reunión en su hotel de Yeda con representantes de los 47 clubes no profesionales invitados por la RFEF a la Supercopa, y no tardó en salir el tema del ataque de Laporta, prometiendo Louzán “estudiar” la apertura de un expediente disciplinario al presidente ante el enfado de algunos directivos y presidentes.
El gallego, en una conversación con tres medios de comunicación entre los que se encontraba este periódico, aseguró que instará al culé a pedir perdón para evitar una sanción que escale la tensión. De momento, Laporta ha anunciado una rueda de prensa para el próximo martes, ya en Barcelona, rechazando hablar en Yeda, y el domingo, en el clásico, habrá encuentro con ambas directivas.
Mientras, Louzán trata de aliviar la rabia de los clubes. Cinco equipos, con el Athletic Club a la cabeza, llamaron en la mañana de ayer al presidente federativo y a Tebas para quejarse por una decisión que, consultados por este periódico, “rompe el Control Económico de LaLiga“. Los clubes consideran, aunque de momento lo dicen en bajito, nada de hacerlo público, que la cautelar genera “un precedente peligroso” en el fútbol español y piden responder de manera administrativa al CSD, algo que están estudiando LaLiga y la RFEF. Sólo la U.D. Las Palmas hizo público ayer su enfado a través de un comunicado en el que decía que la decisión del Gobierno “supone un grave peligro para la integridad de la competición”. Se unió, horas después, el Atlético de Madrid. El club rojiblanco considera que la decisión del CSD es una «intervención gubernamental» y avisa que «crea un precedente muy peligroso». «El Atlético mantiene su compromiso con el rigor -continúa-. Sin unas normas claras e iguales para todos, no hay competición justa posible».