Resulta que Arabia Saudí, allí donde el fútbol español viajó por dinero y escapó a la pasión, dejó sobre el césped de Riad el mejor partido de la temporada nacional. Un derbi madrileño extraordinario, intenso, vertical, divertido y en constante frenesí, coronado con una prórroga en la que ganó el Madrid, Rey de reyes de lo imposible también en el desierto saudí. Un 5-3 para el recuerdo.
Insistía Carlo Ancelotti en la previa en las complicaciones que el Atlético le había generado a su Madrid en el balón parado y los centros laterales, y a pesar de que el italiano se sabía convencido de haber aprendido la lección del 3-1 del Metropolitano, con tres tantos recibidos de cabeza, no necesitó más de 6 minutos para comprobar que sus problemas siguen latentes. Tanto como las virtudes del Atlético.
Hermoso, libre de marca en el centro del área, cabeceó a la red un córner de Griezmann. Kepa, titular antes que Lunin, hizo la estatua sobre la línea mientras los de Simeone se ponían por delante. Otro derbi que arrancaba con victoria cholista.
El Madrid, asustado por un nuevo golpe inesperado, titubeó por unos instantes, impreciso en tres cuartos de campo rival. Protestó una caída de Rodrygo dentro del área, justo ayer que se estrenaba la emisión de los audios del VAR, y a punto estuvo de recibir el 0-2 en una excelente transición rojiblanca que Morata remató demasiado escorado.
Primera remontada
En las dudas, volvió a emerger Rüdiger, gigante del curso madridista y autor del 1-0 contra el Mallorca que mantiene a los blancos en lo alto de la Liga, se elevó en el área del Atlético en un centro de Modric y copió el gol de Ramos en Lisboa. Salto en el punto de penalti y remate cruzado al palo derecho de Oblak.
El empate impulsó al Madrid, sin Kroos, reservado en el banquillo por sus molestias en el tobillo, pero con Modric asumiendo el timón. Rodrygo probó de zurda tras una arrancada de Vinicius y los blancos comenzaron a amenazar lo suficiente como para no encontrar premio.
En una de esas combinaciones, Carvajal recibió en el pico del área y encontró a Mendy con un balón raso que el francés, atacando el primer palo, tocó suavemente con el tacón, sorprendiendo a Oblak y anotando el 2-1. De lateral a lateral para remontar. Era sólo el minuto 30 y el partido sólo ofrecía goles. Nada de literatura. Todo golpes.
Golazo de Griezmann para superar a Luis
En lugar de hundirse por la situación, el Atlético despertó, como si el partido no permitiera reflexión. En el 37, De Paul encontró a Griezmann en en tres cuartos, el francés avanzó con Modric a su derecha, sentó al croata con un recorte, despistó a Rüdiger y se plantó en la frontal ante Kepa. Disparó con la derecha, cruzado, allá donde no pudo llegar el portero, y escribió un empate histórico, superando a Luis Aragonés como máximo goleador del Atlético con 174 tantos.
Quedaba poco para el descanso y se podrían relajar los ánimos, pero Rodrygo tuvo el 3-2 sondeando los vestuarios. Rüdiger le encontró en la zona de penalti, el brasileño controló entre Savic y Giménez y ganó el rechace para tener opción de recibir casi a puerta vacía ante Oblak. El esloveno, sin embargo, apareció a tiempo para evitar el tanto.
El intermedio bajó pulsaciones, relajó los músculos y oxigenó pulmones. El Madrid, que había recuperado elementos en el once con las entradas de Tchouaméni y Mendy, se guardaba los ases en la manga de Kroos, Camavinga o Brahim. El Atlético, consciente Simeone de sus opciones en el banquillo, saltó intenso del túnel, provocando alguna pérdida peligrosa de los blancos.
Un mal pase de Carvajal terminó en los pies de Morata, que asistió a Lino para que el delantero cruzara el balón, demasiado para sus intereses, ante Kepa. Menos ritmo y más pelea en el centro del campo, pero Riad seguía dejando emoción.
Ancelotti, con un Madrid que perdía demasiados duelos en el medio, activó a Kroos y sentó a Modric en el 66, mientras que el Cholo le dio el testigo a Riquelme y Molina por Saúl y Lino. Quería morder el argentino.
Error de Kepa
El duelo entró en el terreno del drama, acercándose al tramo final y pendiente de una ocasión que lo pudiera cambiar todo. La tuvo Carvajal, en una diagonal de Vinicius y un remate que detuvo Oblak, y la encontró el Atlético en un centro de Riquelme. Morata saltó en el área pequeña junto a Kepa y éste fue incapaz de atajar el balón, que rebotó en Rüdiger y se coló en la portería. El portero pidió falta del delantero, pero Alberola Rojas consideró que no era suficiente para castigar la acción.
El Atlético cavó la tumba pero el Madrid volvió a negar su muerte después de tres rechaces. Ancelotti tiró la casa por la ventana incluyendo a Camavinga en el lateral y a Brahim en la mediapunta y descubrió el milagro. En el 85, Vinicius arrancó por la izquierda y aterrizó en el área para amenazar a Oblak. El esloveno detuvo el primer disparo, Bellingham remató en el rechace, la defensa lo volvió a despejar, el inglés lo intentó por segunda vez, Hermoso salvó sobre la línea y Carvajal, al tercer intento, clavó las tablas en la escuadra rojiblanca. Los blancos acabaron mejor antes de una prórroga inevitable.
El cansancio hizo mella en el tiempo extra, con más corazón que fútbol, y en esas reinó el Madrid, rey de reyes del drama, la agonía y lo imposible también en Arabia. Joselu remató un centro de Carvajal, el balón dio en Savic y se coló en la red. Y Brahim, sin portero ante un Atlético volcado, puso el definitivo 5-3.