La revolución de Bryan Zaragoza: apadrinado por Morata, sin dormir y con el ’10’ a la espalda

La revolución de Bryan Zaragoza: apadrinado por Morata, sin dormir y con el '10' a la espalda

España 2 – Escocia 0

Actualizado

El joven jugador del Granada agita un duelo que resolvieron el capitán con su gol número 34 y Sancet. De la Fuente llama a Pedraza por las lesiones de Nico y Balde.

Bryan Zaragoza, perseguido por McTominay en Sevilla.AP

A España le costó armar la revolución y lo hizo con paciencia y con la energía de Bryan Zaragoza. Callejero, regateador, sinvergüenza, era el tipo de futbolista que Escocia no iba a saber cómo parar. La anarquía frente al orden. 22 años que no le pesaron, como tampoco no haber disputado ni un minuto como internacional en toda su vida. Eso sí, los nervios apenas le dejaron dormir, algo que no sabía ni Luis de la Fuente. Iba a jugar con España y, además, lo haría con el 10. «Cuando me dieron el dorsal flipé. He trabajado toda mi vida para esto, pero no pensé que me iba a llegar tan pronto. Esta camiseta es para mi padre», admitió el joven jugador en las entrañas de la Cartuja.

Si en el campo fue protagonista, en el hotel de concentración lo será también. Se lo recordó quien ha sido su padrino inesperado en este debut: Álvaro Morata. “Sabía cómo es como jugador, pero mejor como persona. Llevo aquí dos días y me ha tratado como a un hijo”, admitió el malagueño. Por el debut, y quizá por ese comentario que le echa años encima al capitán, le tocará pagar: “Alguno va a tener que cantar esta noche…”, advertía el goleador antes de recordar que su capitanía la ejercer como la vio en “Iker Casillas, Fernando Torres o Koke en mi equipo”.

Bryan encendió la chispa que despertó a España, pero él y Sancet, con la ayuda de Porteous, marcaron los goles. Para Morata, el 34 que le acerca a David Silva (35) y a Torres (38). “He tenido una antes que ha rozado el palo. No hemos hecho muchas ocasiones pero, mientras ganemos, no me importa si marco o no». El mérito lo quiso compartir con Jesús Navas. “Con 38 años es alucinante. Sabía que me iba a poner un balón perfecto y que sólo tenía que colocarme bien. Flipo cuando lo miro cada día”.

“Nuestra mayor virtud, la paciencia”

Hubo que pelear esa victoria en un partido plomizo. “Nuestra mayor virtud ha sido la paciencia”, reconoció Rodri. La agitación la buscó De la Fuente en la segunda parte porque su equipo se había estrellado contra un muro de hormigón. Armó un once de jugadores que empieza a ser reconocible, liderados por Rodri y con Morata al frente que tenía que ser capaz a agrietar a los líderes de grupo. No iba a ser fácil porque Escocia pisa firme: no sólo le endosó una dura derrota en marzo sino que, con un partido más, sólo había recibido un gol en esta fase de la clasificación: se lo marcó Haaland, de penalti, y no le sirvió a Noruega para ganar.

La Tartan Army es como una legión romana capaz de protegerse en formación tortuga para guardar los puntos que le acercan a la Eurocopa. España necesitaba una chispa en las bandas que no logaron tener ni Oyarzabal ni Ferran, que desperdició un mano a mano en el arranque. El palo escupió un remate de Merino y Morata, con su presencia constante en el área, no estaba acertado. Eso fue todo lo que pudo hacer la selección en los 20 metros que le dejó Escocia. Apareció poco Gavi y nada Balde, que acabó lesionado y no viajará a Noruega. Por eso no dudó De la Fuente en mirar al banquillo. Sin Lamine Yamal y con Nico Williams en la grada, y ahora camino de Bilbao y sustituido por el jugador del Villarreal Alfonso Pedraza, el veneno lo tenía que poner Bryan Zaragoza.

Navas, decisivo

El malagueño sacudió el duelo con tres regates y un disparo en el primer minuto que estuvo sobre el césped. El partido seguía volcado en la portería de Gunn, pero el susto llegó en la de Unai Simón. Una falta de Carvajal en el lateral del área la envió McTominay al fondo de la portería con un disparo de rosca. Sin embargo, el VAR detectó el fuera de juego de un escocés que interfirió en la salida del meta español. Escocia aún no tenía el billete garantizado para Alemania.

España buscaba no perder la paciencia y explorar todas las opciones, pero se empeñaba en los centros laterales sin fortuna hasta que le tocó asociarse a Navas y Morata. El veterano capitán del Sevilla, el único campeón del mundo que sigue vestido de internacional, regateó a McGregor y envió una pelota perfecta hacia la cabeza de Morata.

La guinda la puso otro hombre gol: Joselu. Esta vez no fue por un remate, sino por la picardía de presionar el resbalón de Hickey para colocar en el punto de penalti un balón que acabó empujando Porteous o Sancet. Qué más da, aunque la UEFA premia el debut del navarro dándole el tanto. Él y Fran García tampoco se librarán de cantar.

kpd