El club afirmó que había pactado una reducción salarial por la pandemia, pero el documento desvelado por el ‘Corriere della Sera’ recoge que sólo se aplazó el pago.
Corriere della Sera
La Juventus y Cristiano Ronaldo llegaron a un acuerdo en 2020 para aplazar el pago de cuatro meses del sueldo del jugador portugués, como demuestra el documento publicado este jueves por el Corriere della Sera y que compromete al club italiano, acusado por fraude fiscal, ya que no incluyó los pagos en el balance anual correspondiente.
La conocida “carta secreta” de Cristiano en Italia, un documento que la ‘Juve’ ocultó en su día, pone de manifiesto el acuerdo del club turinés con la estrella lusa, a la que se compromete a pagar de 19,8 millones de euros a Ronaldo, exactamente el importe correspondiente a su sueldo de cuatro meses.
La Juventus dijo que había acordado una reducción del salario de sus jugadores para aliviar la situación económica generada por la pandemia, pero la Fiscalía descubrió, gracias en parte a esta “carta secreta”, que el acuerdo no fue de una renuncia del salario, sino de un aplazamiento del pago de tres de los cuatro meses acordados (de marzo a junio de 2020).
El pago no aparece en el ejercicio económico de ese año, por lo que la Fiscalía lo considera un delito de fraude fiscal.
Requisado por la policía
“Estimado Sr. Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro. Damos seguimiento a los acuerdos alcanzados y adjuntamos a este documento el relativo a la prima complementaria reconocida a su favor y la posterior escritura complementaria del Acuerdo de Premio Complementario”, reza el acuerdo desvelado este jueves.
“En el caso de que, tras su traslado definitivo, no se cumpla la condición establecida para el devengo de las primas identificadas, tendrá derecho a percibir un incentivo por despido”, añade.
El documento fue requisado por la policía financiera italiana el 23 de marzo de 2022, según informa el Corriere, durante un registro realizado en las oficinas de la ‘Juve’, y solo está firmado por el aquel entonces director deportivo, el italiano Fabio Paratici.
La ‘Juve’ no solo acordó con Cristiano el aplazamiento de pagos, sino que varios jugadores de la plantilla como el argentino Paulo Dybala o el italiano Giorgio Chiellini llegaron al mismo acuerdo con el club italiano.
La recta de meta como medida de los límites humanos. Se apagan las luces en el Stade France, rugen las tribunas, se hace el silencio después. Un ritual que se alarga, minutos que se hacen eternos para los atletas antes de los 10 segundos más importantes de sus vidas. Se busca al hombre más rápido del mundo, al que ponga su nombre junto al de Usain Bolt, Carl Lewis o Jesse Owens. Nada menos. Y esta vez no hay favoritos claros, está todo tan abierto que la expectación es maravillosa. Como los segundos que siguen a los 100 metros de París 2024, cuando nadie sabe quién demonios ha podido ganar, de tan parejos que han llegado a la meta. Al fin. Es Noah Lyles con 9,79 segundos, la mejor marca de su vida en el momento más oportuno.
9,794 para ser más exactos. Se impuso el estadounidense, como una centella en París, una brutal remontada tras volver a salir mal de los tacos, para recuperar el trono perdido, 20 años sin un campeón del hectómetro made in USA (desde Justin Gatlin en Atenas 2004). Y lo hizo con idéntico tiempo que Kishane Thompson, sólo cinco milésimas más veloz (9,789). Una final de foto finish. Lyles, el que tanto lo perseguía, el que opositaba a estrella mediática y ahora también deportiva. El histrión, el bicampeón del mundo en Budapest, es ya campeón olímpico en una carrera para el recuerdo. Con su compatriota, Fred Kerley tercero (9,81), y el cuarto más rápido de la historia olímpica, el sudafricano Akani Simbine (9,82).
Es la eterna búsqueda del heredero de Usain Bolt -como si fuera posible-, tan grande es su leyenda que nunca deja de estar presente. Pero las comparaciones, las similitudes y, por supuesto, las diferencias se agolpan en los conversaciones de Saint Denis, que luce precioso en estos lila y azul tan elegantes que van haciéndose más intensos a medida que anochece en París.
Pero, ¿quién ganará el 100? ¿Quién será el nuevo rey?, se preguntan los 80.000 ansiosos espectadores, ante el gran momento de los Juegos.
Y se presentan ocho candidatos -que, por primera vez en la historia olímpica, van a bajar todos de 10 segundos en la final-, cada uno con su historia, todo tan igualado (los dos jamaicanos y los dos estadounidenses ya se han quedado entre 9,80 y 9,84 en las semifinales), tan abierto, que el único nombre propio que se repite en las quinielas es, con tantos asteriscos, el de Noah Lyles.
DIMITAR DILKOFFAFP
El americano de Florida, el chico que se hizo profesional sin pasar por la Universidad de lo convencido que estaba de sí mismo, se ha pasado el invierno trabajando la técnica, la salida con Lance Brauman, su entrenador, y mejorando sus marcas en el 60. Es el rey del 200, pero quiere también el oro en el 100, como en el mundial de Budapest de 2023. Ese por el que fracasó en Tokio, cuando acababa de dejar los antidepresivos después de una pandemia que le pasó factura mental. «Me costó encontrar el equilibrio entre estar entusiasmado y mantener la calma durante todo el año», reconoció. Nada sencillo para él. En la infancia padeció un grave problema respiratorio , noches en el hospital y el deporte como practica no recomendada.
Lyles celebra su victoria.Martin MeissnerAP
Quiere ser Bolt, como todos. E intenta imitar su show, pero no es lo mismo. Si Bolt encandilaba, él molesta a sus rivales con su juego psicológico, con sus guiños con las cartas de manga y sus bolos con Snoop Dogg. En la semifinal dedicó miradas retadoras a Oblique Sevilla, que le había superado. En la final, partió como un potro desbocado en la presentación, saltó, gesticuló, corrió hasta casi la mitad de la pista, pidió más al público, se golpeó el pecho. Todo mereció la pena, hasta el abrazo y las lágrimas con su madre, Keisha Caine Bishop, de después.
El abanico de opositores también incluía a otros dos tipos que se manejan por debajo de 9,80. Y que no fueron campeones olímpicos por un suspiro. Heredero de Bolt pretende ser Kishane Thompson (plata), el velocista con la tarea de recuperar el trono para Jamaica, que se quedó sin representantes en la final de Tokio. Las lesiones han sido su hándicap, pero le pule Stephen Francis, el mismo que manejó a Asafa Powell o Shelly-Ann Frazer Pryce. Y acudía a París con el 9,77, la mejor marca de todos este 2024, hace un mes en los trials de Kingston. Y en semifinales planta un 9,80 como aviso a navegantes. Junto a él, Seville y sus 9,81 de la primera serie como argumento, aunque luego no respondiera en la final. Dos chicos de 23 años.
También está Marcell Jacobs, el sorprendente italiano de Tokio, que apenas le da para entrar por tiempos en la final y ahí sí, da la cara, favorito del público, con una salida majestuoso, quinto finalmente, incluso lesionado después.