La nueva galaxia del Madrid pincha en el embudo de Mallorca

La nueva galaxia del Madrid pincha en el embudo de Mallorca

El estreno de la película liguera del Madrid llegó con pinchazo. No en la taquilla, sí en el césped. Los blancos firmaron tablas en un Son Moix repleto que se convirtió en un embudo para los de Ancelotti, incapaces de doblegar la defensa de Arrasate. Rodrygo anotó el 0-1 de una noche que parecía brillante en la galaxia madridista, pero Muriqi, imponente de cabeza, selló el empate.

Ancelotti sabe que lo más importante de un equipo campeón es la química. Dentro y fuera del vestuario. Sus dos Champions en cuatro años se explican desde el ambiente de grupo que se vive dentro de Valdebebas. Por eso, y porque el verano está para disfrutar, el técnico italiano volvió a apostar en Son Moix por el once de la Supercopa de Europa. Ese que junta en el mismo ataque a Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé.

Cada viaje caluroso de este Madrid recuerda a las giras exóticas de los Galácticos. Es así. Por el ‘9’ de Mbappé que llevaba Ronaldo, porque Bellingham es inglés como Beckham, por la ‘samba’ de Vinicius y Rodrygo… Es un equipo que apetece ver. Por eso en la grada de Son Moix no cabía un alma y por ahí estaban Rudy, Nadal o Abrines.

Esta alineación del Madrid lleva dos partidos de prueba pero ya ha dejado claro que necesita más físico que adaptación. En la primera parte de Mallorca volvieron a fluir como desea Ancelotti, intercambiando puestos, creando espacios a los compañeros, atrayendo rivales… Pero le faltó gas, necesario para las ideas.

A pesar del clásico arreón inicial del Mallorca, en el que tuvo que intervenir Courtois para despejar un disparo de Samu Costa, el Madrid controló el partido. Bellingham volvió a ser más constructor que ejecutor y Ancelotti siguió probando varias salidas de balón que acababan, según la jugada, con el inglés, Rüdiger, Rodrygo o Vinicius en la que era la posición de Kroos. Unos movimientos que desajustaron a su rival.

En el 12, primera combinación de éxito. Bellingham, Mbappé, Vinicius y Rodrygo se juntaron en la zona izquierda del área balear. Pared entre el inglés y el francés, el balón llegó a Vini, que dejó atrás a Rodrygo y éste, después de varios amagos, encontró la red del Mallorca con una rosca al palo izquierdo de Greif.

El tanto confirmó la superioridad del Madrid ante un Mallorca que intentó hacerse con el balón, pero no pudo. La idea de Arrasate es más proactiva que la de Aguirre, pero la diferencia de talento entre ambos equipos era demasiada como para buscar ese camino. El plan se volvió simple: defensar y aprovechar las opciones que les dejaran.

El Madrid pausó el juego cuando tuvo que hacerlo y aceleró cuando vio los espacios, especialmente en los pies de Vinicius y Mbappé y siempre sostenido por Valverde y Tchouaméni. En el 24, Mbappé remató al lateral un centro de Vinicius, y unos minutos después no llegó por milímetros a terminar una combinación extraordinaria de sus compañeros. Dentro del área, de derecha a izquierda, con pisadas y algún caño, Vinicius terminó poniendo un centro que el galo no alcanzó a rematar.

Muriqi, gigante

Disfrutaban los blancos y sufría el Mallorca, dependiente de las jugadas a balón parado. Por suerte, la noche de Palma le había guardado un premio. Tras el descanso, los baleares vieron la luz como casi siempre en Son Moix, con un centro y un remate de cabeza de Muriqi. Gigante, el kosovar se elevó entre Rüdiger y Bellingham y superó a Courtois para empatar el partido.

Era el minuto 51 y Arrasate tenía al Madrid donde quería. Tablas en el tramo final y el partido convertido en un embudo hacia la portería balear. Al Madrid le costó romper líneas, el ex de Osasuna metió más madera en su centro del campo y Ancelotti apostó por Modric en el timón. Necesitaba ideas y goles.

En la última media hora, el conjunto blanco empezó a atravesar el embudo como pudo. En el 61, Mbappé ganó a la espalda de los centrales, encaró a los últimos defensas y probó a Greif al primer palo, pero el guardameta rechazó el disparo del francés. No sería su último intento.

El físico comenzó a hacer efecto a ambos equipos y el duelo se llenó de imprecisiones, sin romperse porque nadie estaba para carreras extras. En el 69, Bellingham encontró a Mbappé al espacio y el galo, con la zurda, probó en diagonal a Greif, que volvió a acertar para rechazar el tiro.

El embudo mallorquín se convirtió en un imposible para el Madrid, obligando a Ancelotti a realizar tres cambios de emergencia en el 88. No encontraba soluciones a sus problemas y retiró a Bellingham y Vinicius, impotentes ante la defensa rival. Fue el turno de Güler y Brahim, con Mbappé y Rodrygo al lado. Demasiadas urgencias para la primera semana de competición liguera.

El Madrid perdió dos puntos en su estreno y confirmó que no todos los días son fiesta en la galaxia. Le quedan 37 jornadas de sudor.

kpd