«La única especialidad del atletismo que incorpora el valor subjetivo de la opinión de un juez sobre la técnica sigue siendo la marcha», cuenta el olímpico Diego García Carrera, empeñado en impulsar una especialidad tan ninguneada y puesta en duda, refugio permanente y manido de los empeñados en desconfiar, en la polémica del ‘ese va corriendo’. Y qué mejor que la tecnología. Y qué mejor que la prueba impulsada por el marchador madrileño, sexto en Tokio 2020, en el corazón de su ciudad. En el Gran Premio Internacional Madrid Marcha Silbo Telecom, que este domingo cumplirá su cuarta edición, no sólo estarán los mejores del mundo; también el chip que pretende cambiarlo todo.
El Race Walking Electronic Control System, o VAR de la marcha, es un producto de laboratorio. Un pequeño aparato que pesa menos de 15 gramos, se ata a los cordones de la zapatilla y detecta lo que el ojo humano no puede: si un atleta pierde el contacto con el suelo en su pisada y, por tanto, debe recibir un aviso del juez. «Una tecnología objetiva que no dependa del criterio de los jueces. Un sistema más equitativo para los marchadores», apunta su ideólogo, Javier Rosell, investigador de Ingeniería Biomecánica y profesor del Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).
0,002 segundos
No es el primer intento de Rosell, aunque sí parece el definitivo. Este domingo en Madrid, al fin, podrá ser testado «en paralelo con las decisiones de los jueces oficiales». Hace ya una década estuvieron aplicando el uso de una plantilla inteligente que detectaba si la marcha de algún participante era irregular. Pero el proyecto se vio interrumpido por la pandemia y por la complejidad logística de introducir plantillas en las zapatillas de los marchadores.
El RWECS no tiene ese problema y por eso esperan que World Athletics acabe por introducirlo. Para eso, el Gran Premio de Madrid, prueba de categoría World Race Walking Tour, será clave. «Después se hará un informe anónimo para no influir en futuras participaciones de marchadores en otras competiciones», dice Rosell, cuyo aparato está basado en una serie de sensores que están en disposición de ofrecer un número que indica el tiempo de pérdida de contacto de los dos pies, que normalmente va de 0,002 a 0,004 segundos, imperceptibles para el ojo humano. «El sistema detecta cuándo la punta del pie deja de tocar el suelo y cuándo el talón impacta con el suelo, lo que llamamos ‘tiempo en el aire de cada pie’. A partir de ahí, detectamos la pérdida de contacto con el suelo», explica el investigador.
El Race Walking Electronic Control System.
Precisamente por esos controvertidos ‘vuelos’ que, entre otras cosas, han puesto a la tradicional marcha en entredicho. «En la marcha nos pueden descalificar por no extender la pierna que avanza (al contacto con el suelo debe estar extendida 180°) o por perder contacto con los dos pies del suelo a simple vista. Ahí es donde nos puede ayudar este sistema, que es necesario para detectar a los que pretenden engañar», asegura José Antonio Quintana, gurú nacional de la especialidad.
Porque hay un instante, aproximadamente 45 milésimas de segundo (a un ritmo de competición), en el que ninguno de los dos pies del marchador tiene contacto con el suelo. García Carrera no sólo elogia esta llegada del VAR a su deporte para resolver dudas, también augura cambios radicales si la Federación Internacional accede en un futuro a adaptar su reglamento: «Los marchadores vamos a ser juzgados de forma mucho más estricta, con lo que nos vamos a tener que apretar el cinturón, incluso plantearnos tener que competir un poco más despacio para hacer la técnica 100% perfecta. Estamos a favor», asegura a EL MUNDO. «Nos va a permitir a los deportistas estar tranquilos porque estamos compitiendo en un deporte justo. No te vas a llevar la frustración de que te ha ganado alguien de quien tienes dudas. Y a nivel general, para eliminar la crítica número uno que tiene nuestra especialidad: que no se pueda determinar al 100% el criterio de los jueces. Todo son beneficios», se felicita.
Una de las ediciones anteriores del GP de Madrid de marcha.
«El sistema RWECS, que ya ha sido testado en entornos controlados como competiciones en pista o eventos amateur, necesitaba dar el salto a una competición real con atletas profesionales. Sin embargo, no está exento de complejidad, porque hablamos de un circuito urbano de 1.000 metros, con gran afluencia de público, múltiples interferencias tecnológicas y un número elevado de participantes», añade.
El VAR de la marcha estará el domingo en la Gran Vía en los pies de los mejores del mundo: Perseus Karlström, Yang Jiayu, Antigoni Ntrismpioti, Evan Dunfee, Francesco Fortunato, Caio Bonfim, Alegna González, Raquel González Campos, Paul McGrath, Marc Tur…