La selección española masculina de baloncesto se enfrentará a Georgia, al ganador de la preclasificación entre Eslovaquia, Suiza y Ucrania y al segundo de la preclasificación entre Dinamarca, Noruega y Croacia, en su grupo de fase de acceso al Mundial de Catar 2027. España quedó encuadrada en el grupo A, según el resultado del sorteo celebrado este martes en Doha.
En la pasada cita mundialista, celebrada en 2023 y ganada por Alemania, España no pudo pasar de los octavos de final tras caer derrotada ante Canadá por 88-85, pese a que, desde el Mundial de Grecia 1998, siempre había alcanzado los cuartos.
España ha ganado dos veces el Mundial de baloncesto: en Japón 2006 obtuvo el oro tras derrotar a Grecia por 70-47; y en China 2019 se impuso a Argentina por 95 a 75.
De noviembre de 2025 a marzo de 2027, habrá seis ventanas con 420 partidos en todo el mundo, con 80 selecciones nacionales luchando por su plaza en Catar.
En la zona clasificatoria correspondiente a Europa, España participará junto a otros 31 equipos y sólo 12 de ellos avanzarán a la fase final del Mundial. En esta primera ronda de clasificación, serán ocho grupos de 4 equipos cada uno y todos jugarán entre sí en casa y fuera. Los 3 mejores equipos de cada grupo avanzarán a la segunda ronda, en la que los equipos serán ubicados en cuatro nuevos grupos. Los 3 primeros de cada grupo (12 equipos) avanzarán a la fase final de Catar
Tercera jornada
HUGO COSTA
@hugocostagolf
Actualizado Domingo,
18
junio
2023
-
17:41Scheffler cierra su ronda del sábado con un 'eagle' y un 'birdie',...
Más allá del calor y las tormentas, el primer SuperMundial de clubes, con llenos en los encuentros y ciudades más importantes, está llamando la atención de varias federaciones dispuestas a organizar el siguiente, planeado para 2029. Y España está en la pelea. Rafael Louzán, presidente de la RFEF, ha participado durante la última semana en distintas reuniones celebradas en Miami con la FIFA y las federaciones y mostró su postura favorable a ser sede del torneo. Eso sí, no es el único: Arabia Saudí, en primer plano, y Brasil y Marruecos en otro escalón inferior también se han sumado a la lucha por llevar a cabo la edición de dentro de cuatro años.
Hay que recordar que la sede del Mundial de clubes no tiene nada que ver con la organización del Mundial de selecciones, como sí ocurría con la antigua Copa Confederaciones, ligada a la sede de la Copa del Mundo. Son elecciones independientes, aunque en el caso de la primera sí ha coincidido EEUU como país organizador. Las buenas relaciones entre Gianni Infantino y Donald Trump aceleraron la elección americana, con el príncipe saudí Bin Salman como persona clave en lo económico.
Esa cercanía de la FIFA con los saudíes, la insistencia del gobierno de Arabia en organizar eventos para promover su famosa 'Visión 2030' y la potencia económica del país, inversor principal en este primer Mundial de clubes, le convierten en un candidato de peso.
Optimismo en Las Rozas
La Federación Española, por su parte, quiere dar un giro en su política de organización de eventos futbolísticos, algo que ha dejado claro Louzán en sus reuniones en Miami. El país va camino de organizar dos Mundiales de selecciones, uno de ellos compartido con Marruecos y Portugal, pero no es sede de torneos de importancia desde hace varias décadas. Eso pretende cambiar el nuevo presidente.
Las buenas relaciones entre España y Arabia Saudí, consolidadas a través de la Supercopa de España y de la gestión de las candidaturas de 2030 y 2034, causan optimismo en Las Rozas. Acelerar el proceso y negociar para que ambos países se aseguren los Mundiales de clubes 2029 y 2033 es el objetivo español.
El Mundial de clubes de Estados Unidos ha tenido 12 sedes, un número similar al que España está ofreciendo en el Mundial 2030, 63 partidos por todo el país y 32 equipos repartidos en distintas sedes auxiliares, algo que tampoco supone un problema para las instalaciones del fútbol español, superiores, por ejemplo, a las de Marruecos.
El gol de penalti de Haaland frente a Al Ain.AFP
El interés de la RFEF es claro y también serviría como punto de partida del Mundial 2030 para probar la logística que llevarían a cabo el siguiente verano. Así se lo está tomando también Estados Unidos.
