El “reciclaje” de la ‘famiglia’ de Ancelotti: la llamada que “lo cambió todo”, una reunión en Italia y un ‘staff’ con dos jóvenes herederos

El "reciclaje" de la 'famiglia' de Ancelotti: la llamada que "lo cambió todo", una reunión en Italia y un 'staff' con dos jóvenes herederos

En el verano de 2021, después de las llamadas de Florentino Pérez y José Ángel Sánchez para tantearle sobre su vuelta al Real Madrid, Carlo Ancelotti tenía decidido con quién iba a ser su primera reunión de trabajo. No había dudas, porque su anterior experiencia en Valdebebas había dejado algunas lagunas que ahora, más de un lustro después, no estaba dispuesto a repetir. El técnico italiano cogió su móvil y agendó una charla en persona en Italia con Antonio Pintus, sargento de la preparación física del conjunto blanco, hombre clave para Zidane en las tres Champions consecutivas y fichaje galáctico de Florentino ese mismo verano. Quería trazar con él la nueva forma de ser del cuerpo técnico y del equipo.

Esa primera llamada de Pérez «lo cambió todo», cuentan, para un Ancelotti que navegaba en la mitad de la tabla de la Premier con el Everton, alejado de los grandes focos. En ese momento, el técnico asumió el cargo en el Bernabéu y asumió también la idiosincrasia madridista. Volvió con la experiencia de la primera vez, con lo bueno y lo malo. Y aprendió de ello para prepararse mejor, tanto él como su staff. Sabía que las cosas iban a ser diferentes en todos los sentidos, que la estructura del Madrid era distinta, que la preparación física era de Pintus y que el fútbol, y él mismo, había cambiado.

Ahí empezó su «reciclaje» y la reconstrucción de su famiglia, un cuerpo técnico capaz de dejar atrás los rumores y las polémicas de la primera era, competente para aprenderlo todo sobre el «fútbol moderno» que ahora eleva al Madrid en Liga y Champions y le permite superar las adversidades de las lesiones, y tan familiar como preparado para gestionar un vestuario sin egos.

El éxito del segundo aterrizaje de Ancelotti no ha sido casualidad ni suerte. La Champions y la Liga de 2022, la Copa de 2023, las Supercopas, las semifinales continentales del curso pasado… El Madrid de Carletto acumula dos temporadas y media de pura elite competitiva y más allá de la planificación deportiva, con fichajes extraordinarios como los de Bellingham, Camavinga o Rüdiger, el crédito también debe ir en dirección al banquillo. Ancelotti ha sido capaz de ganar en plena reconstrucción, de potenciar a los jóvenes mientras despedía (y despide) a veteranos, y de adaptarse a las necesidades de un club cuyo plan de traspasos no cambia por salidas o lesiones puntuales. «No hay quejas ni excusas», insiste.

De Vecchi y Mauri a Davide y Francesco

«Es un Ancelotti mucho más inteligente, más enérgico en los puntos necesarios y que se desgasta mucho menos que antes en departamentos para especialistas», explican los que viven el día a día del cuerpo técnico. Y es que si en 2013 sus grandes ayudantes eran los veteranos Villiam Vecchi, preparador de porteros, y Giovanni Mauri, preparador físico, ahora lo son Davide, su hijo, y Francesco, hijo de Giovanni. La sombra del nepotismo apareció durante los primeros compases de las carreras de ambos jóvenes, hace más de una década, pero el tiempo, la buena relación con los futbolistas y especialmente los éxitos han dado la razón al «reciclaje», como lo llaman en Valdebebas, de la famiglia de Ancelotti.

Carlo y Davide.Angel MartinezMUNDO

A esto ha ayudado también el Madrid, que ha liberado al italiano de la preparación física y de porteros y se la ha entregado al «sargento» Pintus y a Lluis Llopis. Es decir, los ayudantes principales de Ancelotti están única y exclusivamente para lo táctico y lo técnico. En 2015, mucha de la fricción vino de cómo era dicha preparación. Y los ayudantes de ahora son jóvenes, «dos enfermos del fútbol». Davide, de 34 años, segundo entrenador, y Francesco, de 35, analista técnico. Se han criado juntos, uno es el hijo de Carlo y el otro como si lo fuera. Actúan como contrapuntos del técnico y tienen «un peso muy importante». Lo ven todo, jugadores, ligas, nuevas tácticas… Y se lo resumen a Carletto, que asume un papel de mánager. Por edad, su conexión con la plantilla es mucho más fuerte que los anteriores.

Un vestuario sin egos

Ayuda, y mucho, un vestuario joven y «permeable», admiten en Valdebebas. Un grupo que se deja aconsejar y que ya no responde a los lideratos de antaño. Kroos y Modric, líderes por inercia competitiva, comparten las inquietudes tácticas y son los primeros que «se dejan entrenar». El staff, en el que sigue el readaptador García Parrales, mantiene un núcleo italiano completado por Beniamino Fulco (ex nutricionista en la primera etapa y ahora analista) y Simone Montanaro (ex del Sevilla que se unió a Ancelotti en Nápoles), además de distintos ayudantes en los que hay mayoría de españoles y transalpinos. Y en el techo de la pirámide, Ancelotti. Mánager reciclado y evolucionado, pero con el doble carácter de siempre. «Parece tranquilo y que deja hacer, pero sigue siendo el que manda», admiten en el club, donde han asistido a alguna sesión en la que el italiano ha mandado a la ducha a sus futbolistas porque no le gustaba lo que veía. «Cuando aprieta…», bromean los que le conocen.

El rumor de Brasil y las ofertas a Davide

Esa famiglia vivió algunos momentos extraños esta temporada cuando Ancelotti observaba toda la rumorología sobre Brasil, no tenía su contrato renovado y Davide comenzaba a recibir ofertas del extranjero para hacerse primer entrenador. El padre sabe que el hijo hará carrera de esto y que se llevará a Mauri con él, pero no será pronto tras la renovación de Carletto como entrenador del Madrid.

Carlo, Davide y Francesco son parte de la reunión diaria que hay cada mañana en Valdebebas (o en el hotel de turno). Antes o después del entrenamiento, el cuerpo técnico se junta para debatir tácticas, contrastar opiniones y, como buenos latinos, discutir de vez en cuando, incluso sobre cosas que no tienen nada que ver con el Madrid y sí sobre el futuro del fútbol. Tienen los roles bien definidos, tanto a nivel laboral como personal. Algunos más tímidos, otros, como Mauri, más calientes. En el Bernabéu alguna vez se le ve salir corriendo del banquillo para gritar a algún jugador. Lo lleva en la sangre.

«Davide y Francesco tienen mucha culpa de la evolución de Ancelotti», explican voces cercanas al vestuario. El técnico no ve 20 vídeos como antes, pero triunfa por el ímpetu de sus jóvenes, dentro y fuera del campo. Son los hombres de Carletto.

kpd