El segundo proyecto de Hansi Flick al frente del Barça necesita varios ajustes. En ataque, los números que tenía el equipo el año pasado a estas alturas del curso son mucho mejores que los guarismos que presenta esta temporada. Pero, si algo está perjudicando notablemente sus intereses, eso es su rendimiento defensivo.
Ahora mismo, está muy claro que la marcha de Íñigo Martínez al fútbol saudí supuso toda una sacudida de la que el entramado que forma la zaga culé está aún pendiente de recuperarse. No en vano, el promedio de goles encajados por partido que presenta el equipo, con una media de 1,33 tantos por duelo, es el más alto en lo que llevamos de siglo para el conjunto barcelonista.
Los propios futbolistas son muy conscientes de ello. Tras el empate con sabor a derrota frente al Brujas, Eric García, quien muy posiblemente será baja por precaución ante el Celta y lleva ya una férula en su nariz, fracturada tras su encontronazo con Vermant, lamentó una fragilidad que apenas les dejó disfrutar de su primera remontada.
Eso sí, el de Martorell también quiso dejar muy claro que las tareas destructivas son responsabilidad de todos los que están en el campo, no única y exclusivamente de los zagueros. Sin una presión organizada y un buen posicionamiento, todo se resiente.
La táctica del fuera de juego, esa que tan buenos resultados le dio a Hansi Flick, no está funcionando precisamente como antaño. Bien porque los rivales han encontrado la forma de hacerles daño o bien porque la forma de ejecutarla no es todo lo perfecta que desearía, ya son varios los contrarios que han sido capaces de contrarrestarla. En Bélgica, además, el alemán abroncó públicamente a Koundé por su aparente despiste en la acción que supuso el 1-0 para los locales.
El equipo, además, parece estar acusando especialmente la ausencia por lesión de Joan García. Wojciech Szczesny ha encajado 15 goles en los 8 partidos que ha disputado como relevo del ex guardameta blanquiazul en la portería barcelonista. Y aunque la gran mayoría de ellos poco hubiera podido hacer para evitarlos, e incluso fue capaz de pararle un penalti a Mbappé en el último clásico, lo cierto es que existe la sensación de que, con el arquero de Sallent bajo los palos, quizás las cosas habrían sido diferentes.
La ausencia de Joan García
No en vano, en sus primeros partidos oficiales como azulgrana ya dejó varias intervenciones aparentemente milagrosas que, incluso, permitieron a los de Flick llevarse por lo menos un punto de su visita a Vallecas. El guardameta polaco, quien tiene más que asumido que su papel es guardarle las espaldas a su compañero, ya ha señalado que está especialmente ilusionado con la posibilidad de colaborar en el crecimiento de un portero que, desde su punto de vista, puede estar entre los mejores del mundo.
Un portero capaz de parar lo aparentemente imparable y mejorar el rendimiento defensivo son clave para que el Barça de Flick retome la vistosidad y eficacia de la temporada pasada. En su presentación, el alemán aseguró que siempre se fijó mucho en Johan Cruyff, alguien que prefería ganar marcando un gol más que el contrario en un partido de locos en lugar de rascar un único tanto y encerrarse en la zaga para lograr el mismo objetivo. El germano lo demostró, por ejemplo, ante el Benfica, en la fase de grupos del año pasado (4-5) o ante el Real Madrid en casa en la Liga (4-3). Ahora, con todo, está por ver si el equipo será capaz de retomar esa forma de antaño.