La carrera, eso sí, no será fácil. Además de Arabia Saudí y España, en la carrera por organizarlo también están Brasil y Marruecos, que como Louzán también han sido contundentes durante las reuniones de la semana pasada: quieren el torneo. Brasil organizó el Mundial de 2014 y la Copa Confederaciones de 2013 y el presidente de su Federación, Samir Xaud, quiere sumar un punto positivo tras ser elegido como sucesor de Ednaldo Rodrigues, cabeza visible de la 'canarinha' hasta hace unas semanas. «Estamos dispuestos a ser sede de ese Mundial y trabajaremos para que sea posible», ha dicho.
El deseo de Marruecos, anunciado por Marca y confirmado por este periódico, ha sorprendido en la Federación Española y vuelve a poner de manifiesto algunas de las contradicciones y problemas que han surgido en la candidatura del Mundial 2030. El país del norte de África sigue peleando por albergar la final del Mundial que comparte con España, a pesar de que desde la RFEF se da por hecho que será en suelo español, a la espera de decidir entre el Bernabéu y el Camp Nou, y ahora ha mostrado también su intención de presentarse para el Mundial de clubes. Su capacidad logística y económica parece inferior, pero en el fútbol de hoy en día todo se puede.
Dependiendo de los resultados de la jornada, el Real Madrid puede acabar fuera de los puestos que dan acceso incluso al play in de la Euroliga (los 10 primeros). A estas alturas, a falta de ocho fechas, poca broma ya. Tiempo de remediar la catástrofe hay, menos de pujar por estar entre los seis de arriba (acceso directo a cuartos) y casi una quimera es acabar entre los cuatro primeros, lo habitual de los últimos años. La semana negra de Estambul destapó las carencias blancas de mala manera, un doblete de derrotas y muy malas sensaciones ante Efes y Fenerbahçe. [78-67: Narración y estadísticas]
Jasikevicius, saldando cuentas recientes con el Barça, humilló al Madrid no por lo abultado del marcador (aunque ganaba de 20 a falta de tres minutos), más bien porque dio la sensación de que hizo lo que quiso con él en la cancha. Fue un dominio frustrante, una superioridad preocupante. Un tirón antes del descanso y una segunda parte que resultó casi un paseo. Con Nigel Hayes, McCollum y Guduric bailando a un rival con bajas evidentes sí, pero sin referentes ni tipos con ganas de dar un golpe en la mesa.
No es la primera vez que pasa, que la doble jornada Euroliga hace mella. Le ocurrió a ambos púgiles al comienzo: erráticos, sin chispa ni claridad. Lo que convirtió la primera mitad en el Ulker Sports en un extraño partido, repleto de imprecisiones. Como un partido de infantiles, tardaron casi cuatro minutos en anotar la primera canasta (casi cinco el Madrid). Iba a ser la tónica.
Hayes-Davis
En ese fango, el Madrid no iba a tardar en sentirse incómodo. Empezó con dos de los nuevos en el quinteto. Dennis Smith Jr. y Bruno Fernando siguen dando muestras de su buen encaje, jugadores más que interesantes. Pero hacer que no se note la ausencia del lesionado Dzanan Musa y del sancionado Hezonja (además de Deck), son palabras mayores.
Sin acierto (dos de 14 en triples) ni precisión, con nueve pérdidas en la primera mitad, fue Errick McCollum, uno de los refuerzos de Jasikevicius ante las bajas de Wilbekin y Baldwin, el que pronto se convirtió en un tormento. Pero se mantuvo la igualdad porque el rebote era blanco (11 ofensivos), hasta que, otra vez al final, se produjo el apagón. Inaugurado por un par de canastas al poste de Pierre ante Hugo González y cerrado con otro canastón de McCollum, un 12-0 que fue un mazazo con el que marcharse al vestuario.
Y era ya remar contra corriente. Contra la inercia de uno de los mejores equipos de la competición, que, aunque el martes cayó por la mínima ante el Panathinaikos en Atenas, acumulaba seis victorias de carrerilla. Ni Llull, que apareció en escena por primera vez con dos triples, ni la zona, dieron demasiados resultados a Chus Mateo.
Y, en esa desesperación de querer y no poder, de comprobar a un rival superior, se resquebrajó el Madrid de mala manera, mostrando las costuras que parecían cosidas en los últimos tiempos. Fue otro fundido a negro, otra preocupante dimisión colectiva que ni las bajas ni el ambiente ni el rival explican. Empeñado en la zona, el Fenerbahçe y sus tiradores (Nigel Hayes, Guduric...) destrozaron a un rival sin respuesta.
Después del parón por la Copa y de las Ventanas FIBA le vendrá al Madrid un sopapo de urgencias. El clásico en el WiZink y visita al campeón Panathinaikos. No tendría demasiado margen después si no logra triunfar en al menos uno de ellos. Ahora son cuatro derrotas en los últimos cinco partidos con unas alarmantes cifras en anotación.