La Liga se gana con buen juego, pero también con agonía, esfuerzo y victorias por la mínima en partidos aparentemente fáciles. Eso se encontró el Madrid en su estreno en 2024. Una visita del Mallorca que llenó el Bernabéu con la esperanza de una goleada y que terminó en un sufrimiento resuelto con un cabezazo de Rüdiger en el tramo final.
Después de siete partidos sin poder mezclar a Vinicius, Rodrygo y Bellingham y con la Supercopa de España a la vuelta de la esquina, Carlo Ancelotti quiere que su tridente ofensivo fluya lo más rápido posible. Por eso el italiano, con prisas por tener sensaciones positivas tras el parón, metió al brasileño directamente en el once a pesar de volver de una lesión muscular. Vinicius no jugaba con el Madrid desde el 11 de noviembre ante el Valencia (5-1) y no parece que vaya a disputar el encuentro de Copa ante la Arandina, así que la mejor opción era que sumara una hora ante el Mallorca en casa antes de viajar a Arabia. Así fue.
Pero Ancelotti, Vinicius y todo el Madrid se encontraron con el muro de Javier Aguirre, un clásico en sus últimas visitas a Chamartín. El mexicano asumió de nuevo sus virtudes y sus defectos, consciente de que no puede jugar de tú a tú al conjunto blanco. Hundió a su equipo sobre la meta de Rajkovic con una línea de cinco que en defensa fue casi de siete y dejó a Larin como una isla en el ataque, a la espera de poder pescar alguna contra milagrosa tras una pérdida de su rival. Viendo el aburrido 0-0 del descanso, su plan funcionó a la perfección.
El Madrid se chocó contra el muro balear en su peor primera parte en mucho tiempo. Coincidencia con la vuelta de Vinicius o no, la realidad es que el cuadro de Ancelotti no encontró los huecos que sí surgieron durante las últimas semanas con Brahim en el once. Previsible, lento y falto de ideas en la frontal, apenas creó peligro ante la meta de Rajkovic. Ni en las bandas, ni desde fuera del área ni en los desmarques al hueco sin balón, atacando el área como en otros partidos.
Vinicius, titular
Sólo Vinicius, en lo bueno y en lo malo, apareció. El brasileño se mostró algo impreciso con balón pero tuvo las mejores ocasiones del primer tiempo. Primero rematando demasiado cruzado tras un pase al hueco de Modric y después buscando la escuadra de Rajkovic desde lejos tras un caño extraordinario. Eso sí, de nuevo, tuvo sus más y sus menos con Maffeo y con el árbitro, al que protestó que no señalara varias faltas. Su presencia desconectó algo a Rodrygo, en racha las últimas semanas.
El Mallorca, cómodo achicando agua en su propia área, casi encuentra premio al borde del descanso, cuando Antonio Sánchez le ganó un duelo aéreo a Fran García y remató de cabeza sobre Lunin, ya vencido. El balón golpeó en el larguero y después botó sobre la línea de gol para desesperación de Aguirre.
Brahim desatasca
Tras el intermedio, Ancelotti comprendió los problemas de su equipo y dio entrada a Brahim por Vinicius en el minuto 58, justo después de otro palo del Mallorca. Samu Costa, desde fuera del área, estuvo a punto de sorprender a Lunin y hacer el 0-1. La salida del brasileño y la entrada del malagueño estaba pactada desde antes del inicio, pero el cambio mejoró al Madrid.
Rodrygo se abrió a la izquierda y Brahim a la derecha, dejando el centro para Bellingham hasta que Ancelotti movió más fichas e incluyó a Joselu en lugar de Kroos. De vuelta al 4-3-3 para intentar asegurar el liderato. Apenas unos minutos después de los cambios, Brahim tuvo en su cabeza el 1-0, pero se encontró con el palo tras una parada de Rajkovic a Rodrygo. El Madrid inclinó todavía más el campo hacia la portería del Mallorca y encontró el gol en un córner de Modric y en un cabezazo colosal de Rüdiger. Novena victoria de la temporada por la mínima y liderato confirmado.
Ya conocemos las eliminatorias de cuartos de final de la Champions League. Real Madrid - Manchester City, PSG - Barcelona, Atlético - Dortmund y Arsenal - Bayern. Aquí desgranamos las virtudes y defectos de los rivales de los españoles.
