Todos los clásicos, cuatro, de esta temporada, han acabado igual. Con victoria del Real Madrid en partidos más o menos igualados. Es una racha preocupante para el Barça, pues se une a las tres de la pasada semifinal de la ACB para acumular siete consecutivas. Una tendencia que presenciaron en primera fila hasta siete jugadores de la primera plantilla de fútbol, Bellingham, Vinicius, Brahim y Alaba en un fondo, y Modric y Mbappé en un lateral.
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Esta vez la presión era para ambos, titubeantes en la Euroliga, fuera de los puestos de playoffs. Y tras el fiasco copero mutuo, uno en la final, el otro en cuartos. El Barça, además de jugar a domicilio y tener un triunfo de ventaja, tenía la ‘excusa’ de su plaga de lesiones (y su política de no fichajes). Sin Laprovittola, Vesely, Punter ni Juan Núñez, el último en caer. Y con dos canteranos en la convocatoria de un Joan Peñarroya que tuvo que meter al base Raúl Villar ya en el primer cuarto.
Por entonces, el técnico catalán ya había visto una técnica y se iba a pasar desquiciado con el arbitraje toda la noche en el Palacio. Como Juan Carlos Navarro y, sobre todo, Mario Bruno Fernández al lado del banquillo. En rueda de prensa, Peñarroya se mordió claramente la lengua. Su equipo había lanzado 20 tiros libres menos que el rival. “Mira la estadística. Fui de los primeros sancionados de la competición y no tengo ganas de volver a estar sancionado. Pero vamos… es igual», despidió una rueda de prensa en la que se lamentó de perder otro partido igualado, una lacra para el Barça en lo que va de temporada.
Porque, con el desempeño de Jabari Parker, Chimezie Metu, Darío Brizuela y, sobre todo, un excepcional Joel Parra, el Barça aguantó el tipo hasta llegar igualado a la orilla. “¿Sabes qué pasa? Que hemos perdido algunos partidos ya así. Competimos bien, pero también hay que exigir hacer bien las cosas en los momentos importantes para sacar victorias en partidos así”, reflexionó.
Chus Mateo estaba más calmado. Habló de la importancia del triunfo. “No es el mejor partido que hayamos jugado este año, sin duda. Ha sido de carácter. Nos da confianza. Ojalá sea el primer paso del sprint final. Estoy contento por la victoria. Viene un calendario muy duro”, admitió. Y se sinceró sobre la importancia de reenganchar jugadores para el tramo que viene. Tipos como Usman Garuba y Xabier Rathan-Mayes, titulares ante el Barça tras no aparecer en la Copa. “Necesito enganchar a más gente. Que vayan sumando y se vayan sintiendo partícipes. No puedo ir perdiendo vagones”, confesó.
Si hubo un protagonista en el Palacio, ese fue, sin duda, Alberto Abalde. Omnipresente, encendido. Quizá no hubo en su carrera un momento así. 16 puntos, cinco asistencias y dos robos, “absolutamente fundamental” el gallego. “¿Cuántas veces hemos dejado fuera de rotación a Abalde? Hasta de los 12. Ha peleado, luchado. Ha hecho cambiar la opinión de su entrenador y de sus compañeros a base de trabajar. Siento muchísimo orgullo. Ha estado callado cuando ha tenido que sufrir. Y encima no falla un tiro”, se rompió en elogios Chus Mateo hacia su pretoriano.