El equipo amarillo tuvo un mal debut en la fase de grupos de la Liga Europa al caer en su visita al Panathinaikos.
Los jugadores del Panathinaikos celebran uno de los goles.PANAGIOTIS MOSCHANDREOUEFE
El Villarreal tuvo un mal debut en la fase de grupos de la Liga Europa al caer en su visita al Panathinaikos), en un partido en el que el equipo español repitió todos los defectos que ha mostrado en el inicio de la temporada y que provocaron el relevo en su banquillo. [2.0: Narración y estadísticas]
En esta ocasión no se notó el efecto de la llegada de su nuevo entrenador, José Rojo ‘Pacheta’, ya que el equipo castellonense apenas generó peligro en ataque y se mostró frágil en defensa frente a un rival que rompe una racha de 16 partidos consecutivos sin ganar a un equipo español.
El equipo de Pacheta se tomó el partido con calma ante un Panathinaikos que pareció intimidado en el inicio por el potencial de su rival. El Villarreal, con Capoue a los mandos del medio campo, optó por posesiones largas, pero sin apenas profundidad más allá de alguna aventura solitaria de Pedraza.
La mejor ocasión del conjunto español llegó superado el cuarto de hora en una gran acción personal de Morales, pero el delantero, tras quebrar a su marcador, pecó de egoísta y eligió disparar cuando tenía dos compañeros prácticamente para empujar el balón a la red. El Panathinaikos respondió con una asistencia de Bernard, el jugador más determinante en ataque, que Palacios envió al lateral de la red.
La lesión de Denis Suárez, reemplazado por Yeremy Pino, despistó al Villarreal, lo que aprovechó el Panathinaikos para dar un zarpazo inesperado y adelantarse en el marcador al filo del descanso.
Ioannidis marca ante Reina.Dimitris BirntachasAP
Un rebote afortunado permitió a Kotsiras filtrar el balón entre la defensa del Villarreal para que Ionannidis, con un toque sutil, burlara la salida de Reina.
El equipo de Pacheta, demasiado previsible en su juego, intentó reaccionar, pero sólo en el inicio del segundo tiempo pareció lanzarse a por el partido.
El Villarreal rondó el área con varias llegadas de Kiko Femenía, pero la respuesta del Panathinaikos fue más contundente. Mandi y Reina evitaron el segundo tanto del conjunto griego, que con muy poco fue capaz de desarmar la defensa española.
Pacheta no aguantó más y dio entrada en el campo a Sorloth, Parejo y Gerard Moreno, su tridente de lujo, en busca de una ofensiva total, pero el Panathinaikos aprovechó el desorden táctico de su rival para machacar a la contra.
Sporar, en una acción en la que retrató la candidez de la defensa del Villarreal, sentenció el partido a un cuarto de hora del final con un disparo ajustado.
Tras el segundo gol, el Villarreal cayó definitivamente de rodillas y el Panathinaikos pudo disfrutar ante su público, rozando el tercer gol con claras ocasiones de Vilhena y Magnusson.
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INMA LIDÓN
@inma_lidon
Actualizado Martes,
5
diciembre
2023
-
21:41Las suecas se fueron al descanso con 1-3, pero la selección...
Jimmy Murphy tocaba a Chopin, Grieg y Listz. «Le ayudaba a aquietar sus cavilaciones», escribe David Peace en Munichs (Contra, 2024), una recreación novelada del accidente del 6 de febrero de 1958 que acabó costando la vida a ocho jugadores del Manchester United, además de a otras 15 personas, entre integrantes de la tripulación, periodistas y directivos del equipo británico. Sobre Jimmy Murphy, uno de los supervivientes, segundo entrenador, cayó el peso de reflotar a un club devastado por la tragedia acaecida cuando el vuelo de British European Airways se estrelló frente a una casa abandonada en el tercer intento frustrado por despegar del aeropuerto de la ciudad alemana. El equipo regresaba de Belgrado, tras eliminar al Estrella Roja en cuartos de final de la Copa de Europa.
Jimmy Murphy afrontó el desafío de ocupar el vacío de Matt Busby, hospitalizado con heridas graves en la ciudad alemana. Busby ya era una leyenda. «Para mí, Jimmy Murphy es el héroe de esta historia, un hombre complejo que llevó adelante al equipo, hasta conducirlo incluso a la final de la FA Cup. Si él hubiera muerto, pienso que la historia del club habría sido muy distinta. Es una pena que la entidad no siempre haya reconocido su papel y al final le tratara de una manera muy pobre», explica Peace (Ossett, 1967) a este periódico a través del correo electrónico.
Destacado autor de novela negra, nuestro interlocutor, residente en Tokio, es también un gran aficionado al fútbol. Entre sus obras ajenas a este deporte figuran la tetralogía Red Riding Quartet, editada en España por Alba, la trilogía Tokyo Redux (Hoja de lata), y GB84, en la misma editorial, donde afila el bisturí para novelar el pulso colosal entre los mineros del Reino Unido y Margaret Thatcher, entonces inmisericorde primera ministra.
