El conjunto francés asume el 61% de todas las pérdidas generadas por los clubes de la Primera y Segunda División de Francia. Ha aumentado su masa salarial un 52% en sólo 1 año.
El PSG tiene sobre su estadio una nube negra que no se termina de deshacer. Eliminado de la Champions League en octavos de final por segunda temporada consecutiva y fuera de la Copa de Francia, al conjunto presidido por Nasser Al-Khelaifi sólo le queda el consuelo de la Ligue 1. Es líder con ocho puntos de ventaja sobre el Marsella a falta de seis jornadas, por lo que al menos levantará un título, pero la sensación en el Parque de los Príncipes es de absoluto fracaso.
La necesidad de poner las cartas sobre la mesa y reconstruir un vestuario partido es evidente, también por pura necesidad económica. La sombra de Qatar es tan alargada que evita cualquier tipo de crisis monetaria, pero las cuentas comienzan a ser preocupantes. Según un informe de la Liga de Fútbol Profesional de Francia, en la temporada 2021-2022 el PSG alcanzó unas pérdidas de 369 millones deeuros, el 61% del total de pérdidas de la Primera y la Segunda División del país. Todo un récord histórico en el fútbol galo. El conjunto de París ha perdido este curso 191 millones más que en la campaña anterior y acumula en los últimos tres años unas pérdidas de 670 millones.
Todo, además, a pesar del crecimiento en su facturación (127 millones más) por el aumento, o eso dicen los documentos, de los “ingresos comerciales“, siempre de la mano de su conexión catarí. Una subida para compensar la excesiva carga salarial de un vestuario lleno de estrellas. En sólo un año, el PSG ha aumentado su masa de sueldos un 52%, desde los 480 a los 729 millones de euros. Sumándole las amortizaciones, esa cifra podría subir hasta los 820 millones. Según los expertos, “el coste de la plantilla se situaría en el 125% de su facturación, números poco saludables”.
Estos números, unidos al pobre rendimiento de la plantilla, tendrán consecuencias en verano. Leo Messi y Sergio Ramos, dos de los futbolistas que más cobran (28, aproximadamente, el argentino) terminan contrato y hay muchas dudas de que vayan a continuar en París, especialmente el delantero. El Barça sueña con su regreso, pero el coste de la vuelta del argentino parece inasumible para una directiva envuelta en problemas económicos.
En el PSG, que también se plantea abandonar el Parque de los Príncipes y buscar nuevo hogar después de la negativa del ayuntamiento de París a ampliar su estadio y a vendérselo, casi todo el mundo está en venta, aunque pocos parecen dispuestos a moverse. Neymar, siempre a caballo entre el césped y la enfermería, es transferible. Muchos quieren su talento, pero pocos, o nadie, su contrato de 35 millones netos.
Mientras, las llaves del club siguen entregadas a Kylian Mbappé, con un papel firmado hasta 2025 a cambio de casi 50 ‘kilos’ netos entre los eternos cantos de sirena que le relacionan con el Santiago Bernabéu. Él, y nadie más, es la joya de la corona del jeque, que se niega una y otra vez a negociar su salida una vez que le convenció para decir ‘no’ a Florentino Pérez la pasada primavera.
La columna vertebral del equipo, esa que forman Donnarumma, Nuno Mendes, Achraf, Marquinos o Verratti, podría sufrir algún cambio y la directiva parece convencida de buscar talento joven que rodee a Mbappé, pero todo llegará después del movimiento que se haga en el banquillo. Christophe Galtier, que ha mantenido el puesto a pesar de las derrotas, no continuará, y en Qatar buscan desde hace semanas un candidato acorde a los objetivos del club.