Madrid-City: un ogro casi inmejorable
El pasado verano, feliz tras el éxtasis de su primera Liga de Campeones, el Manchester City salió al mercado y se gastó 241 millones. Así, como si necesitara darle la vuelta a un equipo en reconstrucción, como si no tuviera ya la mejor, o una de las dos mejores, plantillas de toda Europa. Llegaron el defensa croata Josko Gvardiol por 90 millones, el delantero portugués Matheus Nunes por 62, el centrocampista belga Jeremy Doku por 60 y el centrocampista croata Mateo Kovacic por 29. Y ahora, ya en marzo, ninguno de ellos está entre los diez futbolistas con más minutos de la plantilla de Pep Guardiola esta temporada.
Ese resumen de los fichajes, su coste y su utilización habla a la perfección sobre los escasos ajustes que ha necesitado hacer el técnico de Santpedor en los últimos meses. Su Manchester City, el mismo Manchester City que le metió cuatro goles al Real Madrid en la vuelta de las semifinales del año pasado, sigue siendo una máquina de jugar al fútbol con las mismas piezas.
Ahí está Erling Haaland, con 29 goles en 33 partidos, en un curso lejos de números históricos pero cerca de la voracidad anotadora que ha mostrado siempre. Ahí está Kevin De Bruyne, de vuelta de una lesión que sólo le ha permitido disputar 700 minutos, pero que le hace llegar fresco al cruce con el Madrid, al que ya marcó en el Bernabéu el año pasado. Y ahí está Rodri, eje del campeón, con más de 3.000 minutos, y 7 goles, esta campaña.
Todo pasa por las botas del español, quizás más que nunca, en un equipo que sufrió un pequeño bache en la Premier al inicio de curso y ahora se jugará la liga en primavera contra el Arsenal y el Liverpool, de los que les separa un sólo punto. Puede ser que ahí, en la necesidad de seguir compitiendo el torneo doméstico, surja una pequeña ventaja para el Madrid, líder de la Liga con siete puntos de ventaja sobre el Girona.
Pero la realidad es que este City tiene argumentos de sobra para competir en todas las competiciones. Prueba de ello es el triplete del curso pasado: Champions, Premier y FA Cup. De momento, y a pesar de las dificultades, este año sigue vivo en las tres. Y lo hace, en parte, gracias a un fondo de armario que asusta. El portero Ederson se lesionó ante el Liverpool y es duda para la eliminatoria, siendo el único lunar de cara a la lista contra el Madrid. Mientras, en defensa Walker, Dias, Aké, Akanji, Gvardiol y Stones se reparten los tres puestos defensivos que está usando Guardiola en sus alineaciones. Sí, sólo tres. El técnico está metiendo ahora a Stones como segundo mediocentro, al lado de Rodri, pero sus laterales ya son centrocampistas, no defensas.
Foden, Julián Álvarez y Doku, además de Grealish, ahora lesionado, comparten rol en las bandas, dejando dos puestos en la mediapunta que siempre, salvo lesión o rotaciones, son para De Bruyne y Bernardo Silva. El belga marcó en la ida contra el Madrid y el portugués anotó el primero de la vuelta, iniciando la goleada. Son los creadores del miedo: las arrancadas y remates de Haaland, que viene de marcar 5 goles en un partido de FA Cup ante el Luton y acumula 7 en los últimos cuatro encuentros. Estuvo un mes fuera por una lesión en el pie, pero ya está de nuevo en forma.
Así es el club que suma mayor valor de mercado en su plantilla: 1.270 millones. Un ogro casi inmejorable que volverá a medir el nivel del Real Madrid.
PSG-Barça: los jóvenes y Luis Enrique
Hablar del PSG, hasta el próximo 30 de junio, es hablar, cómo no, de Kylian Mbappé. Pero el conjunto que entrena Luis Enrique es también mucho más que el talentoso delantero francés. El ex seleccionador y ex técnico del Barça ha sabido apostar por la incorporación de talentos jóvenes y ha encontrado también en otro ex azulgrana, Ousmane Dembélé, al mejor escudero para su gran estrella. El Mosquito parece haberse librado por fin de la plaga de lesiones que minaron su etapa barcelonista y acumula 12 asistencias en los 32 partidos que ha jugado esta temporada.
Menos presencia, en cambio, ha tenido un Marco Asensio que no acaba de convencer al asturiano y que, tras estar dos meses y medio de baja por una lesión en el pie, ha vuelto ahora al dique seco por unos problemas musculares.
En la zaga, el brasileño Lucas Beraldo, quien llegó al club en el pasado mercado de invierno, se ha convertido en una pieza fundamental a pesar de que sólo tiene 20 años. Su progresión ha sido fulgurante desde que debutó en 2022 con el Sao Paulo. En la banda derecha, mientras, cuenta con la presencia de un Achraf Hakimi que combina sus cualidades defensivas con una nada desdeñable aportación en ataque. Bajo los palos, cómo no, el titular indiscutible es el italiano Gianluigi Donnarumma, a pesar de que su juego con los pies no es en absoluto todo lo bueno que desearía su técnico.