Latido político
Dentro o fuera del fútbol, Peace nunca ha disimulado un latido político en cuanto escribe. «Munichs es una novela sobre el norte de Inglaterra y su clase trabajadora», afirma, incorporándola, además de a las obras citadas, a una secuencia donde también están Red or dead (Faber and Faber, 2013), no editada en España, sobre el Liverpool de Bill Shankly, y Maldito United (Contra, 2013), alrededor de la histriónica figura de Brian Clough y su breve paso por el Leeds.
Hay un eco espectral en este relato de 449 páginas que le ha exigido un severo trabajo previo de documentación. «El proceso de creación es siempre el mismo. Consulto con detalle en la biblioteca pública periódicos y libros relevantes de no ficción mientras construyo la narrativa de la novela dramatizando la verdad tan poderosamente como puedo».
En Munichs habitan los vivos y Los Muertos, siempre evocados en letras versales. El espíritu de James Joyce y The Dead, adaptada al cine por John Huston, otorgan un vuelo singular a esta historia. «Dublineses [el libro de relatos al que pertenece The Dead], y en particular Los Muertos, han sido una gran influencia en la escritura de este libro. Para mí, en mi trabajo y en mi vida, Los Muertos es una presencia constante», afirma.
Geoff Bent, 25 años, Roger Byrne, 29, Eddie Colman, 21, Mark Jones, 24, David Pegg, 22, Tommy Taylor, 26, Liam Whelan, 22, y Duncan Edwards, 21, éste último ingresado durante dos semanas en el Recht der Isar Hospital de Múnich, perdieron la vida como consecuencia de aquel accidente. «Incluso hoy mantienen un estatus mitológico. Diría que se debe a que murieron tan jóvenes, con un potencial ilimitado. Representaban el futuro perdido y un mundo que pudo haber sido». Aquella generación había ganado las dos Ligas precedentes con una media de 22 años. Jóvenes y talentosos, exhibían además un enorme grado de compromiso sentimental con el club, ajenos a los cantos de sirena que venían desde Italia y otros clubes.
Peace nació nueve años después de la tragedia. Su padre le contó la historia cuando era un muchacho. «Él había visto jugar muchas veces a los Busby babes ante el Huddersfield Town, nuestro equipo, y también estuvo en en el último partido que disputaron en Inglaterra en 1958, contra el Arsenal. Era un año más joven que Duncan Edwards y el accidente tuvo un efecto profundo sobre él, como sobre mucha gente». La narración de aquel encuentro, del 1 de enero de 1958 -«un partido que viviría para siempre, en el recuerdo y la imaginación»-, ganado por el Manchester United en Highbury por 5-4, ejerce de prólogo en el libro, antes de que, mediante continuos saltos en el espacio y en el tiempo, se gradúe la acción dramática. «Quería que el libro fuese una experiencia viva para el lector, devolviéndole a 1958».
Un fútbol distinto
El fútbol de entonces poco tenía que ver con el de hoy. Parte de la magia de Munichs se encuentra en su capacidad para transmitir la estrecha vinculación entre los aficionados y sus ídolos de carne y hueso, cercanos, integrantes de un mismo hábitat social. «Antes del desastre, los Busby Babes ya eran célebres, pero todavía iban a los cines locales y las salas de baile y vivían en alojamientos compartidos», apunta Peace.
Adiós a Duncan Edwards, un extremo izquierdo audaz y relampagueante, la figura que mejor encarnaba el aura de los muchachos de Busby, forjados por Murphy en las categorías inferiores. Munichs, cuyo plural pretende denunciar el uso que aún hacen algunos aficionados de equipos rivales en tono de burla, es dolor, pérdida y culpa, pero también lucha y redención, liderada ésta por la inmensa figura de Bobby Charlton.
«Murphy, que no había viajado, creía que debería haber estado en el avión. A Busby le persigue la culpa por haber llevado al Manchester United a Europa y por no impedir al piloto hacer un tercer intento de despegue. Charlton también sufre, en su condición de superviviente, sin poder explicarse por qué vivió mientras algunos de sus amigos morían», explica el autor del libro.
Diez años después, el equipo liderado por Charlton, que había estado cerca de dejar el fúbol, George Best y Denis Law, fallecido el pasado día 17, vencía 4-1 al Benfica para ganar la primera de sus tres Copas de Europa, la primera de un club británico. Ya no eran los Busby Babes, sino los Diablos Rojos, rebautizados por su hacedor. Al frente seguía Matt Busby. Tras recibir la extremaunción, había escapado del destino de Los Muertos.
"Uno tras otro iban convirtiéndose todos en sombras. Mejor pasar con valentía a aquel otro mundo, en toda la gloria de alguna pasión, que marchitarse y apagarse lúgubremente con los años".