Rafael Louzán tiene decidido terminar con la polémica arbitral en el fútbol español. Parece un objetivo demasiado idílico viendo las investigaciones del Caso Negreira y las quejas de los clubes cada semana, pero el presidente de la Federación Española (RFEF) va tomando decisiones para lograrlo. La última y la más importante de todas la anunció ayer.
El máximo responsable de la organización de Las Rozas ha propuesto un cambio en la estructura arbitral, anunciado en una reunión este lunes al nuevo sindicato de colegiados, la Asociación Española de Árbitros de Fútbol (AESAF), y convertido ayer en oficial. Louzán prescinde del presidente del Comité Técnico de Árbitros, Luis Medina Cantalejo, y de todos los miembros de su cúpula directiva.
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También se van Clos Gómez, responsable del VAR; Antonio Rubinos Pérez, adjunto a la Presidencia; y Vicente Lizondo Cortés, Bernardino González Vázquez y José Luis Lesma López, vicepresidentes. La reconstrucción es asboluta en una organización sumida en la crítica generalizada de clubes y jugadores, las crisis internas y las dudas por los nombramientos en los ascensos y descensos. La RFEF ha querido una limpia total.
Medina Cantalejo llevaba en la estructura del CTA desde su retirada en 2009, al principio designado por Sánchez Arminio como responsable de los árbitros de Segunda B y desde diciembre de 2021 como presidente del Comité tras sustituir a Velasco Carballo.
Tras la victoria de Louzán en las elecciones a la presidencia de la RFEF, su nombre fue uno de los primeros en salir dentro de los posibles cambios que quería realizar el gallego en la estructura federativa, algo pedido también a nivel europeo e internacional, como pudo comprobar en las últimas reuniones con FIFA durante el Mundial de clubes. Y en seis meses se ha dado.
Un “nuevo modelo”
En su lugar, según ha podido saber este periódico, el presidente de la Federación planea nombrar a un jefe ejecutivo que lidere el nuevo grupo de trabajo de los árbitros, más profesionalizado en el césped y en la toma de decisiones en los despachos. Un CEO, que no necesariamente tiene que haber sido árbitro, al mando de la organización que tenga varias personas al lado que se encarguen del plano deportivo, de la gestión del día a día con los colegiados y del análisis necesario para determinar los ascensos y descensos de cada temporada.
Ese nombramiento será anunciado la próxima semana, el día 2 de julio, en un evento de la Federación aprovechando la publicación de las fechas del calendario liguero, y ha sido tratado en la reunión de este lunes con el nuevo sindicato arbitral. Los colegiados, ante las polémicas y las dudas con las decisiones, han creado una Asociación para pelear por sus derechos ante los clubes, los medios de comunicación y la propia Federación. Y la idea del CEO y del grupo de trabajo, aunque con reticencias, ha sido aceptada.
La otra pata de esta revolución arbitral será la inclusión de la inteligencia artificial como parte clave de la designación de los ascensos y descensos. Hasta ahora, esa decisión recaía en el presidente del CTA y debía ser confirmada por el presidente de la Federación, que siempre solía estar de acuerdo, pero Louzán no quiere que esa decisión sea personal.
A partir de este verano, los ascensos y descensos se realizarán a partir de datos analizados con inteligencia artificial y habrá una clasificación estadística de todos los árbitros, algo que tampoco existía y que ha sido una de las principales peticiones mencionadas durante las reuniones de la nueva Comisión de Reforma del Sistema Arbitral. Este órgano, con la presencia de colegiados, cuatro clubes (entre ellos el Madrid) representantes del resto, AFE y demás sectores, ha ayudado para agilizar la toma de decisiones en esta revolución del sistema arbitral con «la voluntad de abrir una nueva etapa con un modelo más moderno, eficiente y adaptado al fútbol actual», dice la RFEF.