GP de Singapur
“No teníamos el ritmo que esperábamos”, admite el asturiano, víctima de una severa sanción y un ‘pit stop’ de 25,8 segundos.
La lista de calamidades en Singapur se hizo intolerable para Fernando Alonso, visiblemente contrariado tras cruzar la meta en última posición. “Fue una carrera para olvidar, no teníamos el ritmo que esperábamos”, admitió el bicampeón mundial, relegado por la falta de competitividad de su Aston Martin, una rigurosa sanción de cinco segundos y un lastimoso último pit-stop.
Nada más caer la bandera a cuadros, el esclarecedor silencio de Alonso por la radio compendiaba la situación en el equipo liderado por Mike Krack. Bastante debían de tener sus ingenieros tras el anterior mensaje del asturiano: “El coche es inconducible”. En un entorno propicio como Marina Bay, el AMR23 decepcionó sin remedio.
“Debemos analizar todos los detalles, porque el coche era muy difícil de conducir. Tenía muy poco agarre en la parte trasera. Así que sí, debido a eso matamos los neumáticos muy rápidamente después de la parada. Fue una carrera muy dura”, admitió Alonso en la zona mixta. La misión inicial de vigilar a Lewis Hamilton, su principal adversario en el Mundial, se desvaneció casi de inicio.
100.000 km en carrera
Todo empezó a torcerse en la segunda vuelta por culpa de un brazo de la suspensión izquierda. Una de las carcasas protectoras parecía a la rastra mientras el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans navegaba en tierra de nadie, taponado por Sergio Pérez. Tras completar 15 vueltas, Alonso superó otro histórico récord en la F1, al traspasar los 100.000 kilómetros en carrera. No obstante, ni siquiera ese hito pudo salvar su catastrófico domingo.
“Han pasado demasiadas cosas: un error al entrar en boxes, una parada no muy buena, tráfico…”, enumeró Alonso. Una cadena de desgracias iniciada durante el primer periodo de safety car, cuando Alonso fue penalizado por “cruzar la línea blanca (y el bordillo) durante su entrada al pit lane”. Así lo explicaron los comisarios, en referencia al el artículo 12.2.1 i) del Código Deportivo, que se hizo célebre tras varios episodios similares de Hamilton en los GP de Alemania de 2018 y 2019. Siendo merecido el castigo, lo cierto es que la FIA no se aplicó tan severamente ante Max Verstappen, que salvó con dos reprimendas y una multa de 5.000 euros sus tres investigaciones durante la sesión clasificatoria del sábado.
En cualquier caso, lo peor aún quedaba por delante para Alonso. Cuando pasó por boxes para cumplir la sanción, durante su segundo pit stop, la falta de entendimiento de los mecánicos le mantuvo retenido 25,8 segundos. Por entonces, en su volante volvía a activarse el aviso de falta de combustible. La misma falsa alarma sufrida hace dos semanas en Monza.
Ya por detrás de Hamilton
Para cerrar el domingo, el ovetense cometió un error de pilotaje que provocó una bandera amarilla. Tal fue el despropósito en el garaje, que uno de los ingenieros de Aston Martin le advirtió de la ralentización que él mismo había provocado. “Espero que pronto podamos olvidarnos y aprender para hacerlo mejor en Japón”, finalizó ante los micrófonos.
Lo cierto es que Hamilton, tras sumar 16 puntos, ha arrebatado ya a Alonso el tercer puesto en el Mundial (180-170). Y esa tendencia se hace aún más acuciante en el campeonato de constructores. Perdido el tercer lugar ante Ferrari, el objetivo inmediato pasa por aguantar el tipo frente a McLaren. Desde el GP de Gran Bretaña, Aston Martin apenas ha sumado 42 puntos en seis carreras, mientras la escudería de Woking acumula 110.