Por sus rectas y sus curvas rápidas, el circuito urbano de Arabia Saudí se suponía desfavorable para Aston Martín, pero en los primeros entrenamientos el español ya destaca
Hay otro ánimo en la caseta de Aston Martin en Jeddah. Aquel bullicio de los entrenamientos en Bahrein, aquel jolgorio, incluso aquella sorpresa se han transformado en una suerte de rutina. El éxito como rutina. En los primeros libres en el circuito urbano de Arabia Saudí, Aston Martin confirma que tiene el segundo monoplaza más rápido del Mundial y nadie se extraña. Esta vez no hay celebración ni mucho menos. Hay normalidad. “A seguir trabajando”, dice un joven ingeniero y a ello se pone, rumbo al garaje.
Aquí el coche de Fernando Alonso debía padecer. El análisis de la cortísima pretemporada y de la primera carrera del año concluyó que el Aston Martin era magnífico en las frenadas, en curvas lentas, pero se retrasaba en las largas rectas, en los giros rápidos. Supuestamente el podio de Bahrein, un trazado revirado, no podía repetirse en Jeddah, cuyo circuito es una autopista paralela al mar a la que le han puesto algunas curvas de adorno. Pero esta temporada todo le sale bien a Alonso.
Y resulta que, sorpresa, el Aston Martin también puede ser rapidísimo. Y resulta que un par de retoques en el monoplaza funcionan perfectamente. Y resulta que este domingo (18.00 horas, DAZN) lo más probable es que vuelva a pelear por las posiciones de honor. Nuevamente los pilotos de Red Bull, especialmente Max Verstappen, cuentan con ventaja, pero nuevamente Alonso está justo detrás de ellos.
El tercer tiempo de los test
Eran sólo los primeros entrenamientos libres y todavía no había caído la noche, es decir, hacía un calor de mil demonios en este rincón de Arabia Saudí, pero el tiempo del español, el tercer tiempo más rápido, corroboró sus posibilidades. En las pruebas con neumáticos blandos ni los Mercedes ni los Ferrari superaron su crono y su compañero, Lance Stroll, terminó cuarto, a escasas décimas de él.
A su llegada al circuito, Alonso proclamaba que no quería fiesta alguna hasta que no consiguiera una victoria, que sobreestimar un podio podría frenar su progresión. “Hemos tenido un tiempo para dirigir lo que ocurrió en Bahréin y ahora debemos mantener la concentración al máximo. Ése es el objetivo este fin de semana”, comentaba el piloto. En su equipo le han hecho caso. En la caseta de Aston Martin en Jeddah, después de su tiempo en los primeros entrenamientos libres, los invitados se acababan tranquilamente su café y nadie se atrevía a empezar un aplauso. “A seguir trabajando”, decía un joven ingeniero y a ello se ponía, rumbo al garaje.