En 2020, en aquellos singulares cuartos de final de la Champions que nacieron fruto de la pandemia de Covid 19, Hansi Flick (Heidelberg, Alemania, 1965), fue el estratega que condujo al Bayern a infligirle un aún doloroso 2-8 al Barça que borró, de un plumazo cruel, todas sus esperanzas de volver a alcanzar el máximo cetro europeo.
Ahora, cerca de cuatro años después, llega precisamente al banquillo del club azulgrana como relevo de Xavi Hernández con la vitola de nuevo salvador, después de que el equipo cerrara la temporada en blanco. Su misión: relanzar a un club en el que la exigencia no entiende de números, por muy maltrechas que sigan las arcas de la entidad que preside Joan Laporta, y cuya afición, en su mayoría, exige siempre que los buenos resultados vengan acompañados también de buen juego. Para la que el cómo, al fin y al cabo, importa tanto cómo el qué. Ahí es nada.
Si miramos únicamente el rendimiento deportivo, muchos no dudan en señalar que Flick es el mejor entrenador de la historia del Bayern, por mucho que aterrizara en el banquillo del conjunto bávaro como asistente de Niko Kovac en verano de 2019. Tras la marcha de Kovac, el 3 de noviembre de ese mismo año, fue promovido como técnico interino, pero su rendimiento le llevó a ganarse una ampliación de contrato hasta 2023 que se hizo efectiva en abril de 2020.
Ese año, el club alemán ganó el primer sextete de su historia, tras hacerse primero con la Champions y la liga y la Copa alemanas en la campaña 2019-20 y sumarles acto seguido la Supercopa de Europa, la germana y el Mundial de Clubes.
En abril de 2021, con su equipo lanzado otra vez a por el título liguero, anunció que dejaría la entidad para ponerse a los mandos de la selección alemana una vez disputada la Eurocopa, dado que le había quedado una suerte de espinita clavada, tras haber ejercido como asistente de Joachim Löw entre 2006 y 2014.
En su breve pero intensa etapa como técnico del Bayern conquistó un total de siete trofeos, únicamente perdió siete encuentros y consiguió que el equipo muniqués fuera el primero en la historia en hacerse con la máxima competición europea ganando todos los partidos que disputó. Y, además, estableció todo un récord en el fútbol germano, con una racha victoriosa de 23 partidos seguidos en todas las competiciones entre el 16 de febrero de 2020 y el 18 de septiembre de ese mismo año.
A nivel ofensivo, finalmente, su equipo, que contó con los servicios de un Robert Lewandowski que defiende desde verano de 2022 la elástica azulgrana, fue capaz de firmar una media de unos tres goles a favor por partido, con un porcentaje de victorias del 83%.
Su paso por la Mannschaft, como relevo a todas luces del propio Löw, no obstante, no fue tan exitoso como parecía prometer su currículum, por mucho que lograra mantenerse invicto en sus diez primeros partidos al mando de la selección. La actuación alemana en el Mundial de Qatar le puso en el disparadero y tras encadenar tres derrotas, Flick terminó por ser despedido el 10 de septiembre del año pasado.
Futbolista
Como futbolista, mientras, tras iniciarse en serio con en el SV Sandhausen, el club profesional más pequeño de Alemania, pasó la mayor parte de su carrera precisamente en un Bayern con el que ganó cuatro ligas, una Copa y una Supercopa alemanas. Si bien vivió la decepción de caer ante el Oporto en la final de la Copa de Europa de la campaña 1986-87.
Posteriormente, estuvo tres temporadas en el Colonia y acabó por poner fin a su carrera en el modesto Victoria Bammental, donde, en la recta final de su carrera, llegó a ejercer como entrenador-jugador. En su caso, el banquillo empezó a seducirlo antes incluso de colgar las botas. Ahora, el Barça espera que su mejor perfil como técnico le ayude a recuperar sensaciones que, pese a todo, tampoco son tan lejanas.