La enésima vida de Andy Murray: consigue ante Peniston su victoria número 199 en un grande

La enésima vida de Andy Murray: consigue ante Peniston su victoria número 199 en un grande

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El británico, que juega con una prótesis de cadera, se fajó en dos ‘challenger’ en su preparación para el torneo donde es bicampeón.

Murray celebra su victoria ante Peniston.Alastair GrantAP

¿Qué lleva a un ex número 1 del mundo, doble campeón de Wimbledon, oro olímpico, ganador de tres títulos del Grand Slam, que se ha embolsado cerca de 64 millones de dólares en premios a lo largo de su carrera, a seguir jugando al tenis a los 36 años, con una prótesis de cadera y desplazado al puesto 40º? Casado y padre de cuatro hijos, Andy Murray no necesita dinero ni prestigio. Sólo está en las pistas por la filiación al deporte que practica desde la adolescencia. Sabe que nunca volverán los años dorados, cuando era el cuarto hombre, el más capaz de plantar cara, aunque sólo fuera puntualmente, al implacable dominio de Djokovic, Nadal y Federer.

Ama el tenis y aún se siente con armas para ganar a los mejores, como reitera en cada una de sus entrevistas. Cierto es que ha logrado triunfos significativos ante hombres de la categoría de Alcaraz, Tsitsipas o Zverev y que en Melbourne, en el primer grande de la temporada, tuvo arrestos para imponerse en cinco parciales a Berrettini y levantar dos sets adversos al local Kokkinakis.

Ese entusiasmo le lleva a ejercicios de admirable humildad, como ha sido disputar dos challengers sobre hierba en la preparación para su decimoquinto Wimbledon, el torneo que ganó en 2013, convirtiéndose en el primer británico en lograrlo en 77 años, sucediendo a Fred Perry, y 2016, el escenario donde se colgó el oro olímpico en 2012, superando al mismísimo Federer.

Surbiton, Nottingham…

El calendario del jugador de Dunblane contempla torneos ATP, con estimables resultados, como la final del torneo de Doha, en la que cedió ante Daniil Medvedev, con el paso por competiciones de segundo orden. Ha salido campeón en Surbiton y Nottingham e incluso también disputó la final sobre la arcilla de Aix-En Provence. No le importa bajar de rango.

Federer, que recibió una ovación operística en el homenaje recibido en su regreso al torneo del que es ocho veces campeón, fue testigo del debut de Murray ante Ryan Peniston, 268º, un zurdo británico que a los 27 años disputaba su tercer partido en Wimbledon, después de ser eliminado en segunda ronda en la pasada edición. En el box de Murray, junto a su madre, Judy, y su esposa, Kim Sears, su entrenador, Ivan Lendl, con el que ha abierto una tercera etapa de trabajo conjunto tras la sucesión de éxitos de las dos anteriores.

Murray se impuso por 6-3, 6-0 y 6-1 y espera un rival de mayor enjundia en la siguiente ronda, pues se enfrentará al vencedor del partido entre Stefanos Tsitsipas y Dominic Thiem, que se aplazó a este martes por la lluvia cuando el austriaco contaba con ventaja de un set.

Bromas con Federer

Atrás quedó el presunto adiós del tenis en la primera ronda del Abierto de Australia de 2019, cuando cayó en primera ronda ante Roberto Bautista, se marchó entre lágrimas y recibió palabras de elogio y gratitud de sus más distinguidos contemporáneos a través de la pantalla de la Rod Laver Arena. Una segunda operación de cadera, justo después de aquel torneo, le animó a volver a las pistas. El logrado ante Peniston fue su triunfo número 199 en torneos del Grand Slam.

«Un honor contar con la presencia de la realeza y también de la realeza del tenis», dijo a pie de pista dirigiéndose a la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, y a Roger Federer. «La última vez que estuviste ahí presenciando uno de mis partidos fue cuando me enfrenté en los Juegos Olímpicos a Stan Wawrinka, y le animabas a él», bromeó con el suizo, que entonces, como es lógico, se decantaba por su compatriota. Federer sonrió y respondió con un gesto asertivo cuando Murray le preguntó qué le había parecido su actuación.

kpd