De ahí, precisamente, que apostara por incorporar al ex azulgrana Arnau Tenas el verano pasado, pero el arquero, formado en las categorías inferiores del Barça, sólo ha jugado tres partidos este curso. Está en periodo de aprendizaje.
En el centro del campo, mientras, el equipo parisino cuenta también con otro talento joven que ha firmado un rápido ascenso hacia la élite: Warren Zaïre-Emery. Este futbolista, que prácticamente acaba de cumplir los 18 años, fue el debutante más joven en la historia de la entidad al estrenarse con el PSG con tan sólo 16 años y cinco meses y ya ha jugado también con la selección francesa. En cuanto a otro centrocampista bien conocido por la afición española, Fabián Ruiz, su presencia en la medular ha sido un tanto intermitente y, en los dos últimos duelos del equipo francés en la Ligue1, ni siquiera ha tenido minutos.
Un Dortmund a la deriva
Desde 2015, durante la última temporada de Jürgen Klopp, el Borussia Dortmund no vivía una situación tan convulsa. No sólo sobre la hierba, donde el equipo muestra una irregularidad desesperante, sino también en los despachos. Con el entrenador y el director ejecutivo en la puerta de salida, aquel Dortmund modélico de hace una década navega hoy a la deriva. A 20 puntos del liderato en la Bundesliga, el único objetivo plausible hasta fin de curso será conseguir un billete para la próxima Champions. Y asegurar así la supervivencia económica. Si no cumple con esta premisa, el peligro de convertirse en un equipo de la zona media parece más que real en la cuenca del Ruhr.
Ayer, tras definir al Atlético como "un pequeño monstruo de las eliminatorias", Edin Terzic tuvo que hacer frente a alguna pregunta maliciosa en torno a la ausencia de sus mejores futbolistas en la selección alemana. Julian Brandt, Mats Hummels, Niklas Süle, Emre Can y Nico Schlotterbeck no cuentan para Julian Nagelsmann, que sólo ha convocado a Niclas Füllkrug de cara a los amistosos ante Francia y Países Bajos. En realidad, los periodistas no sólo pretendían analizar la decadencia de este Borussia, sino abordar otra cuestión de fondo. ¿Cómo es posible que el Dortmund quiera contratar a Nagelsmann como relevo de Terzic si ni él mismo confía en estos jugadores para la Eurocopa?
A esa cuestión debería responder Hans-Joachim Watzke, uno de los CEO más longevos del fútbol europeo, con 23 temporadas en el cargo. Sin embargo, el ejecutivo que hizo explotar a Erling Haaland o Jude Bellingham ya ha anunciado su marcha en 2025. Lo más probable, que a su baja se sume la de Matthias Sammer -histórico capitán del equipo campeón en 1997- que venía ejerciendo como consejero durante desde 2018. Sin ellos, la reconstrucción se antoja aún más incierta.
Casi 10 meses después de aquel 2-2 ante el Mainz, que le apartó del título de la Bundesliga en la última jornada, las críticas contra Terzic siguen marcando el día a día del Dortmund. Al mal juego del equipo ha habido que sumar dos notorias decepciones. Gio Reyna, llamado a liderar el proyecto, tuvo que salir cedido hace un mes al Nottingham Forest. Y el goleador Sebastian Haller sólo disputó cuatro partidos como titular en verano antes de perderse los dos últimos meses por una lesión de tobillo.
Las derrotas ligueras ante Bayern, Stuttgart o Leipzig y la eliminación copera frente al conjunto de Sebastian Hoeness mermaron la ilusión de la ruidosa Südtribüne. La llegada en enero de Jadon Sancho, sumado a las pinceladas de calidad de Hummels y Brandt, bastaron ante el PSV. Pero este Dortmund, donde el único futbolista que ha brillado por encima de la media es Gregor Kobel, su portero, tiene aún demasiadas cosas que mejorar para sorprender al Atlético.
Tres puntos muy caros. El Madrid ganó al Villarreal con dos misiles de pura potencia, empatando a puntos con un Barça que juega este domingo y encarando con calma el parón de selecciones después de la derrota contra el Lille en Champions League. Valverde, tras tocar el balón en Baena, abrió la lata en el tramo inicial, y Vinicius, con un derechazo a la escuadra de Conde, sentenció un duelo marcado por la lesión de Carvajal. El lateral se hizo daño en la rodilla en una acción con Pino, ya en el descuento, y abandonó el Bernabéu en camilla entre lágrimas mientras la grada guardaba un silencio de puro miedo. El vestuario queda ahora pendiente de las pruebas médicas al defensa para conocer el alcance de la lesión.
