El tenis masculino vive meses inciertos. El número uno del ranking ATP, Novak Djokovic, juega de manera intermitente; quienes están llamados a relegarle, Jannik Sinner, Carlos Alcaraz y Daniil Medvedev, están lesionados o tocados; y por detrás abundan tenistas irregulares como Alexander Zverev, Andrei Rublev o Stefanos Tsitsipas. Sólo hay una buena noticia. Rafa Nadal ha vuelto. Realmente ha vuelto. Después de su inicio lento y dubitativo en el Trofeo Conde de Godó, en el Mutua Madrid Open de Madrid ya mostró velocidad y confianza y en el Masters 1000 de Roma que empezó ayer cualquier cosa puede pasar.
¿Es capaz Nadal de levantar su undécimo título en Italia? En plena recuperación, todavía parece una utopía, pero por primera vez en los últimos dos años el español podría volver a disputar la fase final de un torneo. ¿Cuartos de final en el Foro Itálico? ¿Semifinales? No parece imposible.
Su mejora física es el mejor argumento. Sus victorias en Madrid ante Alex de Miñaur y Pedro Cachín confirmaron su evolución y en los últimos días en Roma se le ha visto en un estado excelente. El domingo apareció en las instalaciones a orillas del río Tiber con una media compresiva en su gemelo derecho y disparó las alarmas. Cualquier dolor, cualquier molestia podría frenarle e incluso llevarle al adiós definitivo. Pero, al final, era sólo cautela. En cuanto empezó a entrenar, Nadal se deshizo de vendajes y voló.
Buenos entrenamientos
Este lunes, de hecho, disputó un partido de entrenamiento contra el argentino Francisco Cerundolo, actual 22 de la lista ATP, cuartofinalista en Madrid, y lo derrotó por 6-3 y 7-6, según explicaron los aficionados presentes. Este martes, más cauto, disputó sólo un set contra Stefanos Tsitsipas, octavo del mundo, al parecer también con victoria para el español. A sus 37 años y con todos los achaques del mundo, Nadal ya volverá a ser el velocista que fue, pero simplemente manteniéndose sano le llega para ganar. ¿Cuánto?
Esa es la incógnita. Su rival en primera ronda este jueves (no antes de las 13.00 horas, Movistar) es el belga Zizou Bergs, fuera del Top 100 de la ATP, de 24 años y con un balance profesional dudoso -nueve victorias y 21 derrotas-. Luego, en segunda ronda se podría encontrar con Hubert Hurkacz, un Top 10 con dificultades en tierra batida, y en tercera, ante el brasileño Thiago Seyboth Wild, víctima de Alcaraz en Madrid, o el argentino Tomás Martín Etcheverry. Hasta octavos de final, con la posible presencia de Holger Rune, Nadal no se toparía con un candidato a campeón en Roma. En ese escalón estará su prueba.
“Soy feliz”
Ante Rune o incluso en cuartos, en un hipotético enfrentamiento ante Medvedev -si el ruso juega-, el ganador de 22 Grand Slam sabrá donde estará realmente su nivel. Entonces comprobará si puede levantar otro título en Italia y, sobre todo, si puede llegar a Roland Garros con opciones de triunfar. “Estoy disfrutando jugando. Soy feliz. Voy a encadenar tres torneos seguidos cuando hace poco no podía encadenar ni tres entrenos seguidos. Mi evolución no es igual todos los días. Por eso lo de París lo diré después de Roma”, comentó este miércoles con exagerada cautela. Que gane en el Foro Itálico es improbable, pero más lo es que se pierde el Grand Slam francés.
Es el objetivo por el que lleva trabajando más de un año y, de hecho, quizá es su principal inconveniente para llegar lejos en el Masters 1000 de Roma. Como ya dijo en el Trofeo Conde de Godó y repitió en el Mutua Madrid Open, sólo tomará riesgos en la Philippe Chatrier y en estas semanas previas aflojará o se retirará ante cualquier susto. No es su filosofía, como ha lamentado últimamente, pero despedirse con honores en París está por encima de todo. De momento, todo está abierto.
Incluso un cálculo alocado surgía ayer desde la web de ATP: Nadal, que ya ha entrado en el Top 300 del ranking, podría acabar alrededor del puesto 35 si gana este Masters 1000 y, con las múltiples bajas previsibles, sería cabeza de serie en Roland Garros. Una suposición fantasiosa… o no. ¿Es capaz Nadal de levantar su undécimo título en Italia? Es improbable, pero.