El belga del Alpecin, favorecido por el trabajo de Van der Poel, gana su tercera etapa y vuelve a dejar sin récord a Cavendish, que fue segundo.
Hace algo más de un año, en la llegada a Dunkerke, Jasper Philipsen ‘moría’ de vergüenza. Haciendo honor a su apodo ‘Desastre’, en un despiste monumental, el belga alzó los brazos en meta tras imponerse a un pelotón atónito. Todos menos él eran conscientes de que Wout Van Aert andaba escapado y había sido el vencedor. A ese escarnio se le unía su racha del año anterior en el Tour: estuvo seis veces entre los tres primeros, sin ganar jamás. [Narración y clasificaciones]
Pero todo iba a cambiar para el sprinter del Alpecin-Deceuninck bien pronto. En Carcassone, etapa 15 del pasado Tour, se inauguró su época. La de un misil en los últimos metros que, además, este año cuenta con un lanzador de lujo. Su amigo y compañero Mathieu Van der Poel está entregado a la causa.
Philipsen ganó en Carcassone y también, lo más importante, el último día en París. En este Tour, Jasper ‘Disaster’ no tiene rival. Tres llegadas al sprint, tres triunfos incontestables. El último, este viernes en Burdeos, el lugar al que más veces ha llegado la Grande Boucle (80) tras, lógicamente, París.
Y eso que, por un momento, pareció que el triunfo iba a ser para Mark Cavendish. Y no es cualquier cosa. Porque el veterano sprinter lleva tiempo igualado a victorias parciales (34) con Eddy Merkcx. Precisamente en la última llegada a Burdeos, hace 13 años, fue quien se impuso, en aquellos años donde nadie era capaz de toserle.
Este viernes al del Astana le falto el último golpe de pedal. Fue segundo, por delante de Biniam Girmay y por detrás de Philipsen, que suma su tercera etapa en el presente Tour tras Bayona y Nogaro y la quinta de su carrera con sólo 25 años.
La jornada amaneció en Mont de Marsan, la tierra de Luis Ocaña, y el pelotón, tras la pasión de los Pirineos, se lo tomó como no podía ser de otra forma, con calma. Guglielmi fue el valiente que protagonizó la escapada del día. Más tarde se le unieron los franceses Peters y LaTour, pero a falta de cuatro kilómetros fueron engullidos por un pelotón que mañana tiene otro día de transición hacia Limoges y el domingo afrontará el Puy de Dome.
Olympiacos - Real Madrid
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Kaunas
Actualizado Domingo,
21
mayo
2023
-
08:47El técnico de Olympiacos, que ya ganó la Euroliga...
«Las 22 medallas de Barcelona (13 oros, siete platas, dos bronces) son un reto necesario», pronuncia Alejandro Blanco, tan optimista, tan satisfecho el presidente del Comité Olímpico con lo que ya es un logro para sacar pecho. 382 deportistas españoles están en los Juegos, casi tantos como en Barcelona (420), aunque entonces, por ser país anfitrión, todo eran privilegios clasificatorios. Y, también para estar orgullosos, hay mayoría de mujeres (192 por 190). Pero esa cifra es como una losa de la que el deporte español no se puede desprender. Se desafía con el logro de Barcelona cada cuatro años y cada cuatro años la realidad impone calma.
¿Es realista la ilusión esta vez? «Las previsiones invitan al optimismo», sigue Blanco, consciente de que el abanico del deporte nacional, tras años estabilizado por debajo de las 20 preseas (fueron 17 en Tokio, igual que en Río, aunque con sólo tres oros), ha ampliado sus expectativas. Este mismo jueves en París, a dos días de los Juegos, paseaban por la sala de prensa de la Villa Olímpica alguno de los candidatos. El pletórico Hugo González, el judoca Fran Garrigós (el que puede estrenar el contador, este mismo sábado), la selección femenina de waterpolo, los remeros, que por primera vez acuden con cinco botes -«hicimos una plata en la última Copa del Mundo. Venimos con opciones reales de conseguir una medalla», lanza Javier García, pareja de Jaime Canalejo- y Carolina Marín, esperanzada en sí misma y sus posibilidades, pero cauta con lo colectivo: «No me gusta hablar de cifras. Genera presión. Hay expectativas. Intentaremos ganar las máximas medallas».
Pero sí, hay razones para el optimismo. Y nombres propios (y 10 equipos clasificados, con el fútbol y el waterpolo esta vez a la cabeza de las ambiciones de podio) sin complejos para pensar que en la capital francesa España puede estar en una cifra similar a la de hace 32 años. Y eso que, por ejemplo, la desaparición del kárate del programa priva de dos éxitos casi seguros con Sandra Sánchez y Damián Quintero.
Hugo González, el mismo que afirma que afrontará su reto «con pasión», fue campeón del mundo en 200 metros espalda en febrero y también afrontará la prueba de 100 y la de los 200 metros estilos combinado. Un poco antes lo fueron (por partida doble en Budapest) los marchadores María Pérez y Álvaro Martín, cuyas sus opciones en París además se multiplican con la novedad del relevo mixto. Fátima Gálvez en tiro, Adriana Cerezo y Adrián Vicente en taekwondo, Teresa Portela, el K4, Antía Jacomé y María Corbera en piragüismo, Jordi Xammar y Nora Brugman en vela..., especialidades en el que siempre son varias las opciones y que son las que raramente fallan en el deporte español.
París cuenta con otra potente novedad, el resurgir del atletismo (pese al varapalo de la grave lesión de María Vicente) y no sólo con los marchadores. Las recientes exhibiciones de Ana Peleteiro (que no tendrá la oposición de su compañera de entrenamientos Yulimar Rojas, lesionada), del saltador nacionalizado Jordan Díaz (campeón de Europa en Roma con una impresionante marca de 18,18 metros) o Moha Attaoui (1:42,04 en el 800) hace que se sueñe con el tope, también en el esplendor de la Ciudad Condal, esas cuatro medallas de Fermín Cacho, Daniel Plaza, Manolo Peñalver y Javier García Chico.
El judo pide foco después de años de mal fario con Fran Garrigós, Niko Shera, Ai Tsunoda... La gimnasia (Ray Zapata), la escalada con el dorado Alberto Ginés, por supuesto Carolina Marín y Maialen Chorraut (a sus quintos Juegos con 41 años), el boxeo...
Por último, algunos mediáticos con ganas olímpicas. En golf, Jon Rahm, a pesar de su mala racha, que estará acompañado en París por David Puig, Carlota Ciganda y Azahara Muñoz.
Y, evidentemente, el tenis, otro de los caladeros históricos, enorme foco de la delegación española con Carlos Alcaraz y Rafa Nadal. Juntos, en ese doble de leyenda, tendrán opciones, aunque dependerá del estado físico del más veterano y de su compenetración, sin haber jugado nunca juntos. En el torneo individual, Alcaraz es el gran favorito. Ausente Jannik Sinner por una apendicitis de última hora, el sorteo del cuadro de ayer le aplanó más el camino. Después de ganar Roland Garros y Wimbledon de manera consecutiva, el oro olímpico sería el broche perfecto. En las pistas de Roland Garros, además, España tendrá otras posibilidades de triunfar, con el doble entre Marcel Granollers y Pablo Carreño y, sobre todo, en el dobles mixto de Granollers y Sara Sorribes, que con sólo dos victorias ya estará peleando por las medallas.