Las molestias de Militao y Rodrygo aliviaron las dudas de Ancelotti en el once. El italiano retrasó a Tchouaméni a la defensa, centró a Fede Valverde en el mediocampo y dibujó un 4-4-2 con el que el Madrid creció un poco en imagen con respeto al desastre de Lille.
El uruguayo está siendo el mejor futbolista de la temporada en Chamartín. Quizás sea la herencia del '8' de Kroos, presente hoy por primera vez en el Bernabéu después de su retirada, pero la realidad es que el ex de Peñarol ha ganado galones en la construcción del juego Madrid. Tarea difícil por la ausencia del alemán.
Contra el Villarreal, Ancelotti descubrió un detalle: Valverde es capital como uno de los ejes del equipo cuando juega 4-4-2. Quizás ahí se dio cuenta el italiano del error de escorar a la banda al uruguayo en Lille. Ante el submarino, Valverde barrió, creó y marcó. Lo hizo todo para un Madrid que se sintió algo más cómodo en el dominio rival, en el deseo del Villarreal. Sufrió más en defensa, sí, pero tuvo más espacios en ataque.
El conjunto de Marcelino fue valiente desde el inicio, asumió la posesión e hizo daño a los blancos en los costados, con Pépé y Cardona activos para servir balones a Barry, aunque le faltó acierto.
Y cuando en el Bernabéu ya se amagaba algún silbido, Fede Valverde se atrevió con un derechazo desde lejos que tocó en Baena y sorprendió a Conde para poner el 1-0. Era el minuto 13 y el Madrid conseguía lo que más le está costando este curso: abrir los duelos.
El gol no achicó al Villarreal, que reaccionó con cabeza y fútbol, fue ganando metros en el campo de los locales y pudo empatar en varias acciones de Pépé y Barry. El primero remató al larguero un centro de Cardona y el segundo desviado un balón de Gueye. Demasiadas llegadas peligrosas para el Madrid, que despertó cuando apareció Vinicius.
El brasileño comenzó a hacer lo que mejor sabe: acumular esfuerzos en banda izquierda contra el lateral rival. En cinco minutos, Femenía se llevó una amarilla y varios regates y el ex del Flamengo puso varios pases de peligro al área que Mbappé no consiguió convertir en gol.
La más clara, una arrancada 'marca de la casa'. Mbappé inició una contra tras un córner, cedió a Vinicius y siguió corriendo hacia portería para que su compañero le filtrara una pelota perfecta. Llegó a tiempo, pero cuando quiso regatear a Conde éste sacó un pie salvador.
El descanso no cambió nada el ritmo. El Villarreal siguió acumulando balón y el Madrid dio un ligero paso atrás buscando correr en transiciones. Se encuentra cómodo el conjunto de Ancelotti en esa faceta, así triunfó en Europa estos dos últimos años. Pero tiene sus riesgos.
En el 50, Tchouaméni cometió penalti sobre Barry, pero fue anulado por fuera de juego del francés. El Villarreal seguía acercándose al empate, con Baena lanzando una falta al lateral de la red, pero el duelo naufragaba en la nada mientras el Madrid esperaba su oportunidad.
En el 70, Ancelotti retiró a Camavinga y a Mbappé, que regresaron de lesión hace unos días, e introdujo a Militao y Rodrygo, mezclando al brasileño con Vinicius en el ataque. Vini centró más su posición y encontró premio rápidamente. En el 72, recibió de Valverde en la media luna del área, a 20 metros de portería, se giró y se inventó un derechazo a la escuadra de Conde para sentenciar.
El Villarreal trató de reaccionar con la misma intensidad que en el primer tanto de Valverde, pero no tenía fuerzas tras los dos golpes que le había endosado el Madrid. Ilias desbordó varias veces a Mendy, pero a los de Marcelino les volvió a faltar acierto. Lo necesitarán en el futuro.
En el descuento, el Bernabéu se quedó en silencio con las lágrimas de Carvajal, retirado en camilla tras hacerse daño en la rodilla. Sus gritos de dolor y la preocupación de sus compañeros le dijeron todo. Las pruebas médicas dictarán sentencia. El Madrid empata al Barça, pero se lleva tres puntos muy caros.,
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ABRAHAM P. ROMERO
@AbrahamRomero_
Barcelona
Actualizado Sábado,
28
octubre
2